La memoria del corazón
Por Gloria Cepeda Vargas
Francia obtuvo una vez más el Premio Nobel de Literatura 2014. El novelista Patrick Modiano (Boulogne-Brillancourt, 30 de julio de 1945), fue galardonado por El arte de la memoria con que ha evocado los destinos humanos más inaprehensibles y ha descubierto el mundo de la ocupación nazi en Francia,dice la Academia Sueca al divulgar el veredicto.
Hombre alto y excesivamente tímido con su “metro noventa centímetros de modestia y candor”, no pudo disimular la sorpresa y hasta el temor que implicaba para su timidez enfermiza el galardón obtenido.
Autor de más de treinta libros cuatro de ellos llevados al cine, la temática de sus novelas gira sobre las huellas de una infancia solitaria. El desolado recuerdo de sus padres siempre ausentes: Alberto Modiano, judío de origen italiano, protagonista de oscuros hechos delictivos y una actriz belga de quien solía decir que tenía el corazón tan seco, que su perrito, desesperado ante tanta indiferencia, se suicidó tirándose por una ventana, lo hizo ambiguo y melancólico, evocador y memorioso. Su Trilogía de la Ocupación:El lugar de la estrella, La ronda nocturna y Los paseos de circunvalación, son una cruda evocación de la invasión nazi a Francia, con sus 75.000 civiles muertos y 350.000 toneladas de bombas arrojadas. Narrativa de seres furtivos y sucesos evanescentes, sus historias que parecen evaporarse en la niebla, hacen de él un escritor inolvidable. No hay que develar jamás el misterio –dice- de todos modos, un escritor no podría. Si trata de aclararlo de forma meticulosa, no hace más que reforzarlo. Samuel Becket decía de Proust que no hacía otra cosa con sus personajes. Al explicarlos, hacía que el misterio fuese más profundo.
Quizá en ese recato temeroso resida su perenne búsqueda de refugio en lo inofensivo de la memoria. Aunque nace meses después de finalizada la II Guerra Mundial, existe a lo largo de toda su obra, un perenne acto de contrición y una vergüenza implícita por los hechos atroces que marcan la sociedad europea en la primera mitad del siglo pasado. Su honradez intelectual y la evaluación ética de la vida que lo caracterizan, afloran cuando dice: De la escritura, me gusta más el sueño que el proceso. Escribir es un arte agradable pero hay que materializar el sueño en un papel y eso nos obliga a salir del sueño.Para escribir hay que hacer cortes de raíz como si uno fuera un cirujano. Hay que tener la suficiente sangre fría en el propio texto para corregir, suprimir y aligerar. En ocasiones, basta sacar una o dos palabras de una página para que todo cambie.
Maestro de la memoria, lo llaman quienes lo conocen. Evaluador certero de nuestra pequeñez, su sombra, alta como las araucarias, ronda llena de asombro. En silencio escribió historias sustanciosas. La facultad de retrotraer tiempo y andanzas, lo defiende del presente. En gris escribe, en gris se deshace y recompone. Sin pudor se desviste ante un mundo blindado por falsos recatos: Mi memoria es anterior a mi nacimiento, murmura intentando explicar sus extraños desdoblamientos y germinaciones. Reconocido en su país, corona su brillante trayectoria: Premios Goncourt y Novela de la Academia Francesa, con el Nobel de Literatura 2014, por primera vez concedido a los dos hemisferios que hacen del ser humano un animal superior: el brillo de la inteligencia y la humildad del corazón.
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