Profesor descubre polluelo que imita orugas venenosas para defenderse de depredadores
Gustavo Londoño, profesor del Departamento de Ciencias Biológicas de la Universidad Icesi, adelanta una investigación sobre una especie de polluelo de las selvas tropicales de Suramérica, que mimetiza a la oruga venenosa para evitar ser presa de los depredadores.
Inició esta investigación en el 2007 en el Parque Natural del Manu, en Perú, con el objetivo de entender cómo las aves modifican sus estrategias de supervivencia, para protegerse de los depredadores (micos y serpientes).
El profesor Londoño descubrió algo que nunca antes ha sido documentado para un ave. En el 2012, buscando nidos en un bosque amazónico, se encontró con un nido de polluelo de la especie Laniocera hypopyrra, el cual fue monitoreado de inmediato. Después de cuatro días, el polluelo nació y fue ahí cuando comenzó el fascinante descubrimiento: el polluelo, presentó plumones (plumas modificadas), largas barbas de color naranja con blanco en la punta, y hacía que el polluelo se pareciera a una oruga venenosa de esa región.
En la mayoría de las aves, el desarrollo del embrión depende exclusivamente del calor que la madre o el padre le transfieren al huevo durante la incubación. De manera similar, en la mayoría de las aves, el desarrollo de los polluelos depende del alimento que traen los adultos al nido, lo cual implica que un menor esfuerzo por parte de esta ave al incubar o alimentar a sus polluelos, reduce el desarrollo del embrión, respectivamente, pero aumenta la longevidad del ave, ya que gasta menos energía y tendrá más tiempo para buscar su propio alimento.
Esto llamó la atención a los investigadores, porque ninguno de los cientos de polluelos encontrados en la zona de estudio presenta estas características. “Los adultos de esta especie son de color gris, lo cual es muy distinto al color naranja de los plumones del polluelo“, afirmó el investigador Londoño.
Pero las sorpresas no pararon ahí, lo más sorprendente ocurrió al sexto día de monitoreo del nido, cuando se sacó al polluelo para tomarle las medidas morfológicas: mientras este estaba en el suelo no pidió alimento, lo cual hace esta especie que tiene este tipo de polluelos, y en cambio de este comportamiento, el polluelo comenzó a mover la cabeza lentamente de un lado para otro.
Esta conducta reforzó la idea en los investigadores, según la cual, el polluelo estaba imitando a una oruga, lo que repetía cuando lo sacaban del nido, pero cada vez que un adulto se acercaba al nido con alimento, el polluelo movía la cabeza de un lado a otro y producía una vocalización particular para pedir alimento, lo que sugiere que cada vez que algo desconocido llega al nido el polluelo “sabe” que se tiene que comportar como una oruga, pero cuando escucha el sonido familiar, sabe que son sus padres y es hora de pedir alimento.
En el 2013, el investigador realizó una nueva temporada de campo con la joven investigadora Colombiana (Wendy Valencia) que fotografió una oruga de la familia Megalopygidae, de caracter tóxico, que era exacta en coloración y muy parecida en tamaño al polluelo de L. Hypopyrra. Esta información era la pieza que le faltaba a esta historia del polluelo oruga.
“Esta es la primera vez que se describe este tipo de mimetismos batesianos, especies que no son tóxicas, imitando a especies tóxicas, para protegerse de los depredadores”, comenta el investigador Londoño.
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