Editorial: El patrimonio es para preservarlo, no para tumbarlo

Por Redacción en agosto 4, 2015

Si resucitara monseñor Miguel Ángel Arce Vivas, seguramente volvería a su sepulcro, al ver que de su casa, frente a la sede de la Arquidiócesis de Popayán, en pleno sector histórico, solo quedan la fachada y al lado del portón de madera, la placa con que lo honró Popayán.

Pero su dolor, y de eso estamos seguros, no habría sido por el hecho de que fuera su residencia y la de su familia, sino por la destrucción del patrimonio de la ciudad que él ayudó a preservar y defender. Sus propios descendientes que enajenaron ese inmueble, no imaginaron que el comprador, en complicidad con la noche, lo demoliera a hurtadillas para “darle paso al progreso”.
Al sector histórico hay que conservarlo y revitalizarlo, no destruirlo, hacerlo es un atentado contra una herencia muy valiosa que los antepasados dejaron como legado a toda una comunidad. De esto poco entienden los que solo entienden de dinero.

Pero resulta que hay unas normas que pobres y ricos deben cumplir y que los funcionarios responsables están en la obligación de hacer respetar y, quien no lo haga, debe ser sancionado ejemplarmente, de acuerdo al mandato legal, en este caso ordenado por el Plan Especial de Manejo y Protección del Sector Histórico de Popayán, PEMP, norma expedida por el Ministerio de Cultura, que en acatamiento a la Constitución Política de Colombia, ha desarrollado un esquema de protección para la recuperación de los centros históricos de ciudades colombianas, entre ellas Popayán, para recuperarlos, conservarlos y actualizar sus funciones. Todos los aspectos están debidamente normados, por lo que no se puede permitir que cada quien haga lo que le venga en gana, como está sucediendo en nuestra ciudad, por ciertas personas que muestran desprecio absoluto por el patrimonio arquitectónico, histórico y cultural de Popayán.

Frente a lo que estaba sucediendo con ese céntrico inmueble, la jefe de la Oficina de Planeación Municipal, arquitecta Afra Verónica Torres, luego de recibir el reporte de los funcionarios responsables del control físico del centro antiguo, además de denuncias de los vecinos, osó iniciar un proceso al nuevo propietario, mediante boleta de seguimiento y control de obra, informándole que debía suspender los trabajos de forma inmediata, hasta cuando llegara a la Administración Municipal la licencia de construcción que autorizara cualquier tipo de modificación de ese inmueble. El dueño hizo caso omiso al requerimiento, por lo que la funcionaria, en ejercicio de su competencia, dio apertura al proceso sancionatorio, el cual se le notificó de manera personal, dándole como plazo un día, que es lo que estipula el Plan de Ordenamiento Territorial, POT, para que rindiera descargos de la presunta infracción. Pasaron dos días hábiles y ante la no comparecencia del propietario se dejó en firme la sanción en la que se le ordena el pago de $193 millones de pesos y la reconstrucción de la casa.

Obviamente le pareció demasiado, por lo que recurrió al recurso de reposición con subsidio de apelación, al que tiene derecho, el cual la Administración Municipal se encuentra resolviendo. Lo paradójico de este caso, es que en este momento corre una investigación en la Personería de Popayán en contra de la jefe de la Oficina Asesora de Planeación Municipal, porque supuestamente no cumplió con los deberes constitucionales, por extralimitación de funciones y por haber impuesto una multa muy alta, a quien convirtió en escombros un bien patrimonial.

Precisamente, la Asamblea General de la Veeduría Ciudadana del Patrimonio Histórico y Cultural, VEER- Popayán, reunida en días pasados, elevó al personero de la ciudad, Andrés René Chaves, un Derecho de Petición, en el que le solicita una explicación satisfactoria acerca de la investigación que le abrió a la funcionaria, porque siente esa Veeduría que la jefe de la Oficina Asesora de Planeación Municipal obró en cumplimiento de su deber, en acatamiento a la normatividad, tal como también se lo demanda la ciudadanía, dueña del patrimonio que encierra el sector histórico de Popayán.

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