¿Tiene usted conciencia ecológica?
Por Andrés Illera
¿Qué tan estrechas son nuestras relaciones con el planeta?
Quizás para muchos no dejan de ir más allá que el pronóstico del clima. Inglaterra desarrolló las predicciones de clima en 1860 ante la necesidad de evitar los continuos naufragios sufridos por la armada británica a causa de las intensas e impredecibles tormentas.
Hace poco más de una década se ha venido puntualizando el concepto de sostenibilidad, que es entendida por muchos como el uso responsable y transparente de recursos naturales reduciendo el impacto en ellos para las futuras generaciones.
Los intereses de gobiernos, multinacionales, pequeñas y medianas empresas, incluso de familias y, por qué no decirlo, de cada uno de nosotros, han pasado por encima del equilibrio natural de estos recursos, primando el beneficio económico antes que la conservación del medio ambiente.
Si cada uno de nosotros empleara la inteligencia ecológica como lo menciona Daniel Goleman (autor del libro ‘Inteligencia emocional’), nuestras decisiones serían muy diferentes y el impacto al planeta estaría ligado a ese equilibrio del uso de recursos naturales y bienestar. Pongamos un ejemplo básico: ¿Es usted una de las personas que acepta bolsas plásticas en el supermercado? Si es así, su ‘bienestar’ está afectando el medio ambiente, ya que el plástico puede tardar hasta cuatro generaciones en desintegrarse, y en ese caso no está aplicando su inteligencia ecológica a sus decisiones.
Este escenario puede ser comparado a gran escala con las emisiones de dióxido de carbono en la atmósfera, uno de los causantes del calentamiento global, traspasando los límites del planeta: pérdida de biodiversidad, altos niveles de acidez de las aguas marinas, trastornos climáticos, entre otros.
Un ejemplo a la luz pública, es el deterioro ambiental de China, un país que por más de una década ha tenido un sostenido crecimiento económico, con un deterioro ambiental inimaginable, en perjuicio de la salud pública.
La relación con el planeta está en nuestras decisiones, las cuales debemos tomar con un juicio moral que permita a las generaciones actuales y venideras disfrutar de lo que aún llamamos tierra.
columna publicada en la edición impresa del 29 de mayo de 2015
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