Política de vivienda para las víctimas
Por Gabriel Bustamante Peña
La política de vivienda y hábitat digno para las víctimas debe ser construida desde la perspectiva de las personas afectadas por el conflicto, y no desde la lógica tradicional de la construcción de vivienda, que es la de los intereses privados, especialmente la de los constructores y los terratenientes. Intereses que hacen que la vivienda sea una política económica y no social.
La política de vivienda y hábitat para las víctimas se da en un contexto de extrema pobreza (los más vulnerables dentro de los vulnerables), por lo que se convierte en una herramienta de lucha contra la exclusión y la miseria. La política debe ayudar a romper el círculo vicioso de la pobreza, sacando a las víctimas de la periferia y rompiendo los procesos de segregación socio-espacial.
Dicha política por esto, va más allá de la entrega de casas e involucra un ejercicio de planeación urbana de integración social y económica de las víctimas. Ya que, una planeación desde el ser humano, puede ayudar a la inclusión positiva de las víctimas en las ciudades, en espacios urbanos reparadores y que favorecen la reconstrucción de tejido social para ellas.
Además, la política de hábitat y vivienda debe ir acompañada de un fortalecimiento de la economía familiar de las víctimas, como garantía de construir viviendas y entornos dignos y sostenibles. La política debe combatir y corregir la desigualdad social y la segregación, que se ha originado por anteriores políticas de vivienda aplicadas a población desplazada, y caracterizada por una carencia de infraestructura y de servicios, que excluye a la población vulnerable, le limita el ejercicio de ciudadanía y atenta contra su dignidad humana.
La política debe ser articuladora e integradora de todo el proceso de atención, estabilización y reparación integral de las víctimas, para esto debe compatibilizar la vivienda con el empleo y la generación de ingresos, por medio de su localización estratégica, y de novedosos programas de vivienda y hábitat productivos, tanto en lo urbano, como en lo rural.
La finalidad última de la política debe ser el brindar las garantías para que las víctimas tengan una vida digna, como condición necesaria para consolidar la paz en el país. Más cuando son las víctimas quienes más sufren los estragos de la miseria, y dicha condición surge por relación directa con el conflicto armado, teniendo claro que hay que hacer una apuesta como sociedad para redimensionar el derecho a la ciudad para las víctimas.
publicado en la edición impresa del 11 de octubre de 2013
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