Mirada a Colombia y a Popayán de viajera alemana
Popayán me sorprendió.
Por Lara Falkenberg (*)
Popayán me sorprendió. En la noche del miércoles, y en medio de un enjambre de ciclistas, atravieso la ciudad blanca. Al pasar, veo los lugares que marcaron mi primera impresión de Popayán en esa semana: los cafés del barrio La Pamba, donde encontré amigos y escuché ensayos de grupos de música; el Parque Caldas, en donde me quedé charlando con estudiantes; El Morro, en donde tomamos fotos para una nueva revista juvenil; la Arcada de la Herrería, en donde bailé en un concierto… En mis primeros días en Popayán conocí una ciudad adolescente y viva, en cada esquina hay un proyecto cultural empezando a despertar.
Crucé la frontera colombiana con sentimientos encontrados. Cierto, los tiempos en los cuales viajeros dejaban de lado a Colombia, son pasado. Con humor y razón, la campaña turística de Colombia, liderada por Proexport, dice: “El único riesgo es que te quieres quedar”. Mientras las noticias al extranjero me mostraban, ante todo, pobreza y violencia, entre los viajeros, ya hace unos años que Colombia es reconocida por sus hermosos paisajes y gente acogedora.
Hay un motivo más por el cual vale la pena descubrir a Colombia: se le reconoce, nuevamente, como un país que está a la vanguardia cultural en América Latina. Después de décadas de conflicto, la nueva Colombia da lugar al desarrollo de diversas formas de expresión y difusión cultural.
Este movimiento es impulsado, en particular, por los jóvenes. Primordialmente, en las ciudades nacen proyectos y lugares que promueven una cultura joven y alternativa. Centros culturales y cafés, son lugares de encuentro e intercambio. Paula, una estudiante de cine de 24 años, me cuenta cómo se maravilló del cambio en su país, cuando lo visitó en 2012. “Sentí que Colombia está cambiando; después de haber vivido seis años en Buenos Aires, me sorprendió: ¡cuánto movimiento cultural hay en Colombia! Vi que la generación joven se activa y que está naciendo algo muy lindo.” Hoy, un año después, ella vive de nuevo en Bogotá, y en breve abrirá un centro cultural. “Volví por eso. Quería ser parte de ese cambio en mi propio país.” Y no es la única. “Casi todos mis amigos colombianos, residentes en Buenos Aires, han regresado o están por regresar. Sentimos que ahora es el momento para aportar al cambio en Colombia”.
No solo en la capital se nota ese cambio. Conociendo a Popayán, pude entender la motivación de Paula para volver a Colombia. Con más de 15.000 estudiantes, la ciudad universitaria tiene una población joven y activa. Se nota el crecimiento de una cultura que viene de los jóvenes. Para Natalia, una rockera de 18 años, la segunda versión del Festival “Vive Rock Popayán”, que tuvo lugar el sábado 25 de febrero en la Arcada de la Herrería, es un buen ejemplo. El evento promueve el talento de las agrupaciones musicales de la región, lo que genera espacios de expresión artística a través de la música. Estos espacios se están abriendo más y más en la ciudad. Un ejemplo es el “Café Pinemma”, que se acaba de abrir. Allá encuentro a Myriam, de 35 años, que siente lo mismo: “Hace dos años que la cultura joven está creciendo en Popayán. En el centro, particularmente en el barrio La Pamba, abrieron varios bares y cafés, en los cuales los jóvenes se encuentran. Se hace teatro, hay talleres de literatura, y jóvenes músicos de la ciudad tienen la posibilidad de presentarse. ¡Siento que esto es solo el comienzo!
El poeta alemán, Hermann Hesse, escribió: “En el fondo de cada comienzo hay un hechizo”. Estar en el comienzo de algo tiene una magia particular, y quien va a descubrir a Colombia ahora, puede sentirla. Y tal vez, esa magia crea el riesgo para el viajero de querer quedarse para ser parte de ella.
Lara Falkenberg, 23 años, periodista alemana. Desde agosto 2012 está descubriendo América Latina, y recién llegó a Colombia.
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