Evolución social en Colombia, desde 1991 hasta hoy, según estudio de ANIF
La reducción de la pobreza monetaria y el analfabetismo son notorios, pero persisten grandes retos en la desigualdad.
En Colombia, desde la promulgación de la Constitución de 1991, se ha experimentado una transformación significativa en las políticas sociales, orientadas a garantizar derechos fundamentales y mejorar las condiciones de vida de la población. Este cambio trajo consigo la priorización de la lucha contra la pobreza, la promoción de la educación como derecho fundamental y la reducción de la desigualdad. En ese sentido, vale la pena identificar, al menos en esta dimensión, cuáles son los retos que enfrenta el país en el marco de un desarrollo sostenible.
Para empezar, la pobreza monetaria es uno de los indicadores más representativos del bienestar económico de un país, ya que refleja las condiciones de vida de la población, los ingresos disponibles y la generación de empleo. Este indicador es también el foco de muchas políticas públicas implementadas en Colombia durante las últimas décadas. En 1991, el 57,9% de la población se encontraba en situación de pobreza monetaria. Desde entonces, el indicador ha mostrado una tendencia general a la baja, con descensos significativos durante las primeras décadas del siglo XXI. A pesar de los ciclos económicos y periodos de recesión en el transcurso de estos años, en 2023 el indicador se ubicó en 33,0%, lo que significa una reducción de 24,9 puntos porcentuales (pp) en más de tres décadas. La reducción sostenida refleja en mayor medida los beneficios derivados de un crecimiento económico sostenido, al igual que avances en políticas sociales, como las transferencias condicionadas (por ejemplo, Familias en Acción). No obstante, el hecho de que aún el 33% de la población colombiana esté debajo de la línea de pobreza (establecida para 2023 en $435,375 pesos) representa un desafío urgente y crítico para el país.
Por su parte, la tasa de analfabetismo, que mide el porcentaje de personas mayores de 15 años que no saben leer ni escribir, es otro de los indicadores sociales que ha mostrado una disminución constante y significativa en las últimas tres décadas. En 1991, el analfabetismo afectaba al 11,0% de la población. Gracias a políticas educativas orientadas al aumento de la cobertura escolar primaria y secundaria, que hoy alcanza casi el 100%, este porcentaje alcanza tan solo el 4,8% en 2024. Así, se consolida una reducción de 6,2pp.
En contraste con los avances en pobreza y analfabetismo, la desigualdad medida por el coeficiente de Gini ha mostrado una evolución menos favorable. En 1991, el Gini se encontraba en 0,53 y, a pesar de las fluctuaciones a lo largo de las décadas, para 2023 este indicador había aumentado ligeramente a 0,55. Esto evidencia que los beneficios del crecimiento económico y las mejoras en pobreza y educación no han sido suficientes para reducir la desigualdad. Factores como la concentración de riqueza y las brechas de productividad regional han contribuido a que la desigualdad siga siendo uno de los principales retos estructurales del país. A pesar de la implementación de políticas redistributivas y programas sociales, no han sido suficientes para cerrar las brechas existentes.
Así, algunos indicadores sociales en Colombia desde 1991 reflejan avances significativos. La reducción de la pobreza monetaria y el analfabetismo son notorios, pero persisten grandes retos en la desigualdad. Para lograr un desarrollo sostenible e inclusivo, es necesario implementar estrategias redistributivas más efectivas, cerrar brechas territoriales y mejorar la calidad educativa, asegurando que los beneficios del crecimiento lleguen a toda la población.
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