Se volvió paisaje la grave situación del Cauca
Por Aura Isabel Olano
El Cauca es quizás el departamento de Colombia que más ha sufrido la violencia en todas sus formas, causada por la guerrillera, por grupos de indígenas que llevan años sometiendo a la población y adueñándose de este territorio. Ya no se sabe cuáles sujetos pertenecen al ELN y a las Farc; cuáles son narcotraficantes y cuáles son delincuentes comunes.
En el último año, a pesar de la decretada “Paz total”, se ha recrudecido la violencia, asesinan policías, confinan y desplazan a las familias, atacan con explosivos a pueblos, invaden fincas y les prenden fuego, amenazan a propietarios y trabajadores, sin que las autoridades regionales y nacionales tomen medidas serias, se conforman con los ya desprestigiados “consejos de seguridad”, de los cuales no se conocen estrategias y mucho menos resultados.
Para no ir lejos, solo en lo que va corrido del mes de agosto, los criminales han hecho de las suyas en este departamento. Entre las demenciales incursiones se han registrado: un ataque con explosivos en Guachené, en donde dos policías resultaron heridos; en Morales, las denominadas “disidencias” de las Farc, (que en el Cauca no se acogieron al proceso de paz de la Habana), asesinaron a tres agentes de policía, sobrevivió uno de ellos, pero mal herido. Los cuatro adelantaban un puesto de control y fueron atacados de manera miserable con armamento pesado. El Plateado, corregimiento de Argelia, de nuevo es víctima de atentados terroristas, sus habitantes están sitiados.
En la noche del 24 de agosto, a eso de las siete, fueron lanzados artefactos explosivos contra la base del Batallón Pichincha, ubicada cerca al barrio San Bernabé del municipio de Santander de Quilichao, que conduce a Popayán, sector de alto tránsito vehicular, conductores y pasajeros sufrieron momentos de pánico.
Pareciera que esta delicada situación no les importara a muchos caucanos, que miran para otro lado, sin embargo fungen de políticos, mucho menos a sus autoridades, la vocería del gobernador Larrahondo es nula, tampoco al Gobierno nacional, a su ministro del Interior, el payanés Luis Fernando Velasco, que ni se inmuta con lo que está sucediendo en varias poblaciones de este martirizado departamento, que lleva décadas en medio de las balas, de la extorsión, del secuestro, de la invasión de la propiedad privada rural, de la corrupción, de la politiquería, de la impunidad.
Siendo el Cauca una de las regiones que apoyó a Gustavo Petro para que llegara a la Presidencia de Colombia, llama la atención que, ante toda esta violencia, no se haya puesto al frente de tan grave problemática, siendo el jefe de Estado y de Gobierno, suprema autoridad administrativa de Colombia y comandante supremo de la Fuerza Pública, a quien siquiera se le escuche un reproche hacia aquellos que le hacen tanto mal al Cauca, un departamento que él muy bien conoce, que lo recorrió palmo a palmo cuando formaba parte del M-19, cuyo “santuario” fue esta región, en donde se firmó el primer acuerdo de paz entre esa guerrilla y el Estado en 1990, justamente en Caloto, población en donde aún no ha cesado la violencia.
Todas esas circunstancias deberían mover las fibras de quien pasó de enfrentar al Estado, a ser su jefe supremo.
Que la gravísima situación del Cauca no se convierta en mero paisaje, defendiéndose solo con comunicados a la opinión pública, por parte de débiles gremios comarcanos.
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