Cauca: turismo consciente, paz y posconflicto
Por José Reinaldo Muñoz Rada
A partir de esta iniciativa mediática, como es la búsqueda de la paz, la actividad turística en el posconflicto se revela aún como un túnel largo y estrecho poblado de complejidades en lo económico y social.
Pie de Foto: Hotel Turístico de Coconuco
Sin embargo, ahora que el Gobierno está proyectando la firma última y definitiva de la paz con las FARC, amerita hablar sobre este tema del que poco se conoce: el turismo en el posconflicto derivado del concepto de paz territorial y como sector clave para el desarrollo del país, comunidades y regiones, sin desconocer a los propios desvinculados que hoy hacen y harán parte activa del pre y posconflicto como tal.
Uno de los prioritarios desafíos será el de integrar a las regiones más afectadas, confinadas o abandonadas por la estigmatización de la guerra como si fueran simples territorios de segunda categoría o marginados; aquellas que hacen parte de otra Colombia aún no incorporadas a su esquema productivo y de desarrollo con identidad nacional. Pero la integración de esa nueva Colombia, sin duda alguna, va a requerir de un mayor gasto público, mayores impuestos para todos y, por supuesto, de la toma de decisiones tanto priorizadas como audaces sin lugar a equivocaciones materiales.
Si el Gobierno central tiene proyecciones tentativas de que la firma de la tan anhelada paz provocaría un incremento promedio del 30% para el turismo receptivo extranjero, se debe construir un sistema político más democrático en el que el rol de cada uno de los actores contribuya a su propio éxito. La paz se constituye en un potencial resarcimiento para el turismo nacional, especialmente para las zonas que han sido escenario de su permanente actuar y consecuente desprestigio.
Es hora de cambiar los escenarios de constantes intervenciones y conflictos derivados de una guerra sin tregua por escenarios de mutua convivencia, no solo entre dos actores, sino también involucrando a la naturaleza como un entorno vital que promueve los valores de la paz, la amistad, el respeto y el amor a la vida como esencia de la práctica turística. De allí que el turismo Consciente se constituye en un concepto vivo, dinámico y en constante construcción; en un nuevo paradigma que fortalece y contribuye al desarrollo de una mejor gestión turística para todo el país.
El anhelado impacto de la paz en el turismo puede convertirse en una actividad desbordante en la medida en que los propios y foráneos tengamos acceso libre y espontáneo a nuestros propios recursos naturales o culturales visibilizando territorios y municipios que por sus condiciones de inseguridad no han aparecido históricamente en el mapa turístico del país.
En el sistema actual, la industria turística desde los ámbitos público y privado puede estimular la participación de las comunidades locales en la administración de los recursos turísticos, o asociar a sus miembros a las decisiones sobre el desarrollo de éstos. Hay casos exitosos como en Perú, en donde el turismo rural genera una operación exitosa anual, de cerca de seis millones de dólares; o en Ecuador, en donde el turismo Comunitario se presenta como un promotor de derechos y oportunidades.
El turismo por la paz
La posibilidad de recurrir al turismo como un medio de diversificación económica, solo será posible bajo condiciones duraderas de estabilidad política y de paz. Es importante reconocer que en la década de los ochenta, el turismo también contribuyó a emerger países desde su aislamiento de décadas como fueron la República Checa, Polonia, Rusia, País Vasco, entre otros, así como el modelo de reconciliación en Colombia (Oriente Antioqueño), y a reforzar sus propias economías a partir de sus destinos turísticos.
Buenos tiempos para los viajes
Si las previsiones de la Organización Mundial del Turismo (OMT) son exactas, las llegadas de turistas a las fronteras del mundo van a pasar de aquí al año 2020 a 1.600 millones, lo que convertirá al turismo en la primera actividad económica del mundo.
Por el lado del sector turístico convencional, las noticias nacionales también son alentadoras: el turismo en los últimos años ha tenido un alto dinamismo. En lo corrido del 2015 Colombia aumentó en 13.1% el número de viajeros más comparados con el mismo periodo de 2014. También el turismo doméstico e interno avanza por buen camino, toda vez que las estrategias y programas de gobierno encaminan sus esfuerzos hacia la implementación y el fortalecimiento de las denominadas “rutas de la paz” (actualmente 12 activas), permitiendo entrever que el turismo en el posconflicto es una oportunidad para reencontrarnos con una Colombia diversa y única a la que la gran mayoría de sus nacionales no hemos tenido acceso.
Tendencias factibles en la etapa del posconflicto
A partir de la suscripción de acuerdos de paz, bien podemos intuir mejoras en aspectos diversos como:
Mejoramiento de Imagen de Región o País: Colombia y sus regiones se ubicarán en un plano internacional a través de todos los medios, traduciendo esto en un destino más apetecido. Podrían llegar también nuevos y atractivos mercados emergentes.
Etnoturismo y diversificación: sin perder su herencia ancestral, podrán las comunidades promover y administrar sus propios territorios con un enfoque turístico Comunitario que además sirve como alternativa para preservar la biodiversidad y dinamizar las economías locales. Son las comunidades las que echan mano del turismo como parte de sus planes de vida y esquemas de ordenamiento territorial. El turismo manejado en forma responsable constituye de por sí un pacto de convivencia, respeto mutuo y responsabilidad, además de ser fuente de oportunidades resaltando el valor de la interculturalidad.
La reivindicación social: el posconflicto va a demandar una amplia y variada capacitación de recurso humano en múltiples zonas rurales que serán intervenidas en el proceso de cambio, además de la localización geográfica e identificación y desarrollo de la vocación turística productiva en muchos territorios de la geografía nacional con marcado potencial turístico. También de la implementación de actividades o programas de fomento al emprendimiento (hay que estimular la iniciativa), infraestructura para la competitividad, además del componente de seguridad para sus habitantes y visitantes. En este espacio, tanto los afectados como los reinsertados juegan un papel preponderante como actores visibles. El turismo puede ser un vehículo protagónico en la búsqueda de ese nuevo saber y entender que se apremia como país.
Bienvenidos los nuevos viajeros: amantes de la naturaleza y con amplia capacidad adquisitiva del producto turístico. Los adultos mayores quieren invertir en bienestar general y recuperar el tiempo perdido. Se jubilan con buen estado físico y capacidad de gasto. En alianza con aerolíneas y demás prestadores de servicios se podrá recorrer el territorio nacional descubriendo destinos exóticos. El turismo gastronómico, cultural y de negocios forma parte de la nueva dinámica de la oferta turística nacional.
Diferenciación: tenemos una ventaja comparativa y diferenciada en turismo de naturaleza, pues contamos con una diversidad de climas y ecosistemas que hacen que nuestro país sea único con respecto a otras ofertas en la región. Identificar este factor diferenciador nos da una ventaja competitiva. Es un desafío que el país debe de incorporar en la visión de crecimiento verde.
Redescubrir a Colombia exótica: Realismo mágico es la denominación de nuestro país ante el mundo. Al mejorar la percepción de seguridad posconflicto, recorreremos Colombia con mayor orgullo patrio y sentido de pertenencia.
Turismo Creativo: al contar con un territorio seguro y en paz, exploraremos nuevas vocaciones turísticas, como el turismo cultural que también demanda un reto: el control de un sector en plena expansión del mercado turístico. Hay que familiarizar al turista con la cultura aborigen.
Cultura y Turismo: orientado hacia una economía de mercado. El turismo puede constituir un elemento favorable para el patrimonio y su conservación, pero siempre que las leyes del comercio se apliquen con prudencia.
En conclusión, de lograrse una culminación exitosa de las negociaciones de paz, el papel de las administraciones y del sector privado solo será real y verificable cuando el concepto del turismo (como quiera enfocarse), se inserte como una verdadera política de Estado, y cuando cada uno de los actores de la cadena contribuyamos en alta medida a la construcción de bases sólidas para que nuestra sociedad se mantenga estable. El mensaje parece claro: cada municipio y departamento deberán transitar por su cuenta su propio camino en materia de turismo. En el Cauca, estamos en el momento ideal de convertirnos no solo en destino modelo, sino en una región competitiva por excelencia.
e-mail: reimunos2015@hotmail.com
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