“Llegaría a la Gobernación del Cauca con obras”: Leonardo Barrero Gordillo
Un general que ha recorrido a pie el Departamento promete trabajo y gestión.
Pie de Foto: General ( r ) Leonardo Barrero Gordillo, candidato a la Gobernación del Cauca.
Con gran propiedad y conocimiento, como si hubiera nacido en estas tierras, habla del Cauca el general en retiro, Leonardo Alfonso Barrero Gordillo, candidato a la Gobernación del Cauca con el aval del Centro Democrático.
A pesar de que oficializó su aspiración política el 12 de julio anterior, día del cierre de inscripciones, y que sus contendores llevaran meses haciendo campaña, la candidatura de Barrero Gordillo pronto comenzó a tomar fuerza. Quienes conocían y se beneficiaron de los proyectos productivos que impulsó en el Cauca, entre ellos desplazados por la violencia y reinsertados de autodefensas y de grupos subversivos, como también comunidades indígenas, se convirtieron en multiplicadores de la candidatura de quien los había combatido, pero también construyó con y para ellos nuevas alternativas de vida, empezando, como dice el ex comandante de las Fuerzas Militares, por el cambio de actitud.
Dice conocer más que sus contendores al Departamento del Cauca, sus necesidades, fortalezas y a su gente.
L.C. ¿Por qué aceptó ser candidato a la Gobernación del Cauca?
G.B.G. En los últimos 10 años de mi vida militar estuve como comandante en el Cauca, confrontando la amenaza de la época y en las regiones en donde íbamos inclinando la balanza a favor del Estado, con victorias militares, las comunidades nos reclamaban obras de desarrollo social, me pedían puestos de salud, escuelas y programas de beneficio comunitario. Esperé de manera prudente a que los políticos de turno lo hicieran, entonces entendí que había un compromiso social más allá de la responsabilidad militar y que tocaba a asumir el reto. Fue así como comenzamos a estructurar una serie de proyectos productivos y nos convertimos, prácticamente, en articuladores entre las necesidades de la comunidad y los recursos del Estado, tanto que generamos proyectos productivos por valor de $5.600 millones y se proyectaron $ 17.000 millones, beneficiando a unas 17.000 familias.
Este trabajo lo realicé durante ocho o nueve años, sin ningún tipo de protagonismo, nunca di entrevistas, no se lo comenté a la prensa, era una labor callada, solo me animaba el hecho de servir a la comunidad para mitigar sus necesidades.
Llevaba año y medio retirado del Ejército, pero no desvinculado del Cauca, porque era muy difícil sustraerse a las responsabilidades que había adquirido con los líderes comunitarios que creyeron en mí y que me ayudaron a construir para ellas los proyectos productivos. Seguí haciendo gestión en Bogotá, utilizando los contactos que había logrado durante mi vida militar, por eso cuando el gerente del partido Centro Democrático, Eduardo José González Angulo, me llama para ofrecerme la candidatura a la Gobernación del Cauca. Luego sucedieron las llamadas de la senadora Paloma Valencia y del ex presidente Uribe, a quien es muy difícil decirle que no, porque a pesar de que podía estar descansando, da demostración de trabajo por el país. También era difícil sentarme a esperar a que la vida pasara sin comprometerme con un Departamento al que le había dado mucho, pero al cual le debo todo y guardo grandes satisfacciones. Tuve la oportunidad de conocer la calidad de su gente.
Con la seguridad de no venir a improvisar, sino lo contrario, vi la oportunidad de continuar un trabajo que corresponde al lema de mi campaña: Seguridad y Desarrollo. Seguridad para el desarrollo del Cauca. A través de la seguridad, poder generar un ambiente atractivo para la inversión y, por ende, el desarrollo económico del Departamento.
L.C. ¿Cómo ha recibido la ciudadanía su candidatura?
G.B.G. Pensaba que por haber sido militar, de pronto habría algún tipo de rechazo a mi candidatura, pero ha sido todo lo contrario; las personas ven en mí la oportunidad de un cambio, una alternativa diferente, una opción distinta porque no procedo de la burocracia. Saben que no vengo a hacer ningún tipo de negociado. No me anima nada distinto al de servirle al Departamento, como ha sido una constante durante 40 años de servicio a la Patria y en esta oportunidad no es nada nuevo. La gente ha sido muy receptiva y cálida. Se ha vuelto común escuchar expresiones como: “Yo no sabía por quién votar, y hoy tengo por quién votar”. No vengo con compromisos, entraría a la Gobernación sin ningún amarre. Eso me da soltura, libertad de acción, posibilidad de ejecutar políticas estatales con carácter propio, con identidad y sin presión por parte de persona alguna.
L.C. ¿Qué tanto conoce usted al Cauca?
G.B.G. Lo conozco más que cualquiera de los candidatos, lo he caminado. Mi primera aproximación al Cauca como subteniente fue en el año 1978 cuando era un muchacho de 18 años. Ingresé caminando desde el sur del Tolima hacia las montañas de Páez. Posteriormente, en el 98 y 99, una época muy difícil y conflictiva para el Departamento, siendo teniente coronel, vine como comandante del Batallón Pichincha. En el Cauca desarrollé todos los cargos militares, fui comandante de Brigada, comandante de División, comandante del Comando Conjunto, siempre recorriendo el Cauca de punta a punta, por lo que tuve la oportunidad de conocer todos los aspectos del Departamento.
L.C. Usted dice que llegaría a la Gobernación del Cauca con obras. ¿Cuáles son?
G.B.G. Tengo obras como se lo mencionaba, empezando por un proyecto productivo que contempla la erradicación de 400 hectáreas de coca en el corregimiento de El Plateado, en el Municipio Argelia. En la finca Santa Bárbara, cerca de Popayán, desarrollamos el proyecto Mora Light, con desmovilizados de las autodefensas campesinos de Ortega y Cajibío, desplazados por la violencia y líderes campesinos del sector. Gestioné para el Municipio de Páez el puente de Avirama, obra que la comunidad llevaba más de 50 años reclamando. Abrimos la carretera El Dinde- Ortega-Cajibío, en asocio con la Alcaldía y trabajo comunitario. Está una finca con desplazados por la violencia en la Rejoya, otra con desplazados de Cajibío y Morales; cultivo de café en Morales. En el resguardo Munchique Los Tigres, se sembraron más de tres millones de árboles de café. Esa comunidad que bloqueaba la vía Panamericana, hoy no solo acepta la presencia del Estado, sino que la reclama. Entonces, tanto en el aspecto de seguridad como en el de proyectos productivos y obras de desarrollo, tengo acciones para mostrar antes de ser gobernador.
L.C. Desde los comandos que ejerció en el Cauca, ¿cómo hizo para crear confianza entre varias comunidades y el Ejército?
G.B.G. Esa labor no fue fácil en ninguno de los dos lados, ni con los comandantes militares ni con las comunidades indígenas, porque existía prevención.
Siendo comandante, veía que había victorias militares, pero que pasado el tiempo los problemas resurgían, y era porque no había un cambio de actitud en la gente de esas regiones, que fue a lo que le apunté. Uno de los sectores más conflictivos era el resguardo de Munchique Los Tigres, cerca de Santander de Quilichao. Ahí estaba el líder indígena Marcelino Campo, quien era el que bloqueaba la Panamericana. Algún día se me acercó y me dijo: ayúdeme, estoy cansado de confrontar con el Estado, de llevar a la gente a pedreas, eso no me sirve para nada, no me queda nada. Empecé a ayudarlo y creamos el proyecto productivo de café, con tres millones de árboles. Esa comunidad está ad portas de certificar sus cafés como orgánicos y especiales. No quiere saber nada de guerrilla, ni de bloqueos de vías y reconoce la autoridad del Estado. La única manera de garantizar que los procesos de pacificación se consoliden, es con un contacto directo con las comunidades, pero para eso toca untarse, bajar de nivel, comprometerse con la gente, mirarla a la cara y liderar los procesos como lo hice: de abajo hacia arriba.
Lo que más me ha llamado la atención es la desconexión entre el pueblo y sus gobernantes. Hay gobernantes de campaña que llegaron buscando votos y en cuatro años jamás volvieron, fueron insolidarios con las necesidades de la gente. Esa falta de conexión no se da conmigo. Y lo digo porque cuando fui comandante militar manejaba hasta cuatro departamentos y mi contacto era directo.
Entendí que había que hacer una apuesta distinta, que había que desarrollar proyectos que permitieran construir confianza inicialmente, por lo que empezamos a pensar en productos que generaran estabilidad, que tuvieran respaldo y garantizaran que a futuro podían ser proyectos con vida propia sin necesidad de intervención de otras instituciones, por eso les apunté básicamente a los cultivos de café y cacao, los cuales tienen federaciones fuertes.
Las generaciones que están alrededor de esos proyectos productivos, ya no están vinculadas a acciones terroristas, aceptan la presencia de Estado, lo reconocen como el único con la capacidad de tener el monopolio de las armas, porque hay zonas del Cauca que son estados fallidos, donde es el fusil ilegal el que impone la autoridad, por lo que hay que restablecer la autoridad legítima del Estado.
L.C. ¿Los proyectos productivos que usted dejó marchando, los continuó el Ejército?
G.B.G. Esos proyectos de mi iniciativa desarrollados en este Departamento, en los años 2012-2013 se convirtieron en política de Estado, y el Gobierno Nacional destinó recursos del orden de los $200.000 millones para inversión en el Cauca. Con esos recursos se pudieron construir varias obras de infraestructura, entre ellas acueductos. Recuerdo, entre otras, la carretera El Turco- dos Quebradas. Hoy esta política se está replicando en varios sitios del país.
L.C. ¿Alguna vez pensó que ese liderazgo que había asumido a nombre del Ejército, a través de proyectos productivos en zonas conflictivas del Cauca, le iba a dar, por lo menos un reconocimiento y algún rédito político?
G.B.G. No. En ese sentido fui demasiado humilde. Hace unos días en una reunión pública, una señora campesina me dijo: general, usted no ha ‘cacariado’ lo que hizo (utilizo el término coloquial que ella usó). Entendí que era cierto. La verdad, durante todos esos años no me animó nada distinto a la satisfacción personal, al ver que en muchas zonas en las cuales no era posible la presencia del Ejército, después éramos recibidos con mucha amabilidad. Eso me llenaba de gran satisfacción. Jamás pensé en aspirar a la Gobernación del Departamento, no estaba en mis sueños. No estoy llegando aquí a tratar de ser alguien, fui comandante general, a lo que todo militar sueña y aspira. Esto es sencillamente una vocación de servicio que no se acabó con el hecho de haber envainado mi espada militar.
L.C. Ahora en la arena política, ¿cómo ve esta experiencia?
G.B.G. Es un mundo más difícil del que me imaginaba. No es fácil convencer ni agradar, pero he visto que actuando con sinceridad se impacta. Yo no parqueo camiones con tejas, ni con cemento, no reparto balones, ni medicamentos, no prometo citas médicas, ni puentes en donde no hay ríos, tampoco ofrezco puestos ni contratos, mucho menos plata. Solo prometo trabajo y gestión. Veo el gesto de disgusto de la gente, cuando alguien de pronto comete la imprudencia de pedirme un equipo de sonido o camisetas para fútbol. Entonces les esbozo mi pensamiento y les digo que no me pidan cosas, que con mucho gusto les cumpliré con gestión después del 25 de octubre. Ahí veo la expresión de aceptación de la gente, que sabe que el dinero que se invierta para entregar en campaña política tejas, balones, cemento, medicina, etc., se tendrá que sacar de algún lado y luego ‘reponerlo’. La mía es una campaña austera, puedo mirar a la gente a la cara, porque no prometo más de lo que puedo prometer.
L.C. Usted ha dicho que la carretera Panamericana no es negociable, que no la dejaría tomar ni 10 minutos.
G.B.G. La carretera Panamericana es la arteria vial del sur del país y no es solo para beneficio del Cauca. Esta vía es la joya de la corona, no se puede negociar su transitabilidad. Jamás conmigo podría ser una forma de chantaje. Si la bloquean, la fuerza pública, respetando las normas legales, tiene que garantizar el libre tránsito. Las acciones de hecho no se pueden convertir en un recurso más para reclamar, para eso están las vías de derecho y hay formas distintas de hacerlo.
L.C. En el Cauca hay varias fincas tomadas por algunas comunidades indígenas, que han quemado la infraestructura e impedido su normal funcionamiento. En Popayán, la piscifactoría El Diviso, vive bajo la amenaza de invasión y daños. ¿Qué haría usted para que se resolviera esa situación?
G.B.G. Aquí el principio de autoridad está en entredicho, no veo el liderazgo de la Gobernación. Es el gobernador el que tiene que garantizar, con el apoyo de las demás instituciones del Estado, el respeto a la propiedad privada. El mismo derecho que tienen los indígenas a la propiedad, también lo tienen las poblaciones negras y campesinas, y hay unos límites muy definidos que no se pueden traspasar, que se deben respetar. En el Municipio de Argelia las comunidades, patrocinadas por las mismas autoridades locales, ponen en entredicho y cuestionan la presencia de la fuerza pública. No hay un sector del territorio nacional que pueda ser vedado para la fuerza pública, que debe tener el acompañamiento de las autoridades civiles y militares.
L.C. Si se piensa en un gobernador para el posconflicto, ¿usted tendría una ventaja frente a los otros aspirantes a la Gobernación del Cauca?
G.B.G. Durante mi época como militar, casi todos los años recibía 400 o 500 desmovilizados. Mis comandantes decían que yo era un general para la guerra o para la paz; hoy que aspiro a ser gobernador, tengo la certeza de que puedo serlo para la etapa de crisis o para el posconflicto, si es que el proceso de paz se da.
Lo más parecido a lo que es el posconflicto, es lo que hemos manejado. Le voy a mencionar solo dos territorios, uno es la finca de Santa Bárbara, en la vía a Coconuco, en donde hay comunidades desplazadas por la violencia y otras desmovilizadas que tienen un proyecto productivo, el de Mora Light, y han venido efectuando una transición progresiva e inserción al tejido social del Departamento. Los niños que están naciendo en esos territorios van a crecer en un ambiente distinto, alejados de la confrontación, eso es manejar el posconflicto, y yo lo organicé, nadie me lo va a enseñar, no vengo a improvisar. Munchique Los Tigres era una comunidad que confrontaba de manera permanente con el Estado, hoy está ad portas de sacar sus cafés especiales, cumplió las etapas de capacitación, siembra, cultivo y ahora cosecha. Eso es posconflicto. En un posible posconflicto el plus que yo pondría sería grande.
L.C. Los indicadores socioeconómicos del Cauca son muy pobres, revisando el Plan Nacional de Desarrollo 2014-2018 vemos que la pobreza multidimensional está en el 45.4 %, ¿qué haría usted para mejorar esos indicadores?
G.B.G. Un departamento que no es atractivo para la inversión por inseguridad, es muy difícil que se fortalezca. El 80% de la población del Cauca es rural. Una región en donde no hay seguridad, ni estabilidad jurídica, en donde la presencia del Estado se cuestiona y las vías de hecho son las que impone la ley, pues no es atractiva para la inversión. Entonces, lo primero que se debe hacer es restablecer el principio de autoridad para hacer del Cauca un Departamento viable. El 60% del comercio en Popayán es informal. Los micro, pequeños y medianos empresarios no tienen la posibilidad de acceder a créditos, por lo tanto la Gobernación puede generar unos recursos y a través del Sena fortalecer el Fondo Emprender, liderado por la Gobernación, ejerciendo una autoridad tanto en el sector urbano como en el rural, y en coordinación con la Alcaldía de Popayán fortalecer esas pequeñas empresas para que tengan un capital semilla y se puedan formalizar para que sean fuente de trabajo. Además, por medio de Bancoldex generar educación financiera que les permita acceder a créditos. Pero la condición sine qua non, es que exista seguridad, si no la hay será imposible que haya inversión.
L.C. ¿Qué macroproyectos para desarrollar el Cauca impulsaría desde la Gobernación?
G.B.G. Hay varias obras que se podrían poner en la agenda nacional, porque decir que en cuatro años y con los recursos de la Gobernación se van a construir macroproyectos, es imposible. Comencemos por el norte del Cauca. Una obra que ya está en el Conpes y que podría generar desarrollo es, por ejemplo, el tren de cercanías hasta Santander de Quilichao, a fin de conectar la zona industrial de Nortel Departamento. Ahí proyectar un ferrocarril que iría hacia el sector del Naya para terminar en Puerto Merizalde y explotar esa zona, que podría ser por el sistema de concesión. Hay otro megaproyecto del que están los estudios, se trata de la represa de Julumito, en Popayán, que podría elevar la capacidad energética y al mismo tiempo desarrollar un proyecto turístico.
Igualmente, la primera aproximación al desarrollo turístico de Salvajina ya se hizo. Por mi iniciativa se le puso la infantería de Marina. En estos días estuve en Suárez y vi que esta acción rompió en dos la historia de este Municipio caucano. Falta coordinar unos aspectos con EPSA para que el turismo sea amigable con el medio ambiente y sin afectar la producción de energía.
También está la carretera de San Sebastián y Unguillo hacia el Putumayo, que conectaría ese sector del Macizo Colombiano. Así mismo la vía de Huisitó, que comunicaría al Cauca con el puerto de Tumaco. Son megaproyectos que no se pueden desarrollar en corto tiempo, pero, por lo menos uno de ellos, podría estar en las agendas Departamental y Nacional.
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