Enfrentamiento entre el Esmad y estudiantes dejó graves afectaciones en sector histórico
La reyerta dejó varios heridos, daños a edificios públicos y perjuicios al comercio.
Una verdadera batalla campal se vivió el 8 de noviembre en el sector histórico de Popayán, luego de la marcha de estudiantes, que desde finales de octubre han venido exigiendo más recursos para la educación superior pública.
Hacia las 11:00 de la mañana se inició la debacle en el parque de Caldas, que se extendió a varias calles del sector histórico, dejando varios heridos. En las redes sociales se comenzaron a publicar comentarios, fotografías y videos del caos que se registraba en el corazón de Popayán, en donde los estudiantes se enfrentaron al Escuadrón Móvil Antidisturbios (Esmad). Según el comandante de la Policía Metropolitana, coronel, Nelson Díaz Pinzón, en declaraciones a los medios, dijo que los estudiantes habían comenzado a hostigar a los uniformados con armas no convencionales. Uno de los estudiantes, entrevistado por una emisora local, indicó que la marcha se desenvolvía de manera pacífica, cuando encapuchados comenzaron a lanzar explosivos y que luego habían emprendido la huida por el puente del Humilladero. Otros se quejaron, de lo que llamaron brutal y desmedida ofensiva del Esmad.
El desorden en el centro de la ciudad se impuso y el desconcierto de los transeúntes fue total, especialmente entre escolares que a esa hora se dirían a sus hogares. Entre tanto los miembros del Esmad trataban de imponer el orden lanzándoles agua y gases lacrimógenos a los manifestantes, quienes respondían con papas bomba, piedras, botellas incendiarias y otros elementos.
Semidestruida quedó la sede del Icetex en Popayán, a manos de encapuchados.
Encapuchados, que según dicen eran infiltrados en la protesta, asaltaron las oficinas del Icetex, sacaron frente a esa sede, en la calle cuarta, los archivos, muebles y otros enseres, y los quemaron.
Por su parte, el Esmad desalojó el llamado campamento estudiantil, que los universitarios habían armado el 23 de octubre, en inmediaciones a la catedral basílica Nuestra Señora de la Asunción. En esas carpas pernoctaron durante 17 días, impidiendo el paso de transeúntes y el ingreso al templo.
Pasaron las horas sin que se conocieran pronunciamientos oficiales, en especial de la Alcaldía, sobre lo que estaba aconteciendo en el corazón de Popayán, que resultó afectado a causa de esa reyerta que desdibujó el objetivo de la marcha, como era seguir reclamando de manera pacífica más recursos para la educación superior pública.
El campamento estudiantil, en el que manifestantes pernoctaron durante 17 días, fue desalojado por la Policía.
Solo este viernes 9 de noviembre se pronunció la secretaria de Gobierno del Municipio, Alba Lucía Otero, en rueda de prensa, en la que afirmó: “Realizamos ayer un Consejo de Seguridad, pero la Administración Municipal no determinó fecha ni hora para realizar el desalojo del campamento, la confrontación se inició ayer con unas personas encapuchadas, las cuales están en investigación y por esta razón se presentó la reacción de los Policías que se encontraban en el parque Caldas”.
Los desmanes dejaron graves afectaciones en edificios públicos, en el parque Francisco José de Caldas, en las calles, que quedaron empedradas como eran antiguamente; el comercio que paga impuestos, con los que se ayuda a financiar la educación pública, entre otras obligaciones del Estado, resultó víctima de esos enfrentamientos, con puertas y vitrinas rotas, además de pérdidas económicas por el cierre de sus establecimientos.
Los daños todavía no se cuantifican y menos aún los causados a la integridad física de estudiantes y policías.
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