Popayán, una ciudad insostenible
Por Andrés Illera
Para los payaneses el día a día, quizás no les permita preguntarse qué tan atractiva es su ciudad, si, como muchos dicen, es un buen lugar para vivir.
Examinemos esta suposición a través de un recorrido por el modelo de ciudad sostenible que un visitante y/o turista pensaría poder descubrir.
Comencemos por el norte de la ciudad, que se irradia con bosques artificiales de Pino y Eucalipto, sembrados a lado y lado de la carretera, especies que han desplazado los bosques nativos, afectando un ecosistema natural. ¿Serán estos bosques capaces de capturar las emisiones de CO2 y mantener el aire puro? O se han convertido en una amenaza para las diferentes especies de la región, incluido nuestro hábitat. No olvidemos los incendios forestales de Chile, los cuales se propagaron por medio de estos mismos bosques artificiales que, al parecer, permiten una rápida expansión del fuego. La calidad del aire debe ser el inicio de una ciudad sostenible.
Justo, antes de ingresar al primer centro urbano del norte de la ciudad, está ubicada la zona industrial: ¡increíble! Las emisiones de una fábrica de asfalto se balancean sobre la vía, se puede percibir el olor de las partículas, las cuales van directo al sistema respiratorio. ¿Cuál es el objetivo de esta planta? Al parecer no importan las emisiones si la necesidad es tapar huecos en las vías de Popayán, y las enfermedades respiratorias de quienes viven alrededor de esta zona industrial pueden presentarse. Sin duda, me lleva a pensar que no es muy sostenible este modelo de desarrollo.
Al enfrascarnos en el primer semáforo se percibe una lucha por el espacio público, entre las motos, los carros, las bicicletas, la gente de a pie, los locales comerciales y vendedores ambulantes, todos en busca de su espacio, es un caos; lo más alarmante es la anarquía, la falta de autoridad se hace evidente, los niveles de contaminación se elevan, se pueden sentir, y la calidad del aire, por supuesto, se deteriora.
Al seguir el camino vemos edificios de apartamentos y conjuntos cerrados que han ido surgiendo, los cuales se construyen en vías o arterias que conectan con la vía principal: “La Panamericana”, un desarrollo inmobiliario que desborda los límites de crecimiento sustentable de la ciudad, lo que ha generado mayor congestión vial, afectando la calidad de vida de muchos ciudadanos. Al parecer, no ha existido planeación urbanística, no se evidencia la creaciónón de áreas verdes para generar convivencia entre los habitantes.
La municipalidad al perder el horizonte de desarrollo sostenible, o dada la inexistencia de este, ha permitido que la inversión privada tome las riendas del desarrollo de la ciudad, y el financiamiento puede estar basado en la renta por la venta de coca y marihuana, dineros que se invierten o “lavan” en proyectos de vivienda, y una vez más se evidencia la falta de autoridad para controlar estos capitales de inversión.
Ya adentrados en la urbe, al parecer existe la creencia que desarrollo es la construcción de centros comerciales para satisfacer la demanda de un consumo masivo: “consumo luego existo”. Nos preguntamos, ¿en dónde están las áreas verdes?, los parques con árboles que puedan capturar las emisiones de todos los ciudadanos y de sus vehículos contaminantes. No existen, no se invierte en la compra de un metro cuadrado para sembrar árboles, quizás no es sostenible en lo financiero, podrán pensar.
La coexistencia entre los habitantes de la ciudad se torna más turbia, tal vez ocasionado por el influjo o migración de gente de otras regiones hacia Popayán, lo que ha descontextualizado al payanés, no hay reglas de comportamiento, se siente un irrespeto entre los ciudadanos y un aire de superioridad que hace que la ciudad no progrese.
Ya en el centro de Popayán se aprecia el uso masivo de carros, la gente confinada en angostos andenes, y las motos en constante movimiento, todo se ve desordenado, tal vez el centro histórico sea el punto de contaminación más alto de la ciudad, tanto que se percibe el hollín en la nariz, esa marca negra al pasar un pañuelo sobre ella lo evidencia. El centro histórico está en vía de desaparecer, no hay protecciónón a la arquitectura colonial, el comercio es un cáncer que se está devorando lo poco que queda de esta arquitectura. La ciudad de Popayán debe cambiar su modelo de desarrollo económico por uno sostenible y debe iniciar por la conservación de la calidad del aire que respiramos.
El alcalde ha demostrado interés por mejorar muchos aspectos de la ciudad, pero su ejecución es muy mediocre, el consejo es centrarse en una política de desarrollo sostenible, enfocada en la conservación del aire, regulando todo el desarrollo de la ciudad, haciendo que el que contamine pague y plantear un modelo de chatarrización de vehículos; no es posible que circulen carros con más de quince años de antigüedad y muchos de estos con matrículas de otras ciudades.
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