La dictadura de las minorías
Por Eugenio Alberto Vallejo Cruz
Nuestro ordenamiento jurídico diseñó la consulta previa como un mecanismo para que las minorías étnicas, como los grupos indígenas, pudieran decidir sobre medidas, proyectos o actividades legislativas y administrativas que pudieran afectar su forma de vida y su integridad étnica.
Con el paso del tiempo ese buen propósito de la Ley se convirtió en una dictadura de las minorías que amenaza la integridad, la libertad, el bienestar y el desarrollo de la comunidad en general, como es la inmensa mayoría de los habitantes de Colombia.
Aún no salgo de mi asombro y estupefacción, cuando me entero de que la ejecución del Plan Nacional de Vacunación sufrió un grave retraso en el Departamento del Cauca, porque los hermanos indígenas, abusando de su posición étnica, no aceptaron que la vacunación se aplicará en nuestro territorio, argumentando que no se les había consultado previamente a ellos si la vacuna contra el coronavirus Covid 19 afectaba o no su cosmovisión espiritual.
En un acto de arrogancia propio de un tirano, hoy las comunidades indígenas de nuestro Departamento informan a la opinión pública que no permiten la vacunación en sus territorios ancestrales, posición que, como ciudadano Colombiano no comprendo, ni acepto, pues si la comunidad internacional de epidemiólogos sostiene que la vacuna es la única posibilidad científica que existe para superar la pandemia del Covid, no sé qué argumentos científicos puedan tener los indígenas caucanos para considerar que la vacuna contra el coronavirus afecta directamente su forma de vida y su cosmovisión, hasta el punto de no admitir que sus comunidades sean vacunadas.
Me parece inequitativo, aberrante y hasta amenazante para el millón y medio de habitantes del Cauca, que una minoría indígena que, si acaso llega a 200 mil aborígenes, no acepte vacunarse, afectando gravemente la salud publica regional, nacional e internacional, pues al carecer de la protección inmunológica, científicamente probada y mundialmente aceptada, se convierten en un peligroso y letal foco de contaminación, no solo para todos los caucanos, sino también para todos los colombianos.
No puede ser que la arrogancia de una minoría, y no el argumento científico, nos condene a las mayorías de este país a padecer la epidemia del coronavirus, porque ellos, los dictadores de turno, consideran que la vacuna les altera su integridad étnica.
Creo, salvo mejor opinión, que los hermanos indígenas están violando el artículo 49 de nuestra Constitución, según el cual, toda persona tiene la obligación de procurar el cuidado integral de su salud y la de su comunidad.
Como la salud es un servicio público a cargo del Estado, el ejecutivo Nacional debe tomar medidas de emergencia para salvarnos de la dictadura impuesta por las minorías étnicas en el Cauca.
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