El péndulo
Columna de opinión Por: Juan Carlos López Castrillón
Hacia el año 726 DC los musulmanes invadieron la península ibérica y se quedaron más de siete siglos. Impusieron su lengua, religión, costumbres y forma de gobierno. Luego, en 1492 los reyes católicos reconquistan Granada y con la salida de Boabdil termina el último reinado de los árabes en España.
A la par, en ese mismo año, Cristóbal Colón descubrió América y se instauró un régimen monárquico a distancia en estas tierras hasta principios del siglo XIX, cuando nuestros países se independizaron.
¿Qué quiero significar con ese par de ejemplos? Que la historia está llena de hitos pendulares y que los sistemas políticos se desplazan de un lado a otro, a veces demorando siglos, a veces solo unos pocos años. Acaba de pasar esta semana en la misma España que estamos mencionando, cuando cae el gobierno derechista de Mariano Rajoy por escándalos de corrupción de su partido el PP y asume el socialista Pedro Sánchez.
Esa ha sido la historia de la humanidad, hace unos siglos el péndulo se movía muy lentamente, pero a raíz de la revolución francesa la dinámica empezó a acelerarse.
En la actualidad los países pasan de ser manejados por políticos de derecha a otros de izquierda, con distintos grados de afectación a las instituciones y la economía, como por ejemplo en Brasil, en donde de Color de Melho se pasó a Lula Da Silva y Dilma Rouseff y en Argentina a la inversa, de los populistas de izquierda Néstor y Cristina Kirchner al derechista Mauricio Macri.
Este fenómeno se ha vivido también en Ecuador, Venezuela, Perú y Bolivia, mejor dicho en todo el vecindario. Excepto en nuestro país. Aquí nunca hemos tenido un gobierno de izquierda radical, lo más cercano han sido las expresiones a nivel local, verbigracia Bogotá con Petro.
De pronto, la circunstancia de haber vivido en guerra durante los últimos cincuenta años contribuyó a crear un vacío enorme de espacio y oportunidad para la izquierda electoral. La gente identificaba en muchos casos a la izquierda con la guerrilla.
Ahora parece que ello empieza a cambiar. La votación del pasado domingo merece un análisis particular. Si se suman los votos por Fajardo y Petro tendremos más de 9 millones de sufragios por la izquierda y la alternatividad.
Si cotejamos esa cifra frente a los votos de la derecha de Duque y Vargas tendremos que sumados dan una cifra menor a la de los primeros. Lo anterior sin contar los 400 mil de De la Calle, que no es posible ubicarlos en ninguno de esos dos sectores. Paradójico que la izquierda y la centro izquierda, teniendo más votos que la derecha y la centro derecha, arranquen en desventaja para la segunda vuelta del 17 de junio. Pero eso puede ser muy temporal.
¿Para dónde voy? A señalar que se ha iniciado un movimiento del péndulo en este país, el cual ha sido manejado desde hace más de 80 años por partidos de centro y de derecha. Quizás el último presidente de izquierda fue Alfonso López Pumarejo (1934-1938 y 1942-1945).
La velocidad con que se mueva ese péndulo dependerá de la capacidad de nuestra dirigencia de hacer o no hacer las reformas que Colombia tiene aplazadas hace mucho tiempo.
Pos Data: No deja de ser materia de estudio que los dos sectores que se disputan llegar a la casa de Nariño, ataquen con la misma virulencia al actual gobierno.
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