El museo que lleva su nombre, es otro legado del arquitecto Luis Eduardo Ayerbe a Popayán
Además de las piezas y objetos de valor artístico e histórico, se destaca la obra de restauración de la casona que fuera del poeta soldado Julio Arboleda Pombo.
Pie de foto: Museo Luis Eduardo Ayerbe González, en la casa que fue del poeta soldado Julio Arboleda Pombo.
No hay payanés que desde finales del siglo XX y lo corrido del XXI le haya hecho tan importante aporte a su ciudad, como el arquitecto Luis Eduardo Ayerbe González, quien tiene en su ADN la defensa del patrimonio artístico, cultural y arquitectónico de esta urbe, que se levanta sobre el Valle de Pubenza.
Su profesión la ha desarrollado con esa visión y en muchas ocasiones se ha enfrentado con representantes de los poderes político, eclesiástico y gubernamental en defensa, precisamente, del patrimonio que comenzaron a forjar los payaneses desde el Siglo XVII y que le dieron a Popayán su sello característico, su identidad y su impronta, que ni los numerosos terremotos, comenzando por aquel ocurrido 27 años después de su fundación, que convirtió en ruinas las primeras edificaciones de la naciente ciudad, han podido desfigurar.
Luego de devolverle a Popayán hace tres años la procesión del Lunes Santo, con toda su imaginería, derroche de orfebrería, ebanistería y bordados, hace unos días le dio a su ciudad un nuevo museo, en la casa que fuera de Don Julio Arboleda Pombo, llamado el poeta soldado, dramaturgo, periodista, abogado, político y estadista, elegido presidente de la Confederación Granadina en 1861.
Luis Eduardo Ayerbe González, fundador del museo que lleva su nombre.
Del museo Luis Eduardo Ayerbe González, además de las piezas y objetos que alberga, se destaca la restauración de la histórica casona, en cuyo patio se destacan las columnas de orden dórico, soportadas por un amarre que está decorado con un friso a color con figuras dedicadas a la diosa Diana, la cazadora.
A raíz del asesinato de Julio Arboleda el 13 de noviembre de 1862 en Berruecos, Nariño, emboscado por un hombre contratado por Tomás Cipriano de Mosquera, a quién pagó doscientos pesos, su familia vendió la casa y se fue de Popayán a finales del siglo XIX, comienzos del s. XX, y fue adquirida por Samuel González, abuelo del arquitecto Ayerbe González, en la que residió por mucho tiempo la familia González Varona. Hace 25 años Ayerbe adquirió esa propiedad y desde entonces pensó en que toda la colección de antigüedades y objetos históricos que venía coleccionando desde los años 70 deberían quedar en esta casona. “En este momento de mi vida he logrado el museo que siempre quise, y darle ese uso noble a la edificación, creando la fundación casa museo Luis Eduardo Ayerbe González”, afirmó.
Réplica de la corona de la Inmaculada Concepción, construida por el presbítero payanés Manuel Ventura Hurtado del Anguila.
A mediados del 2018 comenzó a intervenirla para adecuarla a dicho uso, con seis salas de exposición que corresponden a las espaciosas habitaciones que tiene esta construcción, que ocupa casi un cuarto de manzana, a pesar de que se segregaron dos casas, una por la calle tercera y la otra por la carrera quinta.
L.C. La arquitectura de la casa que fuera de Julio Arboleda es diferente a las demás del sector histórico. ¿A qué se debe, por ejemplo, que tenga un altillo?
L.E.A.G. Arboleda tomó muchos detalles de la arquitectura de los Vettii, una de las residencias lujosas y más famosas de Pompeya, que tiene altillo. El Libertador Simón Bolívar la llamó “Casa Nueva”, cuando en una de sus visitas a Popayán se hospedó en la residencia de José Rafael Arboleda Arroyo, y por aquel tiempo se construía la de su hijo Julio. El estilo es diferente al español, que es de pilares de madera con bases en piedra cantera, como las demás casonas del sector histórico de Popayán, entre ellas, la que fue del general Mosquera, ubicada frente a la de Arboleda, con la que comienza otro estilo, puesto que las familias replicaban, primero de Italia y, después de Francia, las famosas quintas, luego fue el estilo inglés que tanto auge le dio a la arquitectura bogotana, menospreciando lo español, porque ya había ocurrido la independencia.
Cama con dosel sobre plataforma, que usaban los emperadores, como Francisco José en Viena y Napoleón III en el Louvre, París.
Las seis salas
Las seis salas que conforman el museo, recrean lo que fue la casa de su abuelo Samuel González, en donde, precisamente, nació Luis Eduardo Ayerbe González, y pasó gran parte de su niñez. En la primera estancia, es el estudio, en donde hay una mesa que perteneció a una familia amiga de Martín Lutero, correspondiente a la época de las Reformas, siglo XV. También se encuentra un busto del general Simón Bolívar, elaborado por el escultor italiano Pietro Tenerani; la silla de su tatarabuelo, Antonino González, que por seis generaciones ha pertenecido a la familia; las condecoraciones del coronel Carlos Ayerbe, su padre, entre ellas la Cruz de Boyacá, en reconocimiento a la labor que tuvo en el conflicto de Colombia con el Perú, en el gobierno de Alfonso López Pumarejo, decretada por la administración de Alberto Lleras Camargo y entregada finalmente por el presidente Mariano Ospina Pérez, en 1948.
En esa sala hay una escalera en caracol que conduce al altillo, de estilo pompeyano, que está sobre el portón principal. Según crónicas de la época, Julio Arboleda utilizó ese ático para ‘espiar’ los movimientos de su pariente y vecino, Tomás Cipriano de Mosquera.
La siguiente sala, todas en galería, o sea seguidas, se denomina “Emperadores”, porque allí se encuentran los bustos de los emperadores romanos Adriano, Augusto y Marco Aurelio, además de un gobelino flamenco, del norte de Bélgica. Están los muebles Meuble o franceses. Iluminan esta estancia las lámparas venecianas en cristal de Murano.
Enseguida está la alcoba que fue de su abuela, con muebles de la época y una cama con dosel sobre plataforma, que usaban los emperadores, como Francisco José en Viena y Napoleón III en el Louvre, París.
Patio del museo de estilo pompeyano.
Luego viene la sala de las colecciones de platería, de imágenes coloniales y objetos del oriente. También está la reproducción de la corona de la Inmaculada concepción, cuya elaboración fue encomendada por el presbítero Manuel Ventura Hurtado del Águila, a orfebres de Popayán, por su devoción y la de su adinerada familia a la Virgen de la Inmaculada, y que hoy se encuentra en el museo Metropolitano de Nueva York. Esa corona sobre la que se han tejido muchas fábulas, perteneció siempre a la cofradía de Familia, como se usaba en esa época, y solo la sacaba su síndico el 8 de diciembre, con los demás elementos, para celebrar la fiesta de la Inmaculada Concepción en la Catedral de Popayán, pero no perteneció a la iglesia, se elaboró con el peculio particular, como lo hicieron todas las familias de Popayán con las obras artísticas para enriquecer las imágenes del culto católico.
Siguiendo el orden de las salas, se encuentran el comedor, enseguida el oratorio, con piezas originales de la pequeña capilla familiar, presidida por un bautisterio. Continúa el recorrido con dos recintos en los cuales se recrea la Última Cena con las imágenes de la procesión del Lunes Santo, concluye el recorrido en el patio pompeyano del museo.
“He querido aportar este trabajado y una importante colección de objetos a Popayán para que las nuevas generaciones tengan la oportunidad de conocer nuestra historia y, sobre todo, despertar en ellas el sentido de apropiación, por eso quiero dejarle a Popayán este legado”.
Coleccionista
En el año 1970 el arquitecto Ayerbe González comenzó a adquirir antigüedades y desde entonces ha ido coleccionando objetos y con el tiempo fue conociendo qué tenía más historia y cuál es su valor. Ha tenido la oportunidad de viajar por el mundo y en muchas partes adquirió valiosas piezas.
“La vida ha sido muy generosa conmigo, porque sin ser yo heredero de la casa, mi tía Enriqueta Obando de González Varona me la ofreció en venta hace 25 años, la adquirí y restauré y me presentó la oportunidad de convertir en museo una hermosa casa y traer todas mis colecciones”.
Luis Eduardo Ayerbe ha defendido el patrimonio de Popayán, luego del terremoto de 1983 se opuso a que se demoliera el teatro municipal Guillermo Valencia, que quedó muy averiado, entonces hizo y obsequió el proyecto de restauración y adecuación de esta joya de la ciudad.
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