¡Malicia indígena a todo vapor!
Por Ever Sánchez P.
Los indígenas caucanos son sin duda una raza superior, más capaces y hábiles que nosotros los criollos, mestizos, negros, mulatos y blancos. No trabajan y son ricos. No estudian y son felices. Son ignorantes pero muy respetados. Son muy cobardes y todo el mundo les tiene miedo.
Todo lo hacen al revés (ilegal), pero todo les sale al derecho (legal). Unos son guerrilleros, narcotraficantes y cocaleros, pero los gobiernos los mantienen y protegen como la comunidad más importante del país.
Atacan a los que los defienden (al Ejército) y defienden a los que los matan (la guerrilla). Bloquean las vías e invaden las fincas de terceros, y ninguno del CRIC está preso o ha sido judicializados por esas vías de hecho.
El manejo de su imagen ante el país, es el mejor trabajo de relaciones públicas que se haya visto. El manejo que le dan a la prensa es de envidiar, por eso los partidos de izquierda y el comunismo se rinde a los pies de los líderes indígenas.
Son dueños y amos del Cauca, pero es en este Departamento en donde el resto de sus habitantes, refiriéndonos al comerciante, al transportador, al trabajador, al estudiante, al campesino, al ganadero y al agricultor, saben la verdadera realidad del CRIC y sus miembros. El caucano y el payanés tildan al indígena de vago, borracho, mantenido, guerrillero, entre otros calificativos.
Y lo que más impresiona, es que no tienen talón de Aquiles, no hay por dónde hacerles daño. Ni los asesinatos cometidos por algunos de ellos contra sus propios hermanos de sangre, en muchos casos por ajuste de cuentas, los hace temblar o retroceder. Pareciera que la vida poco les importara, o más bien, pareciera no sentir dolor emocional.
Que la justicia llegue al CRIC y a sus integrantes es bien difícil, pues tienen sus propias leyes y no pueden ser juzgados por la ley ordinaria, la que cobija a todos los colombianos. Las FF.MM no pueden entrar a sus territorios y cuando logran hacerlo, son secuestrados, maltratados y hasta hostigados por sus socios de la guerrilla o el narcotráfico.
Con su viaje a Bogotá, volvieron a ser lobo feroz disfrazado de inofensiva oveja. Con el cubrimiento de los medios de comunicación convencieron a muchos más capitalinos sobre sus falsas necesidades. Nuevamente lograron quedar como los pobres indígenas que no tienen qué comer ni en dónde vivir.
Entre tanto los caucanos y payaneses, o sea la inmensa mayoría, el 80% de los habitantes, cada vez más solos ante los problemas creados por el Cric y sus numerosos consejeros, que no permiten el desarrollo del Departamento, cuando esa dirigencia de bastón de mando, que todo lo quiere para sí, debería, con los grandes recursos que les gira el Estado y que salen de los bolsillos de los contribuyentes colombianos, vincularse a la economía del Cauca y dejar de mirar a esta región como su enemiga, lo que ha inculcado en los jóvenes indígenas.
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