“Reciba y vote por el que quiera”
Por Aura Isabel Olano
En medio de esta campaña política para elegir el próximo 13 de marzo a quienes integrarán el Congreso de la República en sus dos cámaras, como también entre las tres consultas interpartidistas escoger a candidatos a la presidencia de la República, muchos de los aspirantes, en especial aquellos que tienen la maquinaria aceitada, siguen buscando votos con compra de conciencias, ya sea con regalitos en especie o en dinero; también con promesas de mantenerles los contratos (OPS) a quienes los tienen y concedérselos a los que buscan obtener un ingreso para sostener a sus familias; lo mismo a aquellos que ya disfrutan de cargos en alcaldías, gobernaciones, empresas y entidades del Estado, de las que los políticos se creen dueños y señores. Y qué decir de profesionales que viven de la contratación pública, esa que se hace sobremedidas, según los apoyos económicos para campañas políticas.
Es tal el descaro, y no de ahora, sino de tiempo atrás, en que familiares cercanos de aspirantes a repetir curul llaman a quienes tienen contratos o los pueden tener, para decirles de frente que deben votar por el fulano, incluso prestar sus vehículos para la campaña, de lo contrario el contrato se podría abortar.
¿Cómo se puede sentir una persona a quien la someten a semejantes vejámenes? Alguien me decía que habían pisoteado su dignidad humana y dejado por el suelo su capacidad e idoneidad como profesional, como si no tuviera los méritos suficientes para trabajar.
Hace unos días, en un centro comercial escuché, sin proponérmelo, una conversación entre dos mujeres, que parecían bastante amigas. Comentaba una de ellas, que un candidato al Congreso por el Cauca estaba entregando obsequios para que la gente de su barrio votara por él. “No sea boba, si a usted le dan, pues reciba y si quiere vote por otro”, le respondió su interlocutora. Eso no es fácil, le contestó, porque de esa campaña se daban cuenta y luego no les ayudaba el congresista. Quién va a saber, le replicó. Claro que lo saben, están enterados en qué mesa vota uno….
La práctica de compra de votos sigue campante en el Cauca y en todo el país. Es lamentable que lleguen al Congreso ciertos personajes, dizque a representar al pueblo, al que han presionado, intimidado y hecho cómplice de su corrupción. Actúan como delincuentes y luego se desgañitan con su discurso “anticorrupción”. Son infames y cínicos, además saben que la gente utilizada por ellos no denunciará por miedo a perder un empleo, un contratico, otro favor similar.
Para la compra de votos y conciencias tienen muchas estrategias. Hemos sabido que, en un Departamento del centro del país, con precandidato presidencial, citan a quienes ha favorecido con prebendas en la burocracia, o sea, con la nómina oficial, a supuestas capacitaciones, entre ellas sobre el Covid, con la condición de llevar a unas 20 personas más, por lo que se ven en la obligación de reclutar a familiares y amigos con sus respectivos datos personales. Cuando llegan a la presunta capacitación se percatan de que era una reunión para hablar maravillas del candidato y comprometer a los asistentes con su voto.
Eso es infame, es traficar con la necesidad ajena y aprovecharse de las instituciones del Estado para enriquecerse, aumentar su poder, trascender nacionalmente y hacer negocios, como ha salido a la luz pública el caso vergonzoso y criminal del senador liberal Mario Castaño y sus secuaces.
Pero, mientras las personas víctimas de ese acoso no denuncien a los traficantes de la política, la corrupción seguirá creciendo con más y sofisticadas formas de saquear al Estado y atentar contra las instituciones democráticas. El Congreso de la República tiene en su seno a muchos delincuentes, otros que han visto en esa práctica criminal un jugoso negocio, quieren llegar a beneficiarse.
De ahí que sea responsabilidad del ciudadano de fijarse, de investigar a quién le va a dar su voto, que es sagrado, este 13 de marzo. No hay que recibir el regalo, la prebenda, esperar el contrato ofrecido, sino denunciar a esos que pretenden seguir deformando el país, que son los culpables del atraso de muchas regiones colombianas a las que saquean sin misericordia.
Combatir la corrupción está en las manos de cada uno de nosotros, del ciudadano, que no debe olvidar que es el constituyente primario.
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