El contexto de la paz total
Por Jairo Hernán Ortiz Ocampo
El concepto de paz total convoca una reflexión que va mucho más allá de una hoja de ruta que debe seguirse para poner fin a los ciclos de violencia y guerra que ha vivido el país.
Este se fundamenta en un modelo de construcción de Estado y de sociedad equitativo y democrático, que pueda propiciar no solo la igualdad formal sino la igualdad sustancial.
Igualdad sustancial que va más allá de la distribución de bienes básicos, que busca dar salida y/o soluciones a las problemáticas estructurales que han agobiado al país por muchas décadas.
Si hacemos referencia solo al departamento del Cauca, cuyo panorama es muy crítico, de sus cuarenta y dos municipios persiste un marcado desequilibrio en la distribución de los recursos, en la satisfacción de las necesidades básicas y en el establecimiento de las prioridades sociales, en los campos de la educación, vivienda, saneamiento básico, entre otros.
El 46.4% de su población presenta necesidades básicas insatisfechas (DANE, 2022); 24 de sus municipios registran altos niveles de pobreza. En materia educativa, el Cauca cuenta con uno de los índices más bajos del país. El 33% de la población en edad escolar se encuentra fuera del sistema educativo. Estos índices van de la mano con el desarrollo económico del departamento, que escasamente representa el 2.3% del producto interno nacional.
Lo anterior debe entenderse como efecto y/o consecuencia de la problemática de la tenencia y del uso de las tierras en el departamento. Las mejores tierras en el Cauca están concentradas en pocas manos. El análisis que se puede realizar de esta situación, es que la tierra ha sido y sigue siendo el eje central de su historia política, económica y social, ha sido su determinante por ser el activo de alto valor no solo económico, sino estratégico. Es decir, los conflictos que se han presentado en el departamento por las tierras, no se han generado exclusivamente para su acaparamiento, sino que este acaparamiento está ligado a la posición estratégica de las mismas.
En consecuencia, como en casi todo el país, el Cauca está enfrentando a dos grandes conflictos sociales y que están intrínsicamente ligados: el conflicto agrario y el conflicto armado.
Ahora, los conflictos producidos por el uso inadecuado de las tierras es un factor que también refleja inequidad. Lo que llama la atención, es que el Cauca cuenta con tierras con vocación agrícola a gran escala, pero estas no están siendo utilizadas para su crecimiento y desarrollo. Por el contrario, las tierras fértiles se están empleando para actividades económicas que agudizan el problema de la pobreza de la población. Actividades como la minería, el narcotráfico, la producción de materias primas para biocombustibles y la ganadería extensiva, han puesto en jaque a Colombia y al departamento del Cauca, en particular, su seguridad alimentaria.
En esta perspectiva, dichas problemáticas no se resuelven de manera simple. Esto implica plantearse una reforma agraria integral e inclusiva, con un desarrollo sostenible. Pero, sobre todo, se requiere extender y hacer efectiva la legitimidad del Estado Social de Derecho en todas la regiones del país. Se debe romper con el sofisma de que en Colombia hay más territorio que Estado.
Es desde esta perspectiva que entendemos la noción de paz total y es desde este enfoque que encontramos su fundamento.
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