La escandalosa campaña presidencial

Por en mayo 19, 2014

Editorial mayo 

Esta campaña presidencial, lejos ha estado de producir interés y entusiasmo en la ciudadanía que, por el contrario, se ha sentido irrespetada debido a la agresividad, a las trapisondas, los escándalos, las consejas y las mutuas acusaciones entre los dos principales candidatos y sus respectivas campañas.
Duele decirlo, pero, tanto la campaña reeleccionista como la del Centro Democrático, han llegado muy bajo, incluso el lenguaje empleado no corresponde a estadistas, sino a vulgares contrincantes, dedicados a buscar conductas non santas en su rival, ante la mirada perpleja de un país y de una comunidad internacional.

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En ese burdo cuadrilátero que muestra la descomposición de la clase dirigente, ciertos medios de comunicación y periodistas, que también buscan poder, hacen que se produzcan mayores y más prolongados rounds, y si su púgil favorito sigue pegando en la sangrienta herida del contrario, azuzan para que se la abra aún más. Ese deplorable espectáculo es una amenaza a nuestra maltrecha democracia.

 

Los periodistas tenemos que reflexionar acerca de la responsabilidad que nos asiste y del papel asumido en este momento aciago del país. No es que medios y periodistas nacionales hayan sido a lo largo de esta campaña idiotas útiles, como decía un veterano comunicador, tratando de hacer un mea culpa, sino que algunos de ellos, acostumbrados a estar al lado del poder, vienen contribuyendo de manera sistemática a caldear los ánimos con comentarios incendiarios, dejando de lado la misión de informar de manera equilibrada, sin pretender juzgar y condenar, porque esos son los fueros dela justicia.

 

Con tan espantoso ruido que lacera el alma nacional y copa los espacios de los medios hablados, escritos, televisivos y virtuales, las propuestas de los candidatos han quedado en segundo plano para dar cabida al escándalo del día.
Entonces, los mismos periodistas justifican su equivocada actuación, señalando que no hay propuestas por parte de los aspirantes a la Presidencia de la República. Propuestas hay, unas más aterrizadas que otras, pero las hay en todos los campos. Sin embargo, el escándalo diario las hace invisibles, de ahí que muchos ciudadanos las desconozcan, ya sea por falta de difusión, o porque simplemente perdieron el interés en la campaña política, por el pésimo manejo que ha tenido.
Los escándalos suscitados en esta campaña y la llamada “mermelada” que desde los dispensadores del gobierno, al parecer, ha salido en abundancia, nos están brindando señales claras de que la reelección presidencial es inconveniente para el país. Eso también quedó demostrado en el segundo período del presidente Uribe, durante el cual se presentaron graves anomalías que le han hecho mucho daño a la Nación. Sería preferible ampliar el periodo presidencial a cinco o seis años, y terminar con la reelección. Los hechos son tozudos, en consecuencia el debate se debe dar.

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