Editorial de julio de 2015
Una vía excluida y otra con contratista cuestionado
Paradójicamente, mientras en boletines de prensa de la vicepresidencia de la República, del Ministerio de Transporte, de Invías y de la Agencia Nacional de Infraestructura, ANI, se anuncian cuantiosas inversiones para grandes obras de infraestructura y megaproyectos que hacen parte de la segunda ola de cuarta generación en diferentes regiones del país, para el Cauca no hay recursos con qué terminar el famoso “Corredor del Paletará”, iniciado en el 2009 como también el “Anillo del Macizo Colombiano”, obras que se encuentran suspendidas.
Después de averiguar de despacho en despacho en el alto gobierno, por fin un mando medio, el subdirector de la Red Nacional de Carreteras del Invías, Juan Valentín Briceño Martínez, le respondió al Consejo Gremial y Empresarial del Cauca, sin mayor anestesia, que el “El Corredor del Paletará”, Patico – Coconuco – Paletará – Isnos, fue excluido de los proyectos que actualmente se adelantan, en razón de las dificultades de orden fiscal que afronta el país.
El regocijo que había, después de años de espera, de cartas, de peticiones en reuniones con presidentes y ministros de diferentes administraciones, por fin se produjo la noticia de la adjudicación de la doble calzada Popayán – Santander de Quilichao. Pero, obviamente, con agridulce sabor, porque la firma Hidalgo e Hidalgo, ganadora de ese contrato por 1.2 billones de pesos, obra que forma parte de la segunda ola de concesiones de cuarta generación (4G), está acusada en Panamá por corrupción, supuestamente por haber sobornado con 10 millones de dólares a un empresario y a altos funcionarios del gobierno Martinelli, tal como lo han informado distintos medios de comunicación panameños.
De ese consorcio colombo ecuatoriano hace parte la empresa de ingeniería Solarte, a la que se le acusa de incumplir contratos, como la doble calzada Briceño-Sogamoso. Resultaría increíble que después de esperar por décadas esa importante doble calzada, de vital importancia para mejorar la seguridad vial, acortar tiempo de viaje, además de lo que significa en términos de desarrollo económico y social, tanto regional como nacional, no se inicie prontamente ese proyecto por los líos judiciales que tiene el consorcio ganador.
El comunicado emitido por la Agencia Nacional de Infraestructura, ANI, como consecuencia de la trascendental noticia, nos permite colegir que mientras se aclaran ante los tribunales panameños los enredos legales de Hidalgo e Hidalgo, pasará otro largo tiempo.
Dice la ANI que el Gobierno Nacional en aplicación del principio universal de presunción de inocencia y debido proceso, esperará el pronunciamiento de los organismos judiciales de cada uno de los países en los que se dieron los hechos, pues por el momento existe una indagación o investigación previa.
Entonces, luego de que se aclare lo ocurrido y se establezca si las personas cuestionadas tienen relación o no con el desarrollo de los contratos, se hará uso de las herramientas jurídicas consagradas en la legislación colombiana para evitar la vulneración del patrimonio público y, en consecuencia, la afectación de las obras adjudicadas, porque no es solo la doble calzada Popayán-Santander de Quilichao. ¿Será que este proyecto nuevamente dormirá el sueño de los justos?
Si ya había rumores de conductas poco edificantes de esa empresa, nos resulta difícil creer que en nuestras entidades estatales encargadas de manejar las obras públicas, nadie tuviera la menor idea acerca de tan delicado asunto, máxime en tiempos en que la información está globalizada.
Con lo que viene ocurriendo con problemas jurídicos de representantes legales y socios de compañías, obliga a que los encargados de los procesos licitatorios investiguen las conductas de los proponentes. Con tanto corrupto suelto y de todas las pelambres, se hace necesario ser precavidos.
Uno de los departamentos más atrasados de Colombia, especialmente en materia vial, es el Cauca, por lo que no entendemos cómo el Gobierno Nacional le quita recursos a una obra tan importante como El Corredor del Paletará, vital para el desarrollo de esta región del país, afectada por la pobreza, el atraso, el descuido del Estado, la politiquería, que son la consecuencia de la terrible violencia en que vive este martirizado Cauca desde hace muchos años.
Tal será la falta de institucionalidad, que se permite que comunidades saquen a la Policía y al Ejército como si fueran delincuentes, con el pretexto de que su presencia provoca ataques de las FARC, como acaba de ocurrir en el corregimiento El Mango, de Argelia, Municipio que en el Ranking General de Tipologías, según el DNP, registra las condiciones de vida menos favorables en el país. ¿Qué dicen las autoridades departamentales y los congresistas del Cauca? Lo único que los mueve son las próximas elecciones para seguir detentando el poder en un Departamento paupérrimo.
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