Homenaje al ilustre maestro, al eminente y humano médico, Néstor Solarte Fernández

Por en enero 31, 2021

“Los profesores lo seguiremos llamando ‘Leyenda Eterna’ de la Medicina Interna”: Alonso A. Ruiz Perea.

El sábado 30 de enero fue un día muy triste en Popayán, no solo para sus discípulos, sino para sus innumerables pacientes y sus familias que sintieron orfandad, para la academia, para sus amigos, en fin, para una comunidad que apreciaba y respetaba al ilustre médico internista y neumólogo, Néstor Solarte Fernández, quien había perdido la batalla contra el Covid 19.

Durante medio siglo formó a muchas generaciones de médicos que hoy ejercen en Popayán, en el Cauca, en Colombia y no pocos alrededor del mundo, que sintieron profundo pesar por su partida y, al mismo tiempo, inmenso agradecimiento por los conocimientos recibidos, por su ejemplo como profesional íntegro, como médico dedicado a sus pacientes, como humanista. La multitud de sentidos mensajes en redes sociales, fueron una manifestación de agradecimiento por el apostolado que ejerció y solidaridad con su amada esposa Amparo Thomas de Solarte, con sus hijos Carlos Eduardo, médico también; María Ximena y Santiago y sus respectivas familias.

PUBLICIDAD

En sus exequias llevó la vocería de sus discípulos el destacado médico internista, ex decano de la facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad del Cauca y docente de esa alma máter, Alonso A. Ruiz Perea, quien rindió sentido homenaje a la memoria del gran médico, maestro y colega:       

Increíble momento e irreparable pérdida. El doctor Solarte fue como la leyenda del llamado “médico de antes”, el médico gentil, asertivo, cercano, oportuno, condoliente, esperanzador y con una precisión en sus diagnósticos y tratamientos poco común.

Dueño de una excepcional y asombrosa memoria, contribuyó en la formación de miles de profesionales quienes hoy lamentamos su partida y de muchas generaciones de Médicos Internistas quienes tuvimos el privilegio de contar con su sabiduría, su prodigiosa memoria, su capacidad docente y pedagógica y su casi infinito dominio de las enfermedades. 

La diaria revista de salas en el Hospital Universitario San José era memorable, tal como las indicaba el padre de la Medicina Interna Sir William Osler. Así pasaba él y nos transmitía sus conocimientos y enseñanzas sobre la infinidad de enfermedades que aquejaban a los esperanzados pacientes y se refería a ellas como quien cambia de canales. Era un sabio. Su caligrafía, la pulcritud y belleza de su letra seguirán siendo míticas entre los médicos y los

enfermos, indicando que se tomaba su tiempo para pensar y hacer bien, hacer correctamente su labor.

Un importante número de médicos discípulos del Maestro Solarte seguimos sus huellas, apenas tratando de emularlo como una leyenda viva de la Medicina Interna y creando una verdadera escuela del pensamiento de la Medicina Interna. Hoy los profesores lo seguiremos llamando “Leyenda Eterna” de la Medicina Interna, como lo

sugirió alguno de ellos hoy. 

Hoy su innumerable cantidad de pacientes y familiares de enfermos recuerdan al buen hombre y excelente médico a quien, con solo verlo mejoraban sus dolencias por la tranquilidad, paz y confianza que inspiraba. Muchos de sus discípulos aún lo consideramos como nuestro segundo padre.

PUBLICIDAD

Como profesor universitario, un ser excepcional, equilibrado, riguroso y exigente pero amable, dócil y orientador como docente, con la sabiduría más preclara que solo brinda la experiencia durante las discusiones académicas de los complejos casos clínicos semanales de la Medicina Interna. Fue condecorado con sobrados méritos por el Consejo Superior de la Universidad del Cauca como “Profesor Eminente”. 

Durante toda la pandemia compartimos inquietudes, dudas, artículos, revisiones, nos estimulaba a seguir aprendiendo y como una cruel paradoja la enfermedad que tanto estudió le ganó la batalla.

Como profesional caballeroso, respetuoso, ético, integral y prodigioso en sus siempre acertados diagnósticos y su trato humano, en particular con el adulto mayor. Hoy sus pacientes lloran su ausencia, pero agradecen su eterna presencia.

Como amoroso esposo de su inseparable Amparito, como padre de familia, abuelo, tío, hermano entregado como el que más a sus cuidados y apoyo.

Como ciudadano ejemplar e intachable ha sido puesto como ejemplo de honestidad, humildad y respeto para las generaciones futuras. Como amigo de sus amigos es una irreparable pérdida.

Como hombre sensible con la naturaleza cultivaba las más bellas orquídeas del barrio sin perder jamás su capacidad de asombro.

Como investigador guiado por el mayor rigor científico en sus observaciones diarias nos impulsó siempre a buscar la verdad, a interrogarnos dudas, a buscar soluciones y a ser mejores personas Como autor intelectual que tanto nos acompañó en la escritura del nuestro Texto nos seguirá acompañando en el largo camino de la intelectualidad y la investigación.

En fin… un ser humano cuya huella siempre brillará.

El doctor Néstor Solarte Fernández cumple, como ninguno, el bello lema de la Universidad del Cauca “Posteris lvmen moriturus edat”: Quien ha de morir deje la luz encendida para la posteridad.

Buen viaje Maestro. Lo extrañaremos, pero su luz nos iluminará siempre.

Alonso A. Ruiz Perea.

You must be logged in to post a comment Login

Leave a Reply