El atentado contra Inzá
Editorial.
“Este hecho es una acción que hace parte de la confrontación que se desarrolla en nuestro país». Esa fue la justificación de las FARC, a través de su vocero-negociador en La Habana, Andrés París, frente al atentado terrorista del pasado 7 de diciembre contra la indefensa población de Inzá, en el Cauca.
¿Será que esa cínica frase la comprendieron los campesinos e indígenas que madrugaron el pasado domingo, como lo hacen habitualmente unos, para vender sus productos agrícolas en el mercado del pueblo y, los otros para adquirirlos?
Otro famoso negociador de la paz, dijo que el puesto de Policía no debía estar en el casco urbano, porque era prohibido por el Derecho Internacional Humanitario.
Si los dirigentes de las FARC conocen tanto el DIH entonces, ¿por qué lo violan de manera sistemática? ¿O es que el DIH le permite a la guerrilla irrumpir a sangre y fuego contra una población, asesinar a policías, soldados y civiles, dejar numerosos heridos como sucedió en Inzá, sin que pase nada?
Ese atentado aleve y demencial que no solo fue un “susto que ya pasó”, debió provocar la indignación regional y nacional. Pero, como las víctimas fueron policías y soldados que deben poner “el pellejo” y perder su vida por nosotros, y unos hombres y mujeres humildes que curvan su espalda en los surcos para alimentar a sus congéneres, pues nadie reclamó a los huéspedes de La Habana. ¿Qué haríamos en Popayán si esos campesinos no nos brindaran algo de seguridad alimentaria? Los caucanos sí que sabemos de desabastecimiento de alimentos.
Sin embargo, por ellos, por su vida, por su integridad, por su seguridad, por su tranquilidad, por su calidad de vida no abogamos. No salimos a protestar para exigir que dejen de tomarlos como carne de cañón. Que les sigan poniendo a los poblados del Cauca, como ha venido ocurriendo desde hace más de medio siglo, carros, burros, bicicletas cargados de explosivos. Que les continúen lanzando tatucos y rafas de ametralladoras desde las montañas caucanas.
Por Dios, cuánto han sufrido nuestras comunidades rurales y habitantes de cascos urbanos del Departamento. Cuántas veces han sido atacadas y destruidas las mismas poblaciones. Inzá, por ejemplo, ha sufrido numerosos atentados. Allí alias Tirofijo, fundador de las FARC, cometió, en compañía de otros asaltantes, la primera masacre a comienzos de la década de los 60, cuando de un bus bajaron a unas religiosas de un convento de Inzá, y luego de violarlas, las asesinaron. Desde entonces ese municipio del oriente caucano ha sido víctima de la subversión.
Cuando aún retumbaban en Inzá los explosivos puestos por las FARC, el sexto frente de esa guerrilla se aprestaba a cometer otro acto demencial en Tacueyó, que por fortuna fue frustrado por tropas del Comando Conjunto del Suroccidente.
Pero, nadie protestó por esos terribles hechos, como si nada importara la vida de los caucanos más humildes.
POSITIVO
La XII Feria Empresarial Unicauca, que concluye hoy, y la macrorrueda de negocios “Compre Colombiano”.
NEGATIVO
El atentado terrorista perpetrado por las FARC contra la población de Inzá, que dejó muertos y heridos.
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