Evaluar el ‘Día sin carro’
Por el Sacristán
Sin alternativas de movilidad no es posible que se siga efectuando el famoso “Día sin carro y sin motos”. La jornada del 25 de abril no pudo ser más desafortunada, pues a la falta de transporte público, en especial de taxis, se sumó un terrible aguacero que provocó inundaciones en diferentes sectores de la ciudad, lo que hizo más difícil el desplazamiento de la gente.
Si normalmente tomar taxis es difícil, el Día sin Carro es una verdadera odisea, o van ocupados, o simplemente no recogen pasajeros. Solicitarlos por teléfono es tiempo perdido, como les ocurrió a muchos usuarios, que no tenían forma de regresar a sus hogares en medio del fuerte aguacero. Quedaron varados hasta quienes salieron en bicicleta.
Las personas que no pudieron hacer diligencias el “Día sin Carro”, salieron presurosas el miércoles y se encontraron, además de calles en obra, huecos, vías cerradas por reposición de tubería de acueducto y alcantarillado, un monumental trancón, gracias a una marcha de sindicalistas que congestionó la ciudad. Bueno, congestionar es poco, formó el caos, sin respeto alguno por los derechos de los demás.
Hay que medir los resultados del famoso Día sin Carro”, porque si en diferentes aspectos proporciona más perjuicios que beneficios, entonces no cumple su objetivo. Las alternativas para aliviar el medio ambiente son de fondo, señor alcalde, con pañitos de agua tibia no lo vamos a mejorar.
Lo que sí quedó en evidencia una vez más, es la contaminación que produce la mayoría de buses y busetas de servicio urbano, son chimeneas ambulantes. ¿En dónde les expedirán el certificado de gases? ¿Qué dice al respecto el secretario de Tránsito y Transporte de Popayán?
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