A las calles de Campamento no les cabe un hueco más
Hay que tener gran pericia para saltar en carro de hoyo en hoyo, cada vez más profundos.
Por Aura Isabel Olano
Hace más de 50 años que se pavimentaron las calles del barrio Campamento de Popayán que, al parecer, fue una obra para una década, debido a las pocas construcciones que existían y, por ende, el escaso tráfico, en su totalidad residencial.
Sin embargo, con el correr de los años sumaron 40 más de los previstos como vida útil, en medio de un proceso de urbanización que se ha venido dando, con varios conjuntos residenciales, edificios, comercio cercano, congestión vehicular que cada día es mayor, lo que ha contribuido a la destrucción de estas vías.
La pericia, que según se dice, es la combinación entre el sentido común, los conocimientos y las habilidades, fruto de la práctica, se quedan cortos al transitar por este rosario de profundos huecos que, además, son un verdadero peligro para conductores de carros, motos y para los transeúntes. Es imposible esquivar esas troneras.
Con el fuerte invierno esos cráteres se llenan de agua lluvia y no se ven, pero se siente el fuerte golpe que sufren los vehículos, por los que se paga impuesto de rodaje. También por los inmuebles sus dueños cancelan religiosamente, al comienzo de año, el impuesto predial, muy alto, por cierto. Plagiando la canción navideña, acorde a la actual época, se puede decir, “alcalde: en dónde están los impuestos…”
A diferencia de la canción de los juguetes, habitantes de Campamento sí le enviaron la cartica a la Secretaría de Infraestructura del Municipio, hace más de cinco meses, solicitándole incluir en el plan de pavimentación de la ciudad, del que tanto alarde hace el alcalde López Castillón, a la carrera 16 A, pero esa cartica, como la del niño de los juguetes, aún no surte efecto.
En esa misiva, firmada por el ingeniero civil geotecnista, Hugo Cosme Vargas y por gran número de vecinos, le dicen al secretario municipal, que la estructura del pavimento se encuentra en pésimas condiciones, con muchos parches y baches que reducen al máximo su nivel de servicio.
Recuerdan los firmantes que ese pavimento con rodadura asfáltica se hizo hace medio siglo sin haber sido nunca mantenido ni habilitado, y más bien, destruido parcialmente para dar paso a muchas acometidas hidráulicas, presentando hoy estado lamentable en su rodadura y en su estructura granular. En cinco meses, desde el envío de la petición, a la fecha, la destrucción de estas vías es mayor. Aquí no caben remiendos, sino una solución de fondo, una verdadera obra de pavimentación.
Por ahí se ha sabido, que en este mes estaría llegando la maquinaria a Campamento, ojalá así sea.
Al deterioro de vías se suma el descuido de otras obras adicionales, como las alcantarillas, policías acotados, señales de tráfico, como se muestra en fotografías en esta página.
Falta de sentido común
Si se había previsto tumbar la glorieta Antonio Nariño para construir una intersección e instalar semáforos, obra que adelanta Movilidad Futura, como parte del Sistema Estratégico de Transporte Público, proyecto que viene desde el año 2012, no se entiende por qué el Municipio de Popayán no previó el problema de congestión de tráfico por dichas obras y dio alternativas de solución, en primer lugar, arreglando vías adyacentes, que están llenas de huecos, para dar paso al tránsito vehicular. Tampoco hay guías que den la vía, por lo que los trancones son monumentales, en horas pico hay quienes han permanecido hasta hora y media en un trayecto de unos 500 metros.
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