Por presión de grupo indígena, piscifactoría corre el riesgo de desaparecer
Indígenas dicen no interesarles el empleo para su comunidad sino la “recuperación de sus tierras ancestrales”.
Por: Alberto Muñoz Olano
La existencia de la única empresa piscícola productora de trucha arco iris en el país, que genera más de 100 empleos directos, que produce 720 toneladas de trucha al año y que parte de esa producción la exporta a los exigentes mercados de Estados Unidos y Alemania que no toleran el uso de productos químicos en alimentos, continúa siendo amenazada por un grupo de indígenas de la región.
Lo paradójico, es que los trabajadores de El Diviso, empresa agroindustrial, ubicada en la vereda Quintana, del Municipio de Popayán, pertenecen a la misma comunidad de la que padecen constantes vejámenes.
De esa conducta fueron testigos varios periodistas de diferentes medios de comunicación del Cauca y del Valle del Cauca, entre ellos el periódico La Campana, que el pasado 12 de marzo fueron invitados por los directivos de esta empresa para mostrar la problemática que enfrenta y lo que representa en la economía regional y nacional. Desde 1990 cuenta con el aval del Invima y es la única de su género con licencia para exportar a la Comunidad Económica Europea, hazaña que logró gracias a que está certificada, como pocas empresas en América Latina. Ha aprovechado sus fuentes hídricas para generar su propia energía eléctrica.
Argumentan que están en “proceso de recuperación de las tierras ancestrales”, para presionar a sus propietarios a vender al Estado, ya sea por “las buenas o por las malas”, como se los han hecho saber. Afirman que no tienen tierras y que esas las necesitan, aunque lo curioso es que toda la tierra alrededor de la finca de El Diviso, es de propiedad de cabildos indígenas, sin embargo no se observa que estén habitadas y tampoco que se desarrolle una actividad productiva.
El grupo de periodistas vio llegar a trabajadores de El Diviso, encargados de la lechería, con los rostros llenos de boñiga y heridos en su dignidad. Además de haberles arrojado ese excremento, fueron objeto de insultos y ultrajes de personas de su misma comunidad. A pesar de que hay presencia del Ejército Nacional en el sitio, quienes invaden esos predios intimidan a los trabajadores, dañan los pastizales y les queman los elementos de trabajo. Adicional al cultivo de la trucha, El Diviso tiene ganadería, la que también está siendo afectada por los agresores.
“Estábamos ordeñando, cuando llegaron garroteando las tinas, nos echaron boñiga en la cara, nos dieron garrote y nos golpearon en la espalda con los machetes. Nos decían que éramos unos sapos”, le comentó uno de los trabajadores al periódico La Campana, quien dijo tener rabia por ese comportamiento agresivo, pero que la debía controlar.
A los indígenas no les interesa la empresa: Juan Manuel Dueñas
El representante legal de la empresa El Diviso, Juan Manuel Dueñas, habló con La Campana sobre la compleja situación que enfrenta esta empresa agroindustrial.
¿Cuántos empleos genera la empresa?
En forma directa, más de 100 empleos, incluyendo aprendices del SENA, e indirectamente genera empleos entre los comercializadores del producto, contratistas de mantenimiento, vecinos de la piscifactoría, cuyas actividades dependen de los ingresos de los trabajadores de la empresa, que en su gran mayoría son de la región. Algunos de ellos tienen parcelas y deben contratar personal que trabaje, para que ellos puedan laborar en la piscifactoría.
¿Cree usted que al entregar estas tierras a los indígenas, sobreviviría la empresa con el desarrollo que tiene y los empleos que genera?
Es la pregunta del millón. Todos estamos preocupados por esta situación y en sus manos vemos un futuro complicado para la empresa, creemos que los indígenas no están interesados en que sobreviva esta industria.
La misma respuesta
En medio de esta entrevista, los directivos de la piscifactoría se acercaron a los indígenas invasores para tratar de hablar con ellos, y La Campana fue testigo de esa conversación:
El Diviso: les preguntó: ¿Qué quieren?
Indígenas: Estamos en proceso de recuperación de tierras ancestrales.
El Diviso: Pero si toda la región es de ustedes y casi no está habitada…
Indígenas: Está adjudicada a otros indígenas, por eso queremos estas tierras.
El Diviso: Pero esta Piscifactoría es la única que genera trabajo formal en la zona.
Indígenas: Eso no nos interesa, queremos las tierras.
El Diviso: No está a la venta, nuestro trabajo y el trabajo de más de 100 personas que también son indígenas como ustedes, que viven en esta región, dependen de la piscifactoría.
Indígenas: Van a tener que vender porque estas son tierras ancestrales.
El Diviso: Pero la propiedad de estas tierras es legítima, adquiridas legalmente desde hace décadas.
Indígenas: Eso no nos interesas, estamos en proceso de recuperación de la madre tierra.
El Diviso: ¿Qué va a pasar con la empresa?
Indígenas: Eso no es importante para nosotros, nos interesa es la tierra.
El Diviso: ¿Qué va a pasar con los empleos? ¿No les interesan los ingresos de los empleados, que también son indígenas como ustedes?
Indígenas: No es nuestro problema.
El Diviso: Nosotros estamos trabajando en un proyecto para ampliar la empresa y vamos a generar 30 empleos más, les ofrecemos a ustedes esos trabajos.
Indígenas: Mire, nosotros queremos las tierras, esos trabajos de los que usted habla, no nos interesan, no los queremos, a ustedes les va a tocar irse porque nosotros queremos es la tierra.
artículo publicado en la edición impresa del 30 de abril de 2015
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