La crisis de Grecia
Por Andrés Illera
Los griegos siguen dando de qué hablar, no solo por su arte y filosofía que influenciaron el mundo occidental, sino hoy en día por la crisis financiera que en el 2008 golpeó a las principales economías, siendo los países de Europa Occidental los más afectados, entre estos Italia, España y Grecia, debido al alto déficit del sector público que llevó a estas naciones a una profunda crisis política, económica y social.
Por fortuna los países de América Latina estuvieron blindados a esta crisis financiera, y hoy es usual encontrar a ciudadanos españoles, italianos y griegos en las principales ciudades latinoamericanas, que les han brindado una oportunidad de inversión y trabajo.
Seis años después de este trance, Grecia es sin duda el centro de atención de la comunidad europea debido a su “impagable deuda” que se puede sintetizar de esta manera: Por cada euro producido, un euro con ochenta debe ser pagado, es decir que la economía de este país no está produciendo lo suficiente para mantenerla a flote, menos aún para pagar la deuda de sus acreedores, siendo Alemania su mayor prestamista.
Los medios europeos hablan de “grexit”, que significa una posible salida de Grecia de la Unión Europea, que para el actual primer ministro griego Alexis Tsipras, es un escenario no deseado por la mayoría de sus compatriotas, pero muy probable para sus acreedores (Fondo Monetario Internacional, Banco Central Europeo, entre otros).
El gran filósofo griego Platón, en la Caverna plantea ese dilema de los individuos por ver más allá de un velo místico que cubre sus ojos, por descubrir esas sombras emanadas de una llama que no son más que su propia figura; así parece estar este país que no puede ver más allá que su propia realidad.
Grecia ha perdido total control de su futuro como nación soberana, su sistema democrático parece funcionar, pero las demandas de sus ciudadanos en el último referéndum, con un contundente “no” a reformas presupuestales austeras, no pueden ser escuchadas debido a la presión de la Comunidad Europea para el cumplimiento de sus obligaciones, forzando a esta nación a pasar una serie de reformas tributarias y de flexibilización laboral que ahondará aún más su crisis social. Ese encadenamiento al cual está siendo sometida la nación helénica, es fiel reflejo del mito de la Caverna, sus ciudadanos han creído en Alexis Tsipras como su salvador, pero su mundo real está siendo gobernado por fuerzas mayores a sus deseos de alivianar la crisis de su nación.
No nos gustaría estar en los zapatos del primer ministro griego, pero deberemos esperar a que las soluciones planteadas sean lo mejor para la Unión Europea, ya que para esto se ha unido y no cabe duda de que los grandes perdedores de esta crisis son los ciudadanos europeos en su conjunto.
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