“Los delitos de las FARC son de lesa humanidad”: exfiscal Pabón Gómez
En carta abierta le cantó la tabla a la guerrilla, pero está a favor del proceso de paz.
Por Aura Isabel Olano
El abogado payanés, Germán Pabón Gómez, quien fue noticia en los medios nacionales, porque como fiscal en el caso del carrusel de la contratación, no solo hizo que los primos Nule regresaran al país, sino que comenzaran a reconocer sus delitos, les envió una carta abierta a los negociadores de las FARC en La Habana, en la que les canta la tabla y les dice que son “una bandola de criminales”.
En diálogo con La Campana, el exfiscal segundo delegado ante la Corte Suprema de Justicia, afirma que las FARC se transmutaron en un aparato criminal organizado y que sus acciones delictivas no tienen la connotación de actos revolucionarios, ni están inscritos en el concepto de delito político ni conexos, sino que son delitos de lesa humanidad. También dijo por qué la entonces fiscal general de la Nación, Viviane Morales, lo declaró insubsistente.
Habiendo sido simpatizante del M-19, lo que le costó el cargo de secretario de Gobierno del Cauca, a finales del siglo pasado, y luego obligado al exilio, la opinión de este abogado penalista, tratadista del derecho, autor de varias obras, contribuye al debate sobre los diálogos y el proceso de paz, la justicia transicional, entre otros tópicos.
L.C. ¿Por qué les dirigió una carta abierta a los Alias Iván Márquez, Jesús Santrich, Marcos Calarcá, Andrés París, Pablo Catatumbo y Sargento Pascuas, negociadores del proceso de paz en La Habana?
G.P.G. La escribí con el objetivo, no de oponerme al proceso de paz, no de ponerles talanqueras a los diálogos de paz, porque hay que diferenciar entre diálogo y proceso, sino para generar una reflexión de carácter político al interior de la propia dirigencia de las FARC y de los negociadores de la sociedad colombiana, caucana y payanesa, al punto que, ninguna de las acciones delictivas que son consumadas por las FARC, tienen la connotación de acto revolucionario, ni están inscritas en el concepto de delito político, ni conexos con delitos políticos.
En efecto, en la carta les hago varias preguntas, entre ellas, que si el secuestro de niños y de ancianos constituye acto revolucionario, sí o no. Y como el escritor nunca explica lo que escribe, queda al discernimiento del lector de si la gran mayoría de los actos cometidos por las FARC están ligados a crímenes de lesa humanidad.
L.C. ¿Vale decir, que las acciones de las FARC no son delitos políticos, sino delitos comunes y de lesa humanidad?
G.P.G. La gran mayoría son delitos de lesa humanidad,de los que se ocupa el Tratado de Roma, empezando por el secuestro, la destrucción sistemática de vidas, la devastación de pueblos y las conductas sexuales contra los niños.
L.C. ¿Qué es para usted un revolucionario?
G.P.G. La revolución le apuesta a la construcción del hombre nuevo, a la construcción de una sociedad incluyente, novedosa, pluriétnica, pluripartidista, con diferencias desde luego. No se puede poner como base de la casa, en lugar de unos buenos cimientos, ríos de sangre, reguero de tablas de ataúdes de los miles de colombianos que han muerto a manos de las FARC, bajo el pretexto de que son muertos de la revolución.
Días antes a la Semana Santa pusieron una bomba en Mandivá, en la Panamericana, lo que afectaa Popayán, al comercio con la región y con países vecinos, porque esa vía es internacional.No fue un atentado contra una alcantarilla, sino una agresión salvaje contra nuestro Departamento, contra nuestra cultura payanesa, contra la ciudadanía ajena al conflicto, no entendida como élite ni burguesía. Entonces, les pregunto, que cuál burguesía payanesa, que cuál burguesía caucana.
L.C. Como abogado penalista y habiendo sido magistrado auxiliar y fiscal ante la Corte Suprema de Justicia, ¿qué opina acerca de que los dirigentes de las FARC salgan de La Habana al Congreso de la República de Colombia?
G.P.G. Vamos por partes. En La Habana se está hablando en el horizonte de diálogos de paz, pero entre diálogos de paz y proceso de paz hay distancias y diferencias. Son: Uno, los diálogos; dos, el referéndum para reformar la Constitución Política, y tres, la agenda legislativa con miras a hacer realidad en la normatividad lo acordado en La Habana.
Realmente, el verdadero proceso de paz se dará y empezará cuando a la agenda legislativa llegue a buen término todo lo acordado en La Habana y que se le haya dado el visto bueno a través del referéndum. Todas las reformas sociales imaginables, no solo las que están incluidas en un texto que se denomina las 100 propuestas de La Habana por parte de las FARC, son posibles. A mi juicio, uno de los mayores escollos está en cuanto a la participación política.
L.C. Cuando se cometen delitos hay que pagar por ellos, como penalista, usted lo sabe, además les está diciendo que son una bandola de criminales. ¿Se les podría eximir de sus delitos en aras de la paz?
G.P.G. Es claro que en todos los procesos de paz tiene que haber un modelo de justicia transicional, porque no se le puede dar tratamiento con la justicia ordinaria. Antes de que lleguen al Congreso, porque el problema no es que lleguen, que lo harán cuatro o cinco de ellos, lo que hace parte del pluralismo, sino cómo van a llegar al Congreso. Para ello tiene que haber un modelo de justicia transicional. No sé cómo van a hacer para saltar por encima de la línea jurisprudencial de la Corte Constitucional, porque no hay lugar a amnistía, ni a indulto en lo que corresponde a crímenes de lesa humanidad. Además, no es una posición caprichosa de la Corte Constitucional, sino un concepto que está internacionalizado por los convenios que Colombia ha firmado, porque las FARC están en la lista de terroristas internacionales, y porque de los crímenes de lesa humanidad se ocupa la Corte Penal Internacional; desde luego que no son procesos que avancen con celeridad. El mayor escollo a mi juicio es la participación política o los modos de participación política.
L.C. ¿Por qué se está hablando de posconflicto, cuando no se ha superado el conflicto?
G.P.G. Cuando se firme el acuerdo, se busquen los sitios en donde van a estar asentados los miles de guerrilleros, se deberá pensar en los procesos sociales inclusivos, de cara no al posconflicto, sino a los posacuerdos.
Es más concreto hablar de posacuerdos, de cara a superar los conflictos. Se necesita muchísima iniciativa para poner a los guerrillero en procesos productivos, o en los llamados emprendimientos, que se articulan a los procesos de desarrollo local, que a los procesos microempresariales. Estos fallaron en el proceso de paz con los desmovilizados del M-19, a unos los pusieron a montar en buseta, a otros en taxi y a otros en moto. Algunos jefes pusieron estaciones de gasolina. En el Cauca está la microempresa de Batanicos, les dieron muchas hectáreas, no sé cuántas, una financiación por pocos meses, pero no hubo ningún tipo de seguimiento y muchos de los antiguos militantes del M-19 pasaron a las bandas sicariales de otro tipo de organizaciones, hubo una mutación. Eso apunta a que los fenómenos de violencia nacen, mueren, pero se reproducen de diferentes maneras. Hay que apuntarle a que la violencia que se ha generado alrededor de las FARC, muera y no se reproduzca a través de otras manifestaciones.
Las denominadas Bacrim, los Urabeños, Los Rastrojos, los Extraños, los Paisas, etc., se conformaron después de las desmovilizaciones de las AUC, entonces se ve el fracaso.
L.C. ¿Qué pasaría con los procesos que cursan en los despachos judiciales sobre crímenes cometidos por la guerrilla? ¿Cómo se prepara la justicia colombiana para eso?
G.P.G. Tengo entendido que la Fiscalía General de la Nación ha impartido directrices a todas las seccionales con el objetivo de tener un listado de los delitos denunciados, de las investigaciones en curso, del estado de los proceso para tener elementos de juicio y pensar en el desarrollo estatutario de la denominada ley marco para la paz que fue aprobada, pero como toda ley marco es una constitución chiquita, entonces tendrá que desarrollarse legislativamente a través de una ley estatutaria. Ese proceso, necesariamente, debe tener el listado de todos los crímenes, incluidos los comunes, los delitos graves, los delitos atroces y crímenes de lesa humanidad para poder pensar qué tratamiento legislativo se debe dar.
L.C. ¿A qué se debió su regreso a Popayán?
G.P.G. Le voy a hacer unas cuentas: Estuve cuatro años en San Agustín, Huila, cursando bachillerato después de que me echaron de muchos colegios en Popayán; me fui en 1994, o sea 20 años; viví en el exilio en España otros tres años, un año estudié en Bogotá. Iba a cumplir 29 años por fuera, o sea que el alma se había quedado aquí y el cuerpo andaba errante por el mundo, entonces decidí juntarlos para que el popayanejo quedara completo. Estoy como profesor de la Universidad del Cauca, dichoso de haber regresado a donde nací y crecí como profesor universitario y como tratadista del derecho, ejerzo la profesión.
L.C. ¿Por qué la entonces fiscal general, Viviane Morales, lo declaró insubsistente como fiscal delegado ante la Corte Suprema de Justicia, si usted estaba investigando el carrusel de la contratación en Bogotá, y en especial las conductas de los Nule?
G.P.G. Ocurrió que se pusieron en contradicción las lógicas políticas con las que ella miraba la justicia, con las lógicas jurídicas con las que yo miraba la justicia, y eso no se puede entremezclar porque termina siendo una justicia politizada o una politización de la justicia. Dos ópticas completamente diferentes, al menos desde mi mirada, como el agua y el aceite. No me gustaba. Las contradicciones se resolvieron de la manera más facilista, declarándome insubsistente, lo que en su momento me generó tristeza y dolor, me privó del salario y de mi continuidad para los aspectos laborales, pero me quedan grandes satisfacciones, porque en cinco meses, que fue lo que estuve en la Fiscalía, del 8 de febrero al 8 de julio del 2011, de la mano de Dios y con el acompañamiento de todo mi equipo de trabajo, dejé sentado el planchón de lo que hoy se denomina el “carrusel de la contratación”, no solo a nivel de Bogotá, sino nacional, y a pesar de los obstáculos que tuve, eso hoy es imparable.
L.C. Pero han pasado tres años y todavía no hay nada resulto…
G.P.G. Es que son muchos los implicados, hay 30 o 40 investigados, folios y más folios y seguridades jurídicas, porque no se pueden hacer imputaciones facilistas. Pero lo importante es que se generó una reflexión nacional contra la corrupción, el propósito era destaparla de norte a sur y de oriente a occidente, y a eso le apostábamos, a levantar la alfombra.
L.C. ¿Por qué la exfiscal Morales cogió esa investigación por el lado político?¿Cuál era su interés?
G.P.G. Yo te he hablado de lógicas políticas. Discúlpame las comparaciones, pero no es lo mismo nacer de la Universidad del Cauca, ser alumno predilecto de Ernesto Saa Velasco, nacer en Popayán, criarse en un doctorado en derecho penal en España, regresar a Unicauca, pasar al Consejo Superior de la Judicatura, ser luego magistrado auxiliar de la Corte Suprema de Justicia, a tener una trayectoria de representante a la Cámara y senadora de la República y que esos títulos sirvan para ser fiscal general de la Nación. De alguna manera los anteojos que tenemos tienen un marco diferente.
L.C. ¿Qué le dice a Germán Pabón el nombre de Viviane Morales?
GP.G. Una página doblada, de la cual no quiero volver a leer, pero de la que estoy escribiendo, no a partir de la realidad sino de la ficción, una novela que pronto saldrá. Tengo muchos elementos de la realidad para ficcionarlos.
artículo publicado en la edición impresa del 16 de mayo de 2014
You must be logged in to post a comment Login