¿Qué perdimos en el tránsito de lo escrito a lo audiovisual y digital?
Por Gabriel Bustamante Peña
La evolución histórica de la escritura y la lectura, su incidencia con etapas de desarrollo cultural que configuran verdaderas revoluciones, y el análisis del desarrollo intelectual hacen inclinar la balanza hacia la cultura escrita como una forma superior en la configuración de individuos y sociedades críticas y con capacidad de movilización.
Como lo advierte Karl Popper, el papel del libro fue definitivo en el surgimiento de la cultura ateniense; en Atenas la publicación de libros escritos se dio dos mil años antes de que Gutenberg se iniciara en el oficio de la tipografía, por eso para Popper la cultura occidental comienza con la publicación y venta al público de las obras de Homero (la Iliada y la Odisea) hacia el 550 antes de Cristo. Esta publicación, la primera en el mundo, fue hecha en Atenas por esclavos alfabetos sobre papiro importado de Egipto, bajo el gobierno del tirano Pisístrato, quien convirtió los mercados de libros en su afición principal. El pueblo de Atenas por esta vía se volcó sobre la lectura y discusión de textos, y fue precisamente en este proceso que llegaron a la democracia sobre la base de una constitución escrita.
También podemos afirmar que junto a los complejos fenómenos sociales económicos, políticos y culturales, sin el invento de la imprenta hubiera sido muy difícil imaginar las revoluciones europeas, ya que esta fue el motor del movimiento humanista, de la reforma, del renacimiento de la ciencia y de la aparición misma de la democracia liberal que se levantó contra las monarquías absolutistas. Sin los periódicos populares, sin los panfletos y sin las publicaciones masivas hubiera sido imposible generar comunidades amplias que discutieran la necesidad de superar la opresión, los agravios y conflictos de la época. A partir del siglo XVIII los medios impresos y la alfabetización lograron que la gente de las ciudades y de las regiones apartadas estuviera unida en torno a actividades comunes, hasta convertirse en movimientos sociales de carácter nacional. De esto fueron precursoras las 13 colonias norteamericanas de Gran Bretaña, organizadas en contra de la imposición de nuevos impuestos y en torno a la impresión y difusión de su lucha en panfletos y periódicos que los llevarían hasta la revolución e independencia en 1776. Las revistas y periódicos fueron definitivos también en la Revolución Francesa de 1789, estas crearon el ambiente precursor de la opinión pública. Miles de personas compartiendo la información sobre los procesos revolucionarios de la época hicieron posible desmontar a los monarcas y a la esclavitud misma.
Y por último, los años 60 se pueden analizar como un hito de participación ciudadana y movilización social y política en un ambiente particular de relaciones sociales, económicas y tecnológicas. En medio de la popularización de la educación superior, de la politización de la guerra fría entre dos sentidos de poder antagónicos, surgieron los nuevos movimientos sociales; y a pesar de que la televisión llevaba varios años de desarrollo, su influencia aún era marginal, de carácter nacional y audiencia generalizada. Más aún, no era competencia ni para el cine ni para la radio y mucho menos para la industria del libro que conoció su mayor auge en ventas y circulación de títulos. En esta época, cuando la cultura escrita predominaba sobre la audiovisual, se revolucionó la concepción del cuerpo, de la familia, de las instituciones y del poder. Por oposición, la consolidación de la televisión en los ochenta y el abandono del libro como medio principal de acercarse al mundo, vino de la mano con el declive de la participación y la movilización social; pero sin obviar el contexto complejo de la irrupción neoliberal, el predominio individual y la fragmentación de lo social, las nuevas relaciones de producción que el desarrollo tecnológico trajo y por último el fin de la guerra fría como referente ideológico y político.
Con el Internet se llegó a especular la desaparición del libro, pero realmente la Internet le ha dado un nuevo respiro a lo escrito bajo el formato digital, los libros libres, los millones de blogs y los que se crean cada segundo, los miles de millones de usuarios del mail, son un nuevo nicho de participación y movilización en la era digital, donde lo escrito, ya no sobre el papel, ha vuelto a tomar relevancia y protagonismo.
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