La envidia me duró 14 días
Por Lucy Amparo Bastidas Passos
A principios de marzo de 2022, visitamos El Salvador con mi hijo Camilo. Varias personas que supieron de nuestro viaje decían: ¿van a ese país tan pobre? No fue sino transitar del aeropuerto Arnulfo Romero hacia la capital, San Salvador, para que mi envidia comenzara.
Envidia sí, mucha envidia, de sus modernas carreteras de 4 o 6 carriles, nuevas, recién encarpetadas, sin un hueco en vías intermunicipales ni dentro de las ciudades o pueblos que visitamos. Yo iba con lupa tratando de encontrar un hueco, pero en los 14 días que duró nuestro viaje no pudimos hallar uno. Y esa envidia se acrecentó al recordar las vías primitivas que tenemos en el Cauca, en cuya capital Popayán, sus calles parecen labradas de huecos, como en casi todas las capitales colombianas.
A Luis, el taxista que nos llevó del aeropuerto a nuestro alojamiento, le preguntamos: ¿cómo lo hacen? Y contestó: nuestro presidente Nayib Bukele dice que “cuando no se roba, la plata alcanza”. Las obras de infraestructura se ven por todo lado; en educación también invierte mucho, continuó Luis.
Presenciamos las obras, y vimos entrevistas al presidente millennial, que se comunica con su pueblo por Twitter. Dice que no obedece a ideologías de derecha ni de izquierda, solo está interesado en que la vida de los salvadoreños mejore. Insiste en que el desarrollo de los pueblos comienza con el combate a la corrupción, rescatando recursos para una mejor vida, que inicia con educación.
Bukele construye escuelas y colegios; repara los que están en mal estado y mejora la calidad de la educación. Repartió gratuitamente tabletas a niños y jóvenes. Extendió redes de internet a zonas rurales para que allá estudien y se frene la migración.
Nayib recuerda que en la década pasada dos jóvenes estadounidenses crearon la aplicación WhatsApp que vendieron ¡en 19.000 millones de dólares! Equivalente al PIB de El Salvador en un año. Entonces plantea que, si jóvenes salvadoreños se preparan en universidades que promuevan investigaciones en desarrollo tecnológico, de aplicaciones- apps o de chips de computadoras, le ingresarían al país recursos millonarios para su desarrollo.
Como lo propone Nayib, así en el Cauca podríamos promover investigaciones en desarrollo tecnológico con talento regional. Lo que me induce a suponer: Si el Cauca en el año 2020 apenas aportó a la Nación el 1.82% del PIB, ¿cuánto se incrementaría ese porcentaje con recursos generados por estudiantes que ingenien nuevas apps?, y que contribuirían al progreso.
El Salvador tomó el timón con proyectos novedosos como el aeropuerto del Pacífico, Tren del Pacífico, bibliotecas, clínicas, Plan de Rescate de la Agricultura, Surf City, Bitcoin City. Control Territorial para la Seguridad con alta inversión para acabar con las bandas delincuenciales, reducidas en dos años de gobierno en 60%.
No obstante, con dolor recibimos la noticia de que entre el 25 y 27 de marzo se dio una arremetida brutal de las pandillas, a lo que Bukele respondió con decisión y 3.000 pandilleros fueron capturados.
En Colombia los actores armados nos tienen tristemente acostumbrados a que suceden masacres, como la del Remanso, Putumayo, el 28 de marzo de 2022 y que todo quede en: “protocolo” e ¡investigación!, que traduce: impunidad.
Bukele, independiente del FMI, elevó el crecimiento económico-social al 10% en El Salvador, país con solo 20.721km2, más pequeño que el Cauca. Y aunque no estoy de acuerdo con todo lo que él plantea, noto que mi envidia continúa.
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