El Cauca no es de unos pocos

Por en febrero 15, 2021

Por Aura Isabel Olano

“Pacto caucano por la vida, los derechos humanos, el territorio y la paz”, es el título de un documento salido de la Gobernación del Cauca, que han dado en llamar “histórico” que, en principio, puede sonar muy altruista y digno de total encomio, pues, ¿quién no está de acuerdo, máxime en los actuales momentos de recrudecimiento de la violencia, con el respeto a la vida, a los derechos humanos, a nuestra región y la paz?

Según un boletín de prensa de la Gobernación, el lanzamiento del mencionado pacto  constituye un “acto histórico que responde a la suma de voluntades entre la Gobernación del Cauca, organizaciones internacionales, nacionales, regionales y locales en todas sus expresiones, y se desarrolla a través de las organizaciones sociales, la academia, los gremios, los parlamentarios, sector productivo, religioso, sindicatos, congresistas y demás agrupaciones, quienes con entusiasmo se unieron para trabajar decididamente en la defensa de la vida en esta región del país”.

PUBLICIDAD

Pero, el “pacto” no nació como lo hubieran querido quienes tienen unos intereses diferentes al discurso que manejan. En primer lugar, porque no es verdad que a estudiar la actual problemática del Cauca, analizar sus diferentes aspectos sociales, económicos, de orden público, etc., a discutirlos de manera democrática, a elaborar luego un documento resultante del juicioso análisis con distintos puntos de vista llamaran los organizadores y mentes privilegiadas, desinteresadas que creen que les cabe todo el Cauca en la cabeza, a las distintas fuerzas gremiales y cívicas del Departamento, a fin de construir un verdadero pacto plural, sin sesgo ‘ideologista’, que es lo que se está imponiendo, en especial ad portas de una nueva campaña política.

El gobernador del Cauca, Elías Larrahondo Carabalí, que se sentía triunfante presentando el “pacto”, no como gobernante, sino como un vocero de una organización social, como las que lo acompañan en el manifiesto, fue desmentido por los representantes de las diferentes formas organizativas gremiales y civiles que, contrario a lo consignado en el documento de marras, no fueron convocados. Simplemente conocieron por accidente el documento borrador del ‘Pacto caucano por la vida, los derechos humanos, el territorio y la paz’, programado para ser suscrito en el “acto histórico”. Ese documento fue elaborado a hurtadillas y vale preguntar, ¿con qué propósito?

Gobernador Larrahondo, usted fue elegido para gobernar con todos los caucanos, sin distingos políticos, de razas, credos, ideologías, etc., y no para favorecer ciertos intereses que están lejos de buscar el desarrollo del Cauca con equidad y justicia para todos, solo los anima avasallar, someter a sus propósitos a todo un Departamento.

Ningún Departamento de Colombia ha sufrido tanto como el Cauca, lleva medio siglo padeciendo el secuestro, la extorsión, la violencia subversiva, la invasión rural, el abigeato, el taponamiento de la Panamericana, ha tenido todos los grupos guerrilleros, incluso el autóctono Quintín Lame; también paramilitares que entraron a finales de los noventa; narcotráfico con toda su cadena productiva (cultivos, laboratorios para el procesamiento de alcaloides y su tráfico o venta a gran escala y microtráfico.

PUBLICIDAD

En el documento del “pacto”, simplemente se dice que rechazan el narcotráfico y la propagación de cultivos de uso ilícito. Qué raro, nada se advierte en contra de los narcotraficantes y sus cómplices, ni se señalan los sitios en donde están los cultivos, tampoco los laboratorios, muchos menos se hace referencia al uso de precursores químicos para elaborar la base de coca y demás sustancias psicoactivas, con el consecuente daño a la salud de millones de personas en Colombia y el mundo.  

Con ese procesamiento se contaminan las aguas de ríos y quebradas del Cauca, precioso recurso natural que las comunidades dicen defender. Además, la deforestación, al tumbar bosques para extender las siembras ilegales y establecer los laboratorios. En cultivos de uso ilícito, el Cauca tiene un robusto portafolio: marihuana en variedades importantes y muy apetecidas; coca y amapola en los distintos pisos térmicos. Se está en contra de la fumigación con glifosato, pero no se habla de combatir las sustancias que utilizan para producir los alucinógenos. ¿No es esa una contradicción? 

Las contradicciones son muchas; se exige, por ejemplo, que el Gobierno Nacional combata a los delincuentes que están segando la vida de líderes sociales y excombatientes que se han reincorporado a la sociedad, pero cuando el Ejército Nacional y la Policía capturan a los culpables, las asonadas no se hacen esperar, las propias comunidades les arrebatan a sus verdugos, devolviéndolos a la guerrilla y, de manera violenta, sacan de sus territorios a la fuerza pública. Sin embargo, nada se dice al respecto. Una cosa es el discurso y otra la realidad.

Antes que crear una instancia en la Gobernación para, supuestamente, hacer efectivo el “pacto”, lo que se ha considerado una burocracia para pagar favores de campaña y en pro de la que viene para apoyar a los padrinos políticos, es preciso, señor gobernador, que le haga seguimiento a los programas de Desarrollo con Enfoque Territorial (PDET), que forman parte de los Acuerdos del Proceso Paz, que en el Cauca cobijan a 17 municipios priorizados.         

Consolidar la paz, en especial en el Cauca, en donde el narcotráfico y la minería ilegal son el combustible de la violencia y multiplicadores de monstruos criminales, como ha sido desde hace muchos años, con una breve pausa por conveniencia de grupos al margen de la Ley luego de la firma del Acuerdo de Paz, no es tarea fácil, y mucho menos cuando las propias comunidades solo exigen y no contribuyen a la materialización de la anhelada paz que reclaman sin la corresponsabilidad que les asiste. 

El sector productivo del Cauca, en carta dirigida al gobernador Larrahondo, a quien de pronto se le olvida que representa la institucionalidad, deja en claro que respalda y respaldará todas las acciones del Estado colombiano y la institucionalidad para la consolidación de la paz justa y duradera, la equidad social y el respeto por los Derechos Humanos. 

“Sin embargo, dice, expresamos nuestra preocupación, puesto que como actores territoriales no fuimos convocados a la construcción de ese Pacto caucano por la vida, los derechos humanos, el territorio y la paz, desconociendo con ello nuestro rol fundamental como generadores de desarrollo empresarial y social, imposibilitando así nuestra capacidad de discernir y debatir en temas que claramente tienen implicación transversal y que definen el futuro de la región y de todos sus habitantes. Por estar en franco desacuerdo con algunos postulados del Pacto, y no representar los principios del sector productivo, y reconociendo el liderazgo de la Gobernación del Cauca, solicitamos se aplace la firma del Pacto, y proponemos la generación de un gran espacio de participación y de análisis de las diferentes visiones que todos los actores del Departamento tienen en los temas planteados, para poder legitimar un gran acuerdo entre todos los caucanos”.

Señor gobernador, el Cauca no es de unos pocos.

You must be logged in to post a comment Login

Leave a Reply