El pago en efectivo crece en Colombia, puede reflejar informalidad e ilegalidad, dice ANIF    

Por en marzo 27, 2025

El efectivo en Colombia crece a una tasa anual de 20%, mientras el saldo en depósitos en cuentas corrientes lo hace apenas a una de 2% y el de cuentas de ahorro a 6,3%. Estas cifras preocupan. Si bien el aumento de los agregados monetarios en meses recientes puede estar asociado a un mayor dinamismo de la actividad económica, el significativo incremento del efectivo puede estar reflejando un aumento de la informalidad o de manera más preocupante, de actividades ilegales. 

Según ANIF, en el país el efectivo ha sido tradicionalmente el medio de pago más usado, pero sorprende la actual cifra de su crecimiento, dado el esfuerzo de los sectores público y privado por desarrollar un ecosistema financiero digital con costos bajos. El efectivo, además de ser el medio usual en pagos ilegales y asociados a evasión de impuestos, así como para actos de corrupción, tiene costos operativos altos, genera ineficiencias en el procesamiento de transacciones, tiene altos riesgos de seguridad y no produce información que luego puede ser usada como insumo en la asignación de crédito.

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Por esta razón, en Colombia se han planteado varias iniciativas para combatir el uso de este desde los sectores público y privado. En el Plan Nacional de Desarrollo 2015-2018 se planteó la meta puntual de reducción de la relación efectivo/M2 de 11,9% en mayo de 2017 a 8,5% para 2018. El último dato de 16% en enero de 2025, casi el doble de la meta propuesta en aquel momento, ilustra el poco avance en la lucha contra el uso del efectivo.

El pago con efectivo sigue siendo el rey en Colombia.

Al comparar a Colombia con otros países de la región se observa que el nivel de efectivo en circulación en relación con la actividad económica es más alto en nuestro país y ha venido en aumento. La relación- efectivo/PIB para Colombia, Brasil y Chile desde 2001 hasta 2024, excluyendo los años de la pandemia. Hay divergencia entre Colombia y estos dos países en materia de uso del efectivo. Mientras en nuestro país la relación ya supera el 9%, en Brasil y Chile se ha estabilizado por debajo del 4%.

Estas estadísticas resultan sorpresivas dados los avances en materia de pagos en Colombia. En los últimos años, en particular durante la pandemia, el país experimentó un aumento muy importante de transacciones a través de billeteras digitales, como Nequi, DaviPlata y Dale. Adicionalmente, se ha visto una expansión importante de las pasarelas de pago como PayU y MercadoPago, que se han sumado a las soluciones de pago omnicanal, como Redeban y Credibanco.

De igual manera y como preámbulo al lanzamiento del nuevo Sistema de Pagos Inmediatos (SPI) del Banco de la República, se han dado múltiples alianzas entre varias entidades financieras para facilitar las transferencias electrónicas, con la aparición de llaves que facilitan dichas transacciones entre entidades como Bancolombia, Nequi y DaviPlata o el tag Aval; opciones pensadas en los usuarios y que les permiten enviar o recibir dinero sin costo y de manera inmediata.

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Es paradójico, dicen los técnicos, por no decir lamentable, que toda esta innovación financiera que facilita los pagos y transferencias digitales ocurra mientras el efectivo en términos reales aumenta a doble dígito. El efectivo sigue siendo el rey.

En septiembre entrará en operación el SPI del Banco de la República. Bre-B (léase Breve), les permitirá a los colombianos realizar pagos de manera inmediata con altos estándares de seguridad. Varias de las llaves de entidades financieras, que no son otra cosa que identificadores asociados a las cuentas de ahorro, corriente y billeteras -que pueden además personalizarse- son el preámbulo para lo que debería ser la universalización de las transferencias digitales. Bre-B podría seguir el camino del SPI de Brasil, PIX, que ha sido exitoso en aumentar la transaccionalidad digital y el uso de diversos métodos de pago, así como en reducir el uso del efectivo en Brasil.

Así, por una parte, se han realizado diversos estudios para analizar el impacto de PIX en el uso de diferentes instrumentos financieros. Se ha encontrado que este SPI ha contribuido a incrementar el uso de otros métodos de pago. En particular, los resultados sugieren que un aumento del 1% en el número de usuarios activos de PIX aumenta 4,5% el número de transacciones de transferencia bancaria, 5,7% las transacciones por recibos de pago, y 1,2% en la aceptación de tarjetas de débito por parte de empresas.

Asimismo, un crecimiento del 1% en los usuarios de PIX en municipios aumenta la apertura de cuentas bancarias por primera vez en un 0,8%, y el de usuarios de crédito por primera vez en un 0,4%. Además, genera un aumento del 0,25% en el número de personas que crean una relación con un nuevo banco, ya que más personas utilizan sus cuentas bancarias para realizar transacciones. Estos resultados están asociados al hecho de que las personas y empresas, una vez familiarizadas con PIX, aprenden gradualmente a utilizar otros métodos de pago con el tiempo. El SPI funciona como una puerta de entrada para la digitalización financiera.

Adicional a esto, se encuentra que los beneficios de los bancos han aumentado desde la introducción de PIX2, contrario al temor de los bancos de perder ganancias con la introducción de este sistema. En efecto, un incremento del 1% en los usuarios activos de PIX está asociado con un aumento de 0,7% en los depósitos en cuentas corrientes, de 0,3% en los depósitos de ahorro, de 0,8% en préstamos y de 1% en los activos bancarios.

Por otro lado, los datos revelan que PIX también ha sido exitoso en reducir el uso del efectivo en el país. Según la encuesta “Los brasileños y su relación con el dinero” del Banco Central de Brasil, en 2024 PIX fue el medio de pago más utilizado por los brasileros para hacer sus compras o pagos (76,4% de la población), seguido por la tarjeta débito (69,1%) y el efectivo (68,9%). Eso contrasta con los resultados del 2021 cuando el efectivo se posicionaba como el medio de pago más utilizado (83,6%), mientras PIX era usado por poco menos de la mitad de la población.

Colombia se enfrenta ahora a una gran oportunidad de seguir los pasos de Brasil con la introducción de Bre-B. Los SPI han demostrado ser una herramienta eficiente para impulsar la inclusión financiera y el menor uso del efectivo. La interoperabilidad de los sistemas y los bajos costos son características clave, pues favorecen la adopción del sistema al permitir el envío y la recepción de dinero entre diferentes entidades financieras de manera fácil, rápida y segura. ANIF esperamos que Bre-B contribuya a la reducción del uso del efectivo en el país, así como a la reducción de la informalidad.

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