Se diluyó el sueño de Caldas, de Fernández Pérez y de Negret Fernández
El jardín botánico, lanzado en febrero de 2001, no existe
Por Aura Isabel Olano
La Campana
El pasado 20 de julio se cumplieron 16 años del fallecimiento del ecólogo payanés, Álvaro José Negret Fernández, quien dejó importantes investigaciones en flora y fauna del Cauca, en especial del Pacífico.
Además de los estudios ambientales en la reserva de Tambito, hizo propio el sueño del sabio Francisco José de Caldas y del botánico Álvaro Fernández Pérez, de darle a Popayán un jardín botánico.
La muerte, de manera prematura lo sorprendió en 1998 cuando, precisamente, gestionaba recursos para el proyecto en la CRC, en el Municipio de Popayán y en la propia Universidad del Cauca, en donde era vicerrector de Investigaciones.
Dos años después de su deceso, el 23 de febrero de 2001 la Universidad del Cauca, bajo la rectoría de Danilo Vivas Ramos; la CRC, dirigida por el ingeniero Libardo Antonio Romero; la Alcaldía en la administración de Felipe Fabián Orozco, y el Grupo de estudios Ambientales de Unicauca, GEA, hicieron el lanzamiento del Jardín Botánico en el Paraninfo Caldas de la Alma Mater, con el nombre de Álvaro José Negret Fernández, en homenaje a su impulsor. Asumió como director general el ecólogo y profesor Apolinar Figueroa Casas.
De la firma del convenio de esa “empresa estratégica interinstitucional”, como se le denominó, solo existe el registro fotográfico, mas no el jardín botánico que Negret Fernández proyectaba en La Cabaña, predio que el Municipio de Popayán se comprometió a aportarle al proyecto.
El jardín botánico era un parque jardín, que además permitiría conservar las riberas del río Cauca, en el sector de La Cabaña y, por qué no, a lo largo de ese gran afluente en la ciudad, según le dijo a La Campana la geóloga Patricia Torres, esposa de Negret Fernández, quien compartió con este medio sus recuerdos, la obra y los proyectos de quien fuera un investigador de tiempo completo, un enamorado de la naturaleza, la que estudiaba in situ, para lo cual hacía largas expediciones, las narraba de manera deliciosa con una prosa impecable, como el más erudito de los cronistas. Esos valiosos relatos quedaron en los archivos del desaparecido diario El Liberal, y algunos están publicados en el tomo I del libro “Historia, geografía y cultura del Cauca. Territorios posibles”.
Dieciséis años después
En el Cauca se han lanzado muchos proyectos, de los que luego no se vuelve a saber nada, siendo uno de ellos el jardín botánico, razón por la cual el periódico La Campana, que en su edición del 2 de marzo del 2001 publicó un reportaje sobre lo que sería el jardín botánico, que según su director, el investigador Apolinar Figueroa, tendría vivero, invernadero, áreas de frutales, plantas cultivadas, bosque nativo, ambientes especiales, orquidiario, ambiente acuático, sendero ecológico, etc., 16 años después La Campana lo volvió a entrevistar para saber qué pasó con ese proyecto.
El aporte del municipio, según el acuerdo que se celebró con bombos y platillos, representado en el predio La Cabaña, no se materializó, debido a un litigio sobre ese inmueble con un particular. Por esa razón la Universidad destinó parte de la finca La Rejoya, de su propiedad, para el desarrollo del jardín botánico.
La Campana también ofició a la Universidad del Cauca, que informó sobre el convenio 073 de 1999 suscrito por la Alma Mater, el Municipio de Popayán y la Corporación Autónoma Regional del Cauca, CRC, que tuvo varios otrosí. Se refirió a los desembolsos recibidos de la CRC, para el proyecto jardín botánico, en cuantía de $263.967.834 y los gastos realizados: Por concepto de Honorarios ($57.207.840); compra de equipos ($74.304.694); materiales y suministros ($35.750.880); adecuaciones locativas ($77.763.959); viáticos y gastos de viaje ($4.119.096); impresos y publicaciones ($13.227.225)
Incluyó, igualmente, un informe que le fue solicitado al director del jardín botánico, profesor Apolinar Figueroa Casas, quien hace un recuento del proyecto y las acciones que, según él, se ejecutaron. Finalmente, la oficina Asesora Jurídica de la Alma Mater informó sobre un proceso contencioso administrativo que cursa en el Consejo de Estado, adelantado por la CRC desde el año 2005 contra la Universidad del Cauca, con el fin de que se liquide el convenio No. 073 de 1999. Dicho proceso se encuentra para fallo.
Entre tanto la CRC en su respuesta a La Campana, cuya demora fue significativa, debido a que no se encontraron archivos sobre el convenio ni el seguimiento al proyecto jardín botánico, respondió que inicialmente el convenio se estableció por $300 millones y por un otrosí del 25 de septiembre de 2001 se adicionó su aporte en $180 millones, para un total de $480 millones, pero que de manera efectiva Unicauca recibió $263.967.833. Solo incluye un informe del entonces director del jardín botánico, y da cuenta del proceso que cursa en el Consejo de Estado.
Así mismo, La Campana entrevistó al entonces director del jardín botánico, profesor Apolinar Figueroa Casas, y a geóloga Patricia Torres, esposa de Álvaro José Negret, impulsor del proyecto.
“No hay jardín botánico, pero quedó el herbario”: Apolinar Figueroa
L.C. Profesor: Al morir el ecólogo Álvaro José Negret, usted retomó el proyecto del jardín botánico. ¿Qué sucedió luego?
A.F.C. Conseguimos unos recursos con la Corporación Autónoma Regional del Cauca, CRC, los cuales se invirtieron. Se suponía que el sitio donde se podría hacer, era en la Cabaña, pero el alcalde de la época tenía compromiso con los trabajadores y no se logró. El rector de la Universidad del Cauca, en ese momento Rafael Eduardo Vivas, nos ofreció la finca que tiene la Universidad en La Rejoya. Allí arrancamos el ejercicio, invertimos la plata de la Corporación que se nos entregó, hicimos obras, jardines, trajimos el germoplasma y lo montamos, mantuvimos el ejercicio por más de diez años.
L.C. Pero nunca se supo del jardín botánico
A.F.C. Sí, está inscrito en el Sistema Nacional de Jardines. Lo que pasa es que para los jardines botánicos como ustedes están acostumbrados a ver en Bogotá, se necesitan miles de millones de pesos. Nosotros simplemente mantuvimos la parte botánica investigativa y es la que se sigue manteniendo. De ese ejercicio, una de las cosas más importantes que quedan es el herbario de la Universidad que tiene cerca de 43 mil especies registradas y es referencia nacional, que está aquí (en el Museo de Historia Natural) porque necesita condiciones de humedad, de temperatura y de registro. Eso está a cargo del botánico Bernardo Ramírez y del profesor Diego Macías Pinto.
L.C. Pero un jardín botánico como tal no existe
A.F.C. Eso quedó en manos de la Universidad y en este momento están hechas las colecciones vivas en la finca, está guardado todo el germoplasma. Los que mantienen ese ejercicio son el Departamento de Biología y la Facultad de Ciencias.
L.C. Si digo que Popayán tiene un jardín botánico, ¿estoy diciendo la verdad?
A.F.C. Creo que no, porque la Universidad no continuó con el ejercicio. Ese proyecto se continuó con recursos propios de los profesores y hoy en día lo que queda de eso son las colecciones de referencia científica que están en el herbario.
L.C. Entonces, el sueño que tuvieron el sabio Caldas, el botánico Fernández Pérez y el ecólogo Negret Fernández, de dotar a Popayán de un jardín botánico, ¿nunca se cristalizó?
A.F.C. Para mí, no se ha cristalizado exactamente, lo único que queda de eso, básicamente, son las colecciones. Mire, para que sepa, los profesores pusieron plata de su bolsillo para poder sostener más de diez años el ejercicio. La Universidad no puso dinero. O sea, institucionalmente no hubo un compromiso a largo plazo. Nosotros registramos el jardín, lo entregamos, hicimos los caminos, las siembras vivas, las colecciones, pusimos los botánicos, trabajaron los estudiantes durante muchísimo tiempo y aún ahora siguen trabajando.
L.C. En la Rejoya, en donde se suponía se desarrollaba un jardín botánico, también había una marranera, ¿por qué?
A.F.C. Ese es el otro cuento. En ese momento había otro interés en la Facultad de Ciencias Agropecuarias, y uno no tenía el poder político interno para que esa situación se pudiera arreglar, y no coincidían dos cosas, un jardín botánico para investigación con una granja.
L.C. ¿Cuándo renunció a la dirección del jardín botánico?
A.F.C. Nosotros cumplimos en función de las actividades que desempeñamos en la Universidad. Durante más de siete años mantuve la actividad, entonces entregué a la Facultad de Ciencias y al Departamento de Biología, para que los botánicos, porque yo no soy botánico, soy ecólogo, continuaran las colecciones, que fue lo que hicieron. Es una actividad de orden institucional.
LC. Se firmó un convenio en el Paraninfo, ¿qué pasó con ese compromiso?
A.F.C. No había voluntad política. ¿Sabe quién hizo eso? Yo. ¿Sabe quién fue el que los reunió, los sentó, los obligó a que firmaran? Yo. No lo hizo nadie más. Yo fui el que se echó esa responsabilidad y además me la eché consiguiendo la plata. Es más, se pudo hacer porque en ese momento yo era el representante de la Junta Directiva de la CRC.
L.C. ¿Quién tiene la responsabilidad del supuesto jardín botánico?
A.F.C. Tendrías que preguntarle a la gente de biología y al decano de la Facultad, en qué quedó eso exactamente.
L.C. El sueño y el esfuerzo hecho, ¿quedó en una colección?
A.F.C. Es que no es cualquier colección.
L.C. Entiendo, pero no es un jardín botánico
A.F.C. No, no entiendes. Una colección es el referente científico internacional, no es el referente científico para el patiarrastrado que está en Popayán en las esquinas. Una colección es lo más importante que se puede dejar y tener. Un legado que no se le puede olvidar a la gente, es la recuperación del Museo de Historia Natural y ese es un legado de Álvaro José Negret. El herbario está en este Museo.
El herbario hacía rato venía funcionando: Patricia Torres
L.C. ¿Qué pasó con el proyecto Jardín Botánico Álvaro José Negret?
P.T. Había el sueño de hacer un jardín botánico para Popayán. Fue el deseo del sabio Caldas y del doctor Álvaro Fernández Pérez, y Álvaro José la retomó, pero infortunadamente murió y quedaron unos dineros danzando en el ambiente, que algunas personas pensaron recogerlos como también las banderas del proyecto jardín botánico, pero realmente no las recogieron. No es que se hayan echado el dinero a sus bolsillos, sino que se le dio un uso que no correspondía al objetivo del proyecto, que era iniciar el proceso de hacer realidad un jardín botánico para Popayán. Cuando se acabó el dinero inicial, ya no había energía para buscar más financiación, porque era muy difícil. Adquirieron unos equipos que no sabemos en dónde están, cuáles son, tal vez fortalecieron otros grupos de investigación, pero nunca el jardín botánico Álvaro José Negret, para lo cual eran los recursos. Cuando se acabó el dinero, se acabó el sueño.
L.C. ¿Qué hay en la Rejoya?
P.T. En la finca la Rejoya de Unicauca no hay un jardín botánico, nunca lo hubo. Lo único importante era capturar ese dinero que estaba volando, antes de que lo cogiera otro. Hubiera sido loable si se hubiera utilizado en el jardín botánico, pero no se hizo, no hay nada. Lo que existe es el herbario, que es un sitio en donde se están conservando unas especies, pero no vivas, como es un jardín botánico, entonces no hay jardín botánico, porque el jardín botánico nada tiene que ver con el herbario que hacía rato venía funcionando y lo han venido fortaleciendo los profesores Bernardo Ramírez y Diego Macías, con proyectos e investigación y salidas de campo de docencia.
L.C. En memoria de Álvaro José Negret, se hizo el lanzamiento del supuesto jardín botánico en el 2001 en el paraninfo Caldas. ¿Qué piensa ahora de ese suceso?
P.T. Creo que me engañaron, que engañaron a la ciudadanía de Popayán. La ciudad perdió la oportunidad de haber hecho algo interesante. Después de 16 años, y de ver los periódicos de la época, los cuales guardo, me siento utilizada. Es decir, cómo la gente maneja los sentimientos de los demás, la tristeza de una viuda, de unos hijos, de los alumnos, los amigos y la comunidad entera. Se capturaron unos dineros y ya. Lo expresé muchas veces, póngale al jardín botánico el nombre que quieran, pero háganlo, el anzuelo era ponerlo Álvaro José Negret, que es casi que utilizar el nombre de alguien que ha muerto para reunir dineros, eso me parece muy irrespetuoso, no estoy de acuerdo, me parece que fue deshonesto desde todo punto de vista, porque jugaron con un sueño, con una propuesta, el mundo que yo concibo no es así.
L.C. El profesor Apolinar Figueroa reconoce que no hay jardín botánico, pero que se justifica porque hay un germoplasma, un herbario y porque está inscrito en el Sistema Nacional de Jardines.
P.T. El jardín botánico no está inscrito en la red Nacional de Jardines Botánicos de Colombia, porque no cumple con los requisitos exigidos y el herbario pudo haber sido un proyecto a la par con el jardín botánico, pero nada que ver, el herbario nació mucho antes, en 1982 ya existía un herbario en la Universidad del Cauca, después lo fortalecieron los profesores Bernardo Ramírez y Diego Macías. El jardín botánico empezó a tener cuerpo en 1996, hubo entonces más de 10 años de diferencia entre lo que era el herbario y la idea de jardín botánico.
L.C. ¿Qué es un jardín botánico?
P.T. Realmente no sé mucho de esto, soy geóloga, pero entiendo que un Jardín Botánico es una institución que tiene colecciones de plantas mantenidas y organizadas científicamente, por lo general documentadas y etiquetadas. Un jardín botánico articula la investigación y la recreación, por esto está abierto al público y es un espacio de esparcimiento para la comunidad.
L.C. Entiendo que el jardín botánico que proyectaba Álvaro José, en el sitio La Cabaña, además de conservar las especies vegetales, planteaba el ordenamiento mismo de la ciudad. ¿Qué hay de cierto?
P.T. Esa era la idea y hubiera representado (y qué pena que todo se tenga que decir en Popayán “hubiera”) un sitio en donde se tuvieran no solo especies vegetales de la región, sino también se hubieran conservado las rondas del río Cauca, impidiendo que se construyera allí. Se proyectaba un sitio para la investigación, para el esparcimiento, que reuniera muchísimos aspectos que no tiene Popayán, por esto la idea inicial era un Parque Jardín.
La ciudad ha crecido sobre los ríos y lo seguirá haciendo, porque la gente no dimensiona la importancia de los sistemas fluviales y de la parte ecosistémica relacionada con éstos. Se está urbanizando sobre los cauces y riberas de los ríos, y el jardín botánico en ese sitio hubiera generado cultura, conciencia y conocimiento de lo que tenemos que guardar, y no se pudo hacer, fue un sueño fallido.
Cuando uno ve la dimensión del problema del crecimiento urbanístico de Popayán, se da cuenta de que fue desafortunado para Popayán no haber desarrollado ese proyecto. Se perdieron los recursos aportados, que eran la semilla, puede que fueran pocos, pero no creo que lo fueran $750 millones, que es lo que yo recuerdo como ofrecimiento inicial. No sé los posteriores intríngulis.
Hace 30 años Popayán ofrecía todas las condiciones para ser la mejor ciudad del mundo, tenía fragmentos de bosque muy copiosos, estaba cerca a zonas rurales. Hubiera podido crecer organizadamente, y el jardín botánico sería el corazón de la ciudad. En tres décadas la meseta de Popayán ha sido exterminada, los fragmentos de bosque han sido talados, quedan muy pocos. Hoy sería una capital ecológica.
artículo publicado en la edición impresa de diciembre 19 de 2014
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