La crisis de la OEA
Por Andrés Illera
América como región, enmarcada en la organización de Estados Americanos (OEA), ha dado un paso hacia atrás, debido a la coyuntura política de nuestro país fronterizo, Venezuela.
El deterioró de un estado-nación desfigurado por la pérdida de identidad, que se aprecia en su sociedad que ha pasado de una boyante economía petrolera de los años 70 y 80 con un alto nivel de consumo, quizás como la estadounidense, a una sociedad que se enfrenta a la escasez de alimentos, medicinas y bienes básicos, con elevados niveles de pobreza y alta tasa de homicidios, hechos que están llevado al país a enfrentar una crisis humanitaria sin precedentes, con una tasa creciente de inmigrantes venezolanos en otras naciones de América, casi como una nación africana, enmarcada en una depredación de los recursos en manos de sus presidentes electos.
Como miembros de esta comunidad americana, compuesta por 35 naciones y representadas a través de la OEA, nos preguntamos, ¿cuál es el rol de esta ante la crisis que vive en Venezuela? Los pronunciamientos del actual secretario general de la OEA, Luis Almagro no dejan ver un actuar más allá de lo conocido, que hay una violación a los principios democráticos en los cuales se fundamentó esa organización, que están siendo mancillados por decisiones de facto de un presidente autócrata, como lo es Maduro, que van en contravía de cualquier orden institucional de los países miembros de la organización.
Centrémonos por un momento en la OEA, la cual fue fundada en un periodo de posguerra, en 1948, el mundo se enfrentaba a un debate de ideologías políticas, nuestra región pretendía mantener una sociedad entorno a principios democráticos fuertes y esta organización permitió dar este respaldo a un modelo democrático basado en la representación, también como una plataforma de cooperación comercial en la que se acentuaba la importancia de una integración regional, sumada a una cooperación en lo político, económico y social, así como el fortalecimiento de la paz y la seguridad del continente.
En el 2018 se cumplirán 70 años de su creación y los retos para mantenerse actual son enormes; crisis como la de Venezuela nos permiten apreciar que la organización ha estado carente de liderazgo, no existe un real consenso de las naciones para dar prioridad a la democracia representativa y es entendible, dadas las diferentes ideologías políticas que hay en la región, como la aparición de modelos “neopopulistas” apoyados por diferentes naciones. Esta división ideológica ha permitido que la organización tome un tinte más pragmático, como es la integración comercial de la región y un monitoreo permanente en defensa de los derechos humanos a través de la Comisión Interamericana. Si comparamos los acontecimientos de la región y vamos a Europa, observamos cómo modelos de ideología política pueden dividir una región, como ejemplo, el Brexit (salida del Reino Unido de la Comunidad Europea), o movimientos nacionalistas disputando el poder político en Francia y Holanda.
En nuestra región, el mayor aportante a la OEA en términos económicos son los Estados Unidos con $54.6 millones de dólares al 2015, siendo este aporte la tercera parte del presupuesto total. Quizás la importancia de este país como donante no ha permitido que nuestras naciones se identifiquen con la organización y no parece ser suficiente para, a través de esta nación, lograr un consenso democrático en la zona, ya que se ha inclinado más por acuerdos comerciales, siendo los Estados Unidos para muchas de nuestras vecinas naciones el mejor socio comercial.
Lo económico, por medio de los acuerdos comerciales, está hoy en día por encima de la representación democrática en la región; la OEA debe encontrar mecanismos para balancear estas dos variables, lo que se conseguirá con un real liderazgo institucional e intentar que las naciones de este continente logren identificarse, de lo contrario el papel de la organización será nulo, tal y como está sucediendo con su actuar ante la situación en Venezuela, debido a un papel paquidérmico de la organización para encontrar una salida a esta crisis de la región.
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