Desabastecimiento de medicamentos: punta del iceberg, según Anif
El desfinanciamiento del sistema de salud cada vez es más grave y los pacientes están evidenciando su impacto en la prestación de servicios.
Una futura reforma a la salud que desconozca los problemas estructurales y el ajuste de la Unidad de Pago por Capitación (UPC) por debajo de las necesidades financieras, solo añadirá incertidumbre a la ya apretada situación del sistema.
La insuficiencia de recursos para el sector salud cada día es más evidente. Luego de la preocupante situación financiera expuesta por las EPS y su posterior intervención o liquidación voluntaria, ahora son los pacientes quienes viven en carne propia el impacto de esta grave situación que enfrenta el sector.
Como siempre lo advertimos, el desfinanciamiento del sistema de salud genera un aumento del gasto de bolsillo ante el incremento de los tiempos de espera en la atención y en la entrega de medicamentos. Este punto ha prendido las alarmas en los últimos días, pues los pacientes han reportado un desabastecimiento en medicamentos vitales para tratar enfermedades crónicas como la diabetes, el cáncer, enfermedades mentales, entre otras; poniendo en riesgo la continuidad de los tratamientos y con esto, la vida de las personas que padecen esas patologías.
Según el reciente informe publicado por el Invima, con corte a julio de 2024, el 2,5% de los medicamentos se encuentra desabastecido y el 2,3% está en riesgo de desabastecimiento, lo que sugiere que en el corto o mediano plazo puede no contar con existencias, ante una contingencia. Por otra parte, cerca de 180 de 396 medicamentos enlistados se encuentran en monitoreo, es decir, en seguimiento permanente por limitación en la cantidad disponible. En contraste, la entidad afirma que más de la mitad de los medicamentos cuenta con disponibilidad inmediata.
En ese sentido, la autoridad sanitaria nacional sostiene que los motivos de este desabastecimiento obedecen en gran medida al comportamiento del mercado, por ejemplo, aumento en la demanda, mayor prescripción de ciertos medicamentos, problema en la adquisición de materia prima, pocos oferentes, baja rentabilidad, limitación en la producción internacional y nacional, demoras en proceso de importación, nacionalización y registro sanitario, aumento en el precio de insumos, entre otros.
Ahora, cuando se analiza el número de reclamos en Salud hechos por la SuperSalud, se observa que los reportes del primer semestre de 2024, asociados a la entrega de medicamentos, disminuyeron con respecto al año pasado. Sin embargo, luego de la visita del Superintendente de Salud a un gestor farmacéutico, se identificó que más de 5.000 medicamentos no habían sido entregados en los primeros cinco meses del año, con retrasos superiores a los 100 días. En particular, la Organización de Pacientes de Alto Costo informó en agosto que cerca de 45 medicamentos vitales para tratar pacientes con este tipo de enfermedades, registraba demora en las entregas.
Esta escasez de medicamentos y equipos médicos es tan solo la punta del iceberg del desfinanciamiento del sector salud, en el cual los actores (aseguradores, prestadores, gestores farmacéuticos, farmacéuticas y pacientes) recienten el problema del flujo de recursos. Gremios del sector farmacéutico y asegurador han advertido las consecuencias de la falta de financiamiento en la atención de servicios de salud y en el suministro de medicamentos. Además, persiste la incertidumbre ante la propuesta que se espera presente el ejecutivo al Congreso de la República, en la nueva legislatura, así como la asignación del presupuesto para el sector, teniendo en cuenta el faltante en las necesidades del aseguramiento (UPC) y recursos de presupuestos máximos.
You must be logged in to post a comment Login