En medio del conflicto armado en Argelia, se mantiene la esperanza de conservar un colibrí endémico

Por en octubre 26, 2023

Niños y jóvenes tienen la ilusión de vivir en un territorio biodiverso y en paz, con un mejor futuro.

En medio del conflicto armado que vive el municipio de Argelia (Cauca), la conservación del colibrí endémico y en peligro crítico de extinción, el Zamarrito del Pinche (Eriocnemis isabellae) mediante educación ambiental y TICs, mantiene viva la esperanza de los jóvenes por vivir en un territorio biodiverso y en paz, y entregan por primera vez contenidos educativos contextualizados que atañen al territorio.

Biodiversidad inmersa en el conflicto armado

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La serranía El Pinche, al desprenderse de la Cordillera Occidental, en el suroccidente colombiano, recorre parte del territorio de cuatro municipios del Cauca (Argelia, Balboa, Guapi y Timbiquí) y dos de Nariño (Leyva y El Charco). Por sus niveles de biodiversidad, especies endémicas y en alguna categoría de amenaza, es considerada por la comunidad científica global como un Área Clave de Biodiversidad (KBA por sus siglas en inglés), un Área de Importancia para la Conservación de las Aves (AICA) y parte de la Alianza para la Cero Extinción (AZE, por sus siglas en inglés), reconocimientos que no muchas áreas del Cauca poseen.

Albergando el 18% de las aves del país y conservando especies endémicas de la serranía, como son el colibrí Zamarrito del Pinche (Eriocnemis isabellae), el frailejón (Espeletia marnixiana), la besleria de Santa Clara (Besleria santaclarensis) y el bulbito de Nuevo Horizonte (Pamianthe ecollis), representa un lugar único y biodiverso, pero poco explorado.

Se ha trabajado con 665 estudiantes, que han identificado que su territorio es biodiverso, que alberga gran cantidad de especies endémicas y amenazadas.

Sin embargo, en este territorio donde la vida y la evolución se manifiestan en todo su esplendor, se desarrolla uno de los conflictos armados más intensos que vive el país, ya sea entre grupos al margen de la ley o entre el Ejército Nacional y las disidencias de las FARC, todos actuando en la cuenca del río San Juan del Micay (“cañón del Micay”), un corredor estratégico para el narcotráfico y un enclave de producción de cultivos de coca.

Como lo manifiesta la comunidad del poblado de El Plateado, “así en las noticias no salga, nosotros casi todos los días tenemos que estar en nuestras casas y cumplir las reglas de movilidad porque la balacera no para, pero no nos queremos ir de aquí, nacimos en este territorio y tenemos la esperanza que algún día va a estar en paz”.

Sin embargo, contrario a esta esperanza, ya se registran más de 6.122 personas víctimas por desplazamiento masivo y confinamiento en el municipio de Argelia en lo corrido del año.

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En medio de este conflicto armado, los niños, las niñas y los jóvenes, bajo el liderazgo del cuerpo docente de las diferentes instituciones educativas, continúan sus clases buscando mantener viva la esperanza de un territorio en paz y un futuro mejor, seguros de que ellos son la semilla que permitirá el cambio. Una misión difícil de cumplir que requiere de miles de estrategias para lograrla, a veces suspendiendo las clases cuando se sospecha que “la balacera” viene pronto, desarrollando sus jornadas en los días de calma, “mientras descansan de darse bala”, acudiendo a la virtualidad que dejó la pandemia como legado para no interrumpir el año lectivo cuando los días de guerra no cesan y buscando llenar el vacío que dejan los docentes, cansados de vivir en constante incertidumbre.

Conservando el Zamarrito del Pinche (Eriocnemis isabellae).

Bajo este escenario y con el reto permanente de conservar el hábitat y las poblaciones del Zamarrito del Pinche (Eriocnemis isabellae), una especie de colibrí reportado en 2007 como nueva especie para la ciencia por científicos de la Fundación Ecohabitats, esta ONG en alianza con la Asociación Agroambiental Santa Clara Serranía El Pinche, bajo la imposibilidad de realizar monitoreo en terreno, decidieron sumarse a la causa de los docentes y aportar todo el conocimiento científico generado durante más de 15 años en el territorio, de manera lúdica y acudiendo al uso de las TIC para ello.

Con la educación ambiental no solo se protegen especies endémicas, sino también, se aporta a la paz de territorios en conflicto armado.

Se desarrollaron guías didácticas del docente con 18 módulos enriquecidos con lecturas, videos, historias, presentaciones interactivas y reflexiones que pudieron ser compartidas por WhatsApp antes y después de las clases, buscando que la atención de los estudiantes se centrara en los contenidos interactivos y no en el método tradicional de dictar y copiar. Adicionalmente, se desarrollaron dos aplicaciones móviles para celular con contenidos ajustados a las dinámicas territoriales: CoLibri sopa de letras y CoLibri explorando, a través de las cuales los estudiantes pudieron reforzar sus conocimientos al jugar.

Los módulos se articularon a los contenidos asignados a cada curso en tres instituciones educativas: Botafogo, El Diviso y El Plateado, en donde un campesino y una campesina que han liderado la conservación del Zamarrito del Pinche, fueron los docentes, porque la mejor manera de aprender es escuchando las experiencias de quien las ha vivido. Como ellos lo manifiestan “es un sueño cumplido, ya no veremos más a nuestros hijos aprendiendo la geografía de otros países ni las especies de otros lugares”.

Lo anterior, permitió que menores de edad de los grados quinto a noveno, reconocieran su territorio bajo la mirada de la esperanza y la oportunidad. Ellos, a través de un recorrido por tres ejes temáticos: conservación de biodiversidad, planificación territorial y cambio climático, descubrieron el lado positivo de su territorio, valorándolo como un sitio de importancia global y destacando la ardua labor realizada por sus abuelos y padres desde hace varias décadas, motivándolos a sumarse al reto de la conservación.

Se logró así, trabajar con 665 estudiantes, 313 hombres y 352 mujeres, quienes hoy identifican que el territorio en el que viven es biodiverso, que alberga gran cantidad de especies endémicas y amenazadas, que se protegen ecosistemas únicos en el país, que hacen parte de una estrella fluvial del pacífico caucano, que sus comunidades campesinas han aportado con alrededor de 30.000 hectáreas en conservación y hoy son reconocidos por ONU Medio Ambiente como “Territorio de vida TICCA Serranía El Pinche”, que quienes han encontrado los diferentes sitios donde habita el Zamarrito del Pinche (Eriocnemis isabellae), son monitores  de aves campesinos, quienes han aprendido de la mano de expertos, que la Ley 2/1959 explica en gran parte por qué no tienen acceso a la propiedad de la tierra, que cuentan con un área protegida y por ello son parte del Sistema Nacional de Áreas Protegidas de Colombia y aportan a las metas globales de conservación, que diferencian entre variabilidad climática y cambio climático e identifican cómo pueden adaptarse, reconociendo que en su territorio ya se han implementado medidas en torno a la soberanía y seguridad alimentaria, pero sobre todo, que su territorio no es aquel lleno de violencia, de muerte, de estigmatización y de tragedia como lo muestran las noticias cada día, sino por el contrario, un territorio biodiverso que merece estar en paz, que los jóvenes pueden ser parte del cambio positivo y que en medio de las adversidad, la esperanza se mantiene viva. Como lo manifiesta un estudiante “gracias por enseñarnos lo bonito que es Argelia”.

Aplicaciones móviles para celular con contenidos ajustados a las dinámicas territoriales: CoLibri sopa de letras y CoLibri explorando, a través de las cuales los estudiantes refuerzan sus conocimientos al jugar.

Es así, como la conservación del colibrí endémico Zamarrito del Pinche (Eriocnemis isabellae) bajo el apoyo de donantes como el Fondo de Alianzas para Ecosistemas Críticos (CEPF), hoy cuenta con jóvenes llenos de motivación y esperanza al ver que su territorio es biodiverso, que la perseverancia y el arduo trabajo de las comunidades campesinas aportan a los propósitos globales de conservación y que ellos pueden hacer parte del cambio. Igualmente, sus docentes, cuentan con contenidos en ciencias naturales y ciencias sociales diseñados exclusivamente con información de su territorio, un logro que muy pocas instituciones educativas del departamento del Cauca han podido tener.

De esta manera la alianza entre una ONG, la comunidad campesina y el Fondo de Alianzas para Ecosistemas Críticos (CEPF) constituyen un referente que evidencia que desde la educación ambiental no solo se protegen especies endémicas, sino también, se aporta a la paz de territorios en conflicto armado.

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