Choque de civilizaciones
Por Andrés Illera
La actual década parece estar en un halo de continua inestabilidad social, económica y política; un estado que para muchos puede ser normal, pero que para las nuevas generaciones no debería ser rutinario observar una serie de conflictos en África y Medio Oriente como sus más prominentes actores y nos deja entrever a Hobbes con esa frase tan lapidaria: “El hombre es un lobo para el hombre” y ese estado natural de violencia.
Por otro lado, estudios económicos revelan que este costo ligado a la actual ola de terrorismo representa un 61% más que la década anterior, siendo al 2014 un total de 53 billones de dólares, aunque el precio pagado en vidas perdidas es invaluable, así como la destrucción de antiguas edificaciones de civilizaciones milenarias.
Nuestro país se acerca a lo que muchas generaciones han estado esperando, un final del conflicto armado, al menos con la guerrilla más antigua, las FARC, en un mundo tan convulsionado por lo que puede llamarse choque de civilizaciones.
Leer una noticia positiva sobre el acuerdo final del conflicto en Colombia es un bálsamo y deja a nuestra sociedad en un punto de madurez en el cual sí es posible la resolución de conflictos por la vía más pacífica, como lo es el diálogo, y no cabe duda que para lograrlo se requiere del apoyo de muchas organizaciones y personalidades con cierta capacidad de interceder para flexibilizar las discusiones y hacer fluir los diálogos en la mesa de negociación.
La creatividad debe estar a flote y eso ha hecho de este acuerdo en la Habana algo único y sin precedentes en la historia de los conflictos de similar escala en el mundo. El libro ‘El arte de la guerra’, de Sun Tzu, nos enseña “ a depender, no del deseo de que el enemigo no viene, sino de nuestra propia preparación para recibirlo; no en la posibilidad de que no ataque, sino más bien en el hecho de que hemos sentado nuestra posición inamovible”.
Esto parece aplicarse en el proceso de paz, en el cual el Gobierno ha trazado puntos claros de negociación, los cuales se han estado definiendo, quedando por validar el sistema de justicia transicional, quizá el punto más difícil, pero el actor más importante en este punto es la sociedad colombiana en su conjunto y el estar preparados para el final del conflicto, lo que implica saber perdonar y digerir lo negociado por el Gobierno. De lograrse este acuerdo final de PAZ en el 2016, no estaría lejos pensar en la aspiración de obtener el premio nobel, el cual sería un logro para todo un país.
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