¿Reactivación económica del Cauca?
Por Aura Isabel Olano
Los empresarios del Cauca, en particular los micro, que son la inmensa mayoría, vienen de quiebra en quiebra desde hace muchos años y, cuando han tratado de recuperarse de las pérdidas económicas, un nuevo bloqueo de la Panamericana por parte de organizaciones indígenas como el Cric, les hace perder lo poco logrado a pulso y con enorme sacrificio, pero con gran tesón, casi que con fe de carbonero.
Recordamos, porque es imposible olvidar, el paro indígena de 1999 que sitió a Popayán y poblaciones vecinas, a las que no entró durante casi un mes comida, medicamentos, oxígeno, los enfermos más graves no pudieron pasar el bloqueo para acceder a centros hospitalarios y consultas médicas en la Cali, agravándose su situación de salud. Muchas empresas tuvieron que cerrar su operación y despedir a sus trabajadores, como está ocurriendo en este momento, además este bloqueo tiene en riesgo más de 30.000 puestos de trabajo, lo que significa una catástrofe para un departamento empobrecido.
Pero, no ha sido el único bloqueo, todos los años, en especial antes de Semana Santa, por ser una época de especial importancia para Popayán, cuando se reactiva la incipiente economía, a manera de chantaje al Gobierno nacional, se vuelve a tapar la Panamericana, pues saben los dirigentes indígenas que no solo perjudican al Departamento, sino al país, al no permitir el paso obligado de personas a otras regiones del sur de Colombia y los productos de exportación a naciones como Ecuador y Perú.
La Panamericana se les convirtió en un gran negocio, pues saben que luego de varios días de bloqueo ablandan al Gobierno nacional de turno, y lo obligan a negociar a sabiendas, incluso, que todas las exigencias no las puede cumplir. Sin embargo, los puntos no satisfechos serán motivo de otro paro-bloqueo, lista a la que agregan, cual árbol de navidad, otro petitorio, que será motivo de nuevos paros por incumplimiento del Ejecutivo, lo que se ha convertido en el Cauca en un círculo vicioso, de nunca acabar ni saciar.
Ese viacrucis se ha venido padeciendo en el Cauca desde hace décadas sin que, al país nacional, en particular a los vecinos vallecaucanos, les importara esta constante crisis. Nunca imaginaron que el “modelo nativo”, desde el recordado “el tal paro no existe”, se comenzara a replicar en Colombia y que hoy tenga al país en jaque, con miles de empresas en bancarrota y otras ad portas de la total ruina, mandando al traste no solo sus inversiones, sino un sinnúmero de empleos y, por ende, muchísimas familias a la miseria.
La cuarentena ocasionada por la pandemia, obligó al Gobierno Duque a ofrecerle al sector productivo líneas de crédito que, por supuesto han sido importantes para muchas empresas, pero grandes y medianas, mas no para las mipymes que no pueden mostrar estados financieros muy sólidos para que la banca tradicional les apruebe créditos, así sea a través de Bancóldex. Es el caso de gran cantidad de pequeñas empresas en Popayán y en el Cauca, que no pudieron acceder a esos “alivios”. Ahora, con el golpe mortal de los bloqueos de vías, que paralizaron la producción y el comercio, el presidente de la República acaba de lanzar otro paquete de ayudas para reactivar el sector empresarial. A pesar de que se hace énfasis en ayudas a las micro y pequeñas empresas, incluidas las agrícolas, del dicho al hecho, hay un gran trecho, pues tampoco pueden acceder, porque, vuelve y juega: las exigencias de la banca no lo permiten.
Esas ayudas no les sirven a los pequeños empresarios del Cauca y de Popayán, como se lo dijeron en estos días los representantes del sector productivo al viceministro de Comercio, Industria y Turismo y a su equipo, en reunión en la Cámara de Comercio del Cauca. Quizás, razón tuvieron quienes se retiraron al argumentar que allí estaban perdiendo su tiempo. A este Departamento hay que mirarlo de manera distinta, debido a la complejidad de su crisis que no la tienen otras regiones del país, así hoy estén pasando por su peor momento.
Al Cauca viene el alto Gobierno por exigencia del Cric y de otras organizaciones indígenas, a las que le tienen temor reverencial, pero esos mismos burócratas ignoran las necesidades de las pequeñas empresas que son las que generan empleo, pagan impuestos, soportan toda clase de talanqueras, como son los bloqueos de la Panamericana. Subsisten de milagro, gracias a su esfuerzo empresarial. Para los más pequeños no aplican los famosos alivios, cuando estas unidades productivas son el pilar de la reactivación económica, pero no se ha querido entender así. ¿Qué alternativas diseñará el alcalde de Popayán para reactivar de verdad la economía local?
El sector productivo es, igualmente, desdeñado por el propio Gobierno del Cauca, que poco lo tiene en cuenta, lo que habla de su miopía en materia económica y social.
Paradójicamente, estas pequeñas empresas y el comercio regional, con sus innumerables impuestos contribuyen al pago de la supuesta “deuda ancestral”, que será por sécula seculórum, ganancias que ojalá los dirigentes indígenas las invirtieran en mejorar las condiciones de vida de sus comunidades, crear fuentes de empleo y a participar sin arrogancia ni atropello en el desarrollo del Departamento, al cual pertenecen, pero que no son los únicos dueños.
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