El Campanazo marzo de 2013

Por en agosto 7, 2013

Por El Sacristán

Ministro Carrrillo, como extraterrestre perdido

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Luego de nueve días de iniciado el paro cafetero, por cuenta del cual fueron bloqueadas la carretera Panamericana en diferentes sectores, tanto en el norte como en el sur del Cauca, y varias vías secundarias y terciarias del Departamento, por fin se hizo presente el gobierno nacional en Popayán, con el ministro del Interior, Fernando Carrillo Flórez.

Los representantes de los gremios, de los productores, de los empresarios, de los comerciantes, de los proveedores y de la comunidad en general, que esperaban respuestas concretas frente a la grave situación que se vivía en el Cauca, y en particular en Popayán, ciudad que se hallaba sitiada por todos los puntos cardinales, quedaron sorprendidos con la actitud del otrora promotor de la séptima papeleta.

Resulta que el ministro de la política, quien se acababa de reunir con el gobernador Temístocles Ortega, y con el alcalde de Popayán, Francisco Fuentes, ante las quejas del sector privado, que lo aguardó por más de cuatro horas, abría sus enormes ojos y sus pronunciados labios, en actitud de asombro ante lo que escuchaba. Con cara de sorpresa, y como extraterrestre extraviado, les dijo a los presentes que se estaba informando de primera mano para hablar con su jefe, el presidente Santos, y volver a dialogar con los promotores del paro, que hasta ese momento no querían arreglo alguno.

El desconcierto fue total, el representante del presidente Santos parecía no estar informado del severo desabastecimento de alimentos, de insumos hospitalarios, con el consecuente riesgo para la vida de los pacientes; las enormes pérdidas que se estaban acumulando, el desbordado costo de pasajes aéreos por parte de Avianca. Tampoco sospechaba que el paro en el Cauca estaba infiltrado por grupos violentos.

El gobierno nacional no dimensionó el problema en el Cauca, en donde la carretera Panamericana se ha usado desde hace muchos años como la más eficaz herramienta de presión y chantaje por parte de movimientos que tienen particulares intereses.

“Entonces, ¿a qué vino el ministro Carrillo?, se preguntaban”. ¿Llegó a Popayán sin instrucciones? ¿Sobre qué hablaría con el gobernador del Cauca y con el alcalde de Popayán? Imposible que no lo hubieran enterado. Lo sucedido dejó ver a las claras que en el alto gobierno, el Cauca y su capital poco importan.

Además, la clase política caucana, fuera de enviar unos comunicados y unas razones, no actúo como se esperaría de quienes tienen la vocería y representación de un Departamento.

A quejarse al “mono de la pila”
El gobierno nacional, que no sabe prevenir males mayores, por lo que termina apagando incendios, no supo manejar el problema cafetero, a pesar de que el paro estaba cantado.

Es más, si el primer día, 25 de febrero, se hubiera impedido la toma de la Panamericana con las herramientas que brindan la Constitución y la Ley, los afectados directos e indirectos, no estarían lamentando las funestas consecuencias de la toma de la Panamericana, que fue una verdadera catástrofe económica y social. ¿Quién corre con los daños y perjuicios? ¿Quién responde por la quiebra de productores, comerciantes y empresarios? Seguramente tendrán que quejarse al “mono de la pila”.

En las reuniones que se efectuaron durante el paro, se habló de solicitar la emergencia económica para el Cauca, parece que se está estudiando esa alternativa por parte de abogados. El gobernador Temístocles Ortega, ha dicho en diferentes medios, que se continuará reuniendo con el alcalde de Popayán, Francisco Fuentes, con representante de distintos gremios y sectores económicos, a fin de analizar opciones que ayuden a mitigar los perjuicios que acarreó el paro cafetero.

Ojalá el gobernador, tan de-voto del diálogo, que obviamente es bueno, pero no bajo presión, encuentre la alternativa para aliviar a quienes se vieron perjudicados.

Ausencia de los medios nacionales
Al Cauca no solo le dio la espalda el gobierno Santos, también lo hicieron los medios de comunicación nacionales, en particular los noticieros de televisión, tan dados a informar del Cauca, pero sobre acontecimientos teñidos de sangre.

Como si esos noticieros tuvieran una común sala de redacción, informaban, casi en el mismo minuto, con el mismo enfoque, sobre generalidades del paro y acerca de las exigencias de los protestantes, pero no se les ocurrió mostrar la tragedia de una ciudad como Popayán, completamente sitiada, desabastecida, con graves problemas en el sector de la salud.

No entendieron que mucha gente en la carretera estaba secuestrada, y así permaneció durante los 11 días de paro, pues se le negó el derecho a la libre movilidad con todas las consecuencias que una situación de ese tenor acarrea para quienes tienen la desgracia de quedar en medio de un bloqueo en la Panamericana.

Entre tanto, esos medios saturaban sus emisiones diarias con los pormenores de la muerte del presidente venezolano Hugo Chávez, y sus muy particulares honras fúnebres, mientras en el sur de Colombia se enfrentaba una crítica situación, de la cual no se percataron.

No se respetó la misión médica
Durante el paro cafetero, la delegación en Colombia del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) y la Cruz Roja Colombiana, solicitaron respetar la misión médica, pues en algunas zonas del país, entre ellas el Cauca, tuvieron dificultades para la libre movilización de las ambulancias y los vehículos que transportaban suministros médicos y oxígeno.

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Esa situación generó desabastecimiento y demoras en la prestación de los servicios de salud. Se ha llegado al extremo en este tipo de paros, de atentar contra la vida de muchas personas, sin que a quienes violan el derecho humanitario les pase nada.

El puente aéreo
Para mitigar las consecuencias del paro cafetero, y con la amarga experiencia de la movilización indígena de 1999, había que diseñar una estrategia. En consecuencia, la alcaldía de Popayán, representantes gremiales y la Fuerza Aérea, decidieron establecer prioridades: La vida de los pacientes, insumos médicos y atención humanitaria; en segundo término, la consecución de combustible para el transporte público, ambulancias, misión médica, carros de Serviaseo, de la Compañía Energética de Occidente y vehículos estatales.

En tercer lugar, abastecimiento de artículos de la canasta familiar. En ese mismo escenario se previó un mecanismo para que los productores y las empresas pudieran cumplir con sus contratos, por tanto el puente aéreo se estableció de doble vía. En un fokker y en el hércules C-130 llegaban a Popayán productos, y de la ciudad salían personas, en especial enfermos, como también mercancías. Igualmente se estableció cupo de perecederos para los supermercados Éxito, Carrefour y Olímpica, casi el mismo número de toneladas para cada uno. Estas grandes superficies, además de abastecer de comida a Popayán, controlaron la especulación.

El primer vuelo que llegó con alimentos, fue un avión fletado directamente por Supertiendas Olímpica. En cuanto a abarrotes, los habitantes de Popayán no tuvieron mayores inconvenientes, debido a que los mayoristas se habían abastecido.

El traslado de ACPM, se dice que fue labor de titanes, porque no se contaba con un avión especial para ese tipo de transporte, por lo que fue necesario subir un carrotanque al avión hércules.

Al aeropuerto de Popayán, Guillermo León Valencia, ingresaron 4.700 galones de ACPM, ocho toneladas de oxígeno; 87 toneladas de comida, 60 de ellas transportadas por Aerosucre y 27 por la Fuera Aérea Colombiana, con cargo a las grandes superficies; 12 toneladas de medicamentos, a través de F.A.C., en coordinación con las secretarías de salud del Departamento del Cauca y del Municipio de Popayán.

Además, 30 toneladas de productos varios, entre ellos de belleza, en vuelo privado. Salieron de este terminal aéreo, ocho toneladas de leche procesada, tonelada y media de dulce típico de una sola empresa, bandas transportadoras, de Icobandas y la pieza de una máquina de esa empresa, para urgente reparación. Igualmente 255 colombianos fueron transportados por la Fuerza Aérea Colombiana.

Extranjeros atrapados
Alrededor de 880 ciudadanos peruanos, que regresaban de Bogotá en varios buses, luego de una convención de la empresa herbalife, quedaron atrapados en la Panamericana; 273 de ellos en Tunía, Piendamó. De ese grupo, por considerarlos especiales, fueron evacuados en un helicóptero del Ejército Nacional, niños y adultos mayores, en total 18, que al llegar a Popayán se sometieron a valoración médica.

Pasaron la noche en la sede de la Pastoral Social, de la Arquidiócesis de Popayán. Dos días después, las autoridades locales lograron que los demás peruanos bloqueados en Tunía, salieran a pie hasta un lugar, en donde abordaron un bus que los condujo a Popayán.

A los peruanos, reunidos en el aeropuerto Guillermo León Valencia, los esperaban dos aviones de la Fuerza Aérea Peruana. Los restantes 607 peruanos, que estaban detenidos en Mandivá, Mondomo, fueron evacuados a Santander de Quilichao, rumbo al aeropuerto Bonilla Aragón de Cali, en donde abordaron aviones de la Fuerza Aérea Peruana, entre ellos el avión presidencial de ese país.

Las gestiones de la operación humanitaria se realizaron entre la Alcaldía de Popayán, la Embajada y la Cancillería del Perú, el Comando Conjunto Número Dos del Suroccidente, el Ejército Nacional, la Cruz Roja y la Arquidiócesis de Popayán.

El Puesto de Mando Unificado, PMU, del aeropuerto Guillermo León Valencia, lo integraron el Cuerpo de Bomberos Voluntarios de Popayán, Bomberos Aeronáuticos, Policía Nacional, Ejército Nacional, el Centro Regulador de Urgencias y Coordinación de Emergencias en Salud, CRUE Cauca, la Fuerza Aérea Colombiana, la Defensa Civil, la Cruz Roja, la Alcaldía de Popayán y la Aerocivil.

Por su parte, Migración Colombia efectuó los respectivos trámites de los peruanos que salieron por Popayán. Entre tanto, los conductores y los buses, en los que viajaban los peruanos, debieron permanecer en la Panamericana durante 11 días, hasta cuando finalizó el paro.

Balance de pérdidas
Según información recabada por el periódico La Campana, el paro cafetero causó grave perjuicio a los diversos sectores económicos y sociales, con pérdidas económicas cuantiosas, que aún no se han totalizado, amén de los problemas de salud que se suscitaron y los gastos en que se debió incurrir, como fue el caso de una funcionaria del Sena, para quien venían unas plaquetas que los protestantes, atrincherados en Mondomo, no dejaron pasar, por lo que se hizo necesario que una avioneta ambulancia llevara a la paciente a Cali. La factura por ese servicio supera los $11 millones que tendrá que pagar el Sena- Cauca.

La Cámara de Comercio del Cauca aplica encuestas a diferentes actividades comerciales, empresariales y de servicios, con resultados preocupantes.

Según sondeo a 28 tiendas, de las 727 registradas, las ventas disminuyeron en 60% y en promedio cada una perdió $1’200.000. Es decir, que las pérdidas totales de esos micronegocios, serían de $ 872.400.000. Similar situación se presenta con las peluquerías. Según la encuesta que se está aplicando a 40 industrias (de alimentos, textiles, confección, cuero, madera, impresión y plásticos) en promedio disminuyeron en ventas el 50%. Por empresa las pérdidas en dinero son de $259’050.000.

Los 12 hoteles afiliados a Cotelco, tuvieron una ocupación del 1% durante el paro. Las pérdidas económicas se calculan en $ 360’000.000. Antes del paro, para la temporada de Semana Santa, las reservas formales eran del 80% en cada uno de los hoteles del capítulo, y a raíz de esa situación se canceló el 40%. La baja ocupación obligó a suspender personal.
• Los afiliados a Acodres, registran pérdidas por valor de $150’000.000
• Smurfit Cartón de Colombia, debió almacenar 3.500 toneladas de madera, insumo para la fabricación de pulpa de papel. Esa empresa dejó de cortar 1.000 toneladas día. Durante los 11 días la producción se paró.
• Los supermercados Éxito, Carrefour y Olímpica, dejaron de vender $2.000 millones y tuvieron costos adicionales por transporte aéreo de comida.
• Empaques del Cauca, empresa que atraviesa por grave crisis económica, incumplió con despachos de sus productos y cerca de 290 trabajadores cesaron labores durante 11 días.
• Alpina dejó de recoger 700.000 litros de leche en los municipios de la meseta de Popayán. Tampoco pudo acopiar 80.000 litros diarios en Nariño, que procesa en la planta de Popayán.
• Entre Alquería y Alival-Indulcolsa, dejaron de recoger 40.000 litros diarios.
• Los productores de leche de la cordillera (Coconuco, Gabriel López, Silvia y Paispamba), perdieron alrededor de 40.000 litros diarios.
• En Popayán se dejaron de vender 35.000 galones diarios de combustible.
• No pudieron entrar a Popayán 55 toneladas de piña, procedentes del norte del Cauca.
• Pollos Conquistador perdió cerca de $320 millones, el mayor porcentaje de mortalidad fue de pollos, que llegó hasta un 38%, y tuvo que sacrificar a más de 45 mil gallinas ponedoras.

Y mientras tanto….
En medio del bloqueo que sitió a Popayán y provocó la quiebra de todo el mundo, el contralor del Departamento del Cauca, se paseaba de emisora en emisora hablando de los hallazgos en el contrato que firmaron hace 23 años la Gobernación del Cauca y Comfacauca, para la administración de la Villa Olímpica.

Por su parte la Asamblea del Departamento preparaba el “control político”, que efectuó el 11 de marzo, y que quedó, en lo que simplemente se debe hacer: Que la oficina jurídica de la gobernación revise esa contratación, y si es del caso la atempere a las nuevas leyes.

El arrendatario lo único que tiene que hacer, es cumplir con lo pactado, que lo ha hecho con creces. ¿Era más importante ese “control político”, que el problema que enfrentaba el Cauca? La opinión pública es suspicaz, señores diputados.

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