¿Cuál es el estado de la economía China?

Por en septiembre 30, 2024

El país asiático enfrenta el riesgo de una crisis inmobiliaria, tensiones con Occidente y caídas en la inversión extranjera directa.

La economía China está estancada. Para muchos, la reactivación del país asiático tras el levantamiento de las restricciones del COVID, a finales de 2022, además de ser segura, sería rápida y sin mayores complicaciones. Sin embargo, esa no ha sido la historia en los últimos años. En contraste, la economía se ha enfrentado a menores crecimientos, debilitamiento de la confianza de los consumidores, mayores disputas con Occidente y una crisis inmobiliaria que ha afectado de forma contundente a las empresas más grandes. En el corto plazo la solución no parece clara. Así, en este Informe Semanal, ANIF analiza los últimos resultados macroeconómicos del gigante asiático, las señales de riesgo que muestra su economía, las medidas que se han tomado para revertir la situación y las afectaciones que esto tiene sobre la economía global.

Al revisar los resultados más recientes del crecimiento de la economía, se observa que en el segundo trimestre el PIB experimento un crecimiento de 4,7% anual. Frente al registro del mismo trimestre de 2023, representa una reducción de 1pp y de 0,6 pp respecto a la variación del primer trimestre de 2024. Si bien en un contexto como el colombiano esto no es un crecimiento despreciable y no sería considerado una situación de alarma, para China sí lo es.

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El crecimiento promedio de los últimos 24 años ha oscilado en el 8,3%, apalancado por un modelo de producción industrial. No obstante, desde la pandemia el crecimiento ha permanecido por debajo de las variaciones históricas y de las expectativas del mercado. Respecto a los recientes resultados, esa situación se mantiene, en tanto el mercado se encontraba a la espera de una variación por lo menos del 5,1%. Con esto en el primer semestre del año el PIB del país asiático registró un incremento de 5,0% que pone presión sobre el cumplimiento de la proyección de 5,0% que el Estado había planteado para el 2024. Ahora, no solo el comportamiento del PIB ha mostrado señales de debilidad.

Los principales indicadores económicos también han dado señales de ralentización. Según los datos más recientes, se ha registrado un suavizamiento progresivo en la tasa de expansión de la producción industrial, al pasar de 6.7% en abril de 2024 a 4,5% en agosto, cifra que estuvo 0,3 pp por debajo de la proyección del mercado. A su vez, el mercado laboral ha observado deterioros en agosto al registrar un incremento de 0,1 pp en la tasa de desempleo frente al 5,2% registrado en julio, alejándose más del promedio histórico de los últimos 26 años de 4,76%.

Otro punto que ha estado sobre la mesa es el comportamiento del sector externo. Mientras las exportaciones han registrado un crecimiento constante desde mayo, alcanzando en agosto su variación máxima de 8,7%, las importaciones han registrado menor dinámica de crecimiento, con tan solo una variación de 0,5% en julio. Eso también se explica por la menor dinámica del consumo interno que ha desincentivado las compras al exterior. Dentro del marco de las exportaciones, otro síntoma que ha generado alarmas es la inversión extranjera que ha recibido el país. Si bien la tendencia presentaba una recuperación desde el 2019, los últimos años revelan una caída acompañada de una salida récord de $US 14.800 millones en el segundo trimestre de 2024. Los factores que hemos descrito, como la menor tasa de crecimiento y mayor desempleo, han influido en ese comportamiento, además de las tensiones geopolíticas que han afectado la confianza inversionista. Asimismo, los flujos de inversión extranjera que antes recibía China han tomado un mayor rumbo hacia los Países “Conectores”, en donde se encuentran: Vietnam, Indonesia, México, Polonia y Marruecos.

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Ahora bien, los datos de inflación registrados en agosto para China revelan una demanda débil. Si bien la variación anual del IPC se situó en 0,6% durante el mes de agosto y presentó una variación de 0,1pp en comparación al mes de julio, el leve crecimiento en los precios fue producto de choques de oferta, asociado a altas temperaturas y lluvias. Por su parte, la inflación núcleo, aquella que excluye los alimentos y la energía por su mayor volatilidad, registró una variación anual de 0,3%.

Este resultado fue el más bajo desde marzo del 2021 y genera alertas sobre el fenómeno deflacionario que podría experimentar el país asiático. Por su parte, el IPP en China revela el desbalance entre la oferta y la demanda. La sobrecapacidad en la producción ha implicado una variación negativa en los precios desde finales del 2022. Si bien los primeros meses del 2024 marcaban una desaceleración cada vez menor, el IPP de agosto tuvo una variación negativa de 1,8%, 0.4pp más alta que la caída esperada por los analistas. Esta a su vez fue la cifra más baja de los últimos 4 meses y generó dudas sobre la posibilidad de que el país pueda alcanzar su objetivo de crecimiento establecido en 5%. Con lo anterior, el Banco Popular de China decidió implementar medidas más agresivas con el objetivo de impulsar la demanda y brindar impulso económico para lo que resta del año.

Específicamente, el Banco tomó la decisión de disminuir su principal instrumento de política monetaria, la tasa de interés a mediano plazo, a 2%, el nivel más bajo desde 2020. Por su parte, otras de las medidas del paquete de estímulos incluyen reducciones en las tasas de los préstamos hipotecarios, disminución del 15% en la cuota mínima para la compra de vivienda y una reducción en el encaje bancario. Asimismo, el mercado anticipa una reducción adicional en los tipos de interés por parte del Banco Popular de China en los próximos meses del año que dependerá del ritmo de recorte que tome la Reserva Federal.

No obstante, ante la pérdida de tracción que ha tenido la política monetaria en China luego de la pandemia, el mercado también espera que estas medidas sean complementadas desde el frente fiscal. Así, se anticipan transferencias monetarias hacia los hogares, así como alivios en las tasas impositivas de algunos bienes de consumo. En síntesis, el mejor desempeño económico de China aún permanece a la espera.

La dirección que tome su crecimiento económico tendrá implicaciones en el resto del mundo, teniendo en cuenta su papel en el comercio mundial. Una desaceleración económica podría impactar negativamente países latinoamericanos como Brasil, Perú y Chile, los cuales son unos de los mayores exportadores de materias primas. Asimismo, en dado caso de que el riesgo de deflación persista, el precio de los commodities a nivel mundial podrían verse afectados por la baja demanda del país asiático, y con esto los términos de intercambio de distintos países exportadores de productos como el petróleo, entre ellos Colombia. Finalmente, el rumbo que tome la economía china podrá impactar las inversiones del gigante en los países emergentes, debido a la menor disponibilidad de recursos.

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