Un colombiano es 62% menos productivo que el habitante promedio de los países de la OCDE
Enséñele a su cerebro a no dejar para mañana lo que puede hacer hoy.
El más reciente informe de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) sobre economía colombiana, dejó en evidencia que los niveles de productividad laboral en el país se encuentran estancados. Y, aunque sus orígenes son múltiples, la procrastinación es uno de los que más afecta la eficiencia en el trabajo o actividades de los colombianos.
“Dejarlo para más tarde”, “hacerlo mañana con más calma” o “en cinco minutos lo hago”, son expresiones recurrentes de un hábito nocivo que afecta al cerebro a largo plazo tanto como una mala alimentación.
Según la OCDE, mientras sus países miembros producen en promedio US$ 100.000 por empleado, Colombia se limita a producir solo US$ 38.000 por empleado. En otras palabras, un colombiano es 62% menos productivo que el habitante promedio de los países de la OCDE.
“Procrastinar es común entre personas impulsivas, perfeccionistas y preocupadas en exceso por cumplir las expectativas que los otros tienen de ellas”, explica Ana María Reyes, directora clínica de la Fundación Syncronía y especialista en neurociencias cognitivas.
“Si bien los momentos de mayor creatividad tienden a aparecer en momentos de distensión, procrastinar en exceso disminuye nuestra función ejecutiva; es decir, las habilidades relacionadas con acción, organización, planificación, adaptación al cambio o memoria online”, agrega Reyes.
¿Qué hacer para dejar de procrastinar?
El cerebro funciona como un lienzo donde cada uno decide qué pintar en él. Estas son algunas recomendaciones para deconstruir este hábito y aportar al crecimiento de la productividad, no solo del país, sino de cada persona o trabajador:
1. Analice por qué evita ejecutar la acción en cuestión; qué es lo que le da pereza o le parece complicado y por qué. Cuando el cerebro no sabe cómo hacer una tarea, este la evitará. Al no entenderla o sentir que es muy difícil, el cerebro procrastinará naturalmente. Así que no se engañe, asuma la responsabilidad y resuelva estas preguntas.
2. Cualquier tarea es mucho más fácil si se subdivide y ejecuta en partes. Convierta la gran tarea en pequeñas acciones, pues el cerebro disfruta lograr metas simples que sumadas se convierten en metas más complejas. Para que la función ejecutiva se desarrolle, basta con cumplir acciones ordenadas que construyen el camino de un objetivo mayor. En vez de decirse, “voy a ir al gimnasio”; comience por adquirir la ropa y los accesorios deportivos que lo motivan a hacerlo.
3. Practique técnicas de atención plena o entrenamiento cerebral. La atención es el timón del cerebro y es responsable de que las diferentes áreas se comuniquen de forma armónica y eficiente. Un cerebro sin atención no planea, no toma decisiones, no ejecuta… así que meditar o hacer neurofeedback son técnicas no invasivas que aumentan la capacidad atencional y cuyos beneficios son ampliamente divulgados por la ciencia.
4. Identifique el origen biológico de su procrastinación. Hoy podemos conocer y entender el funcionamiento de nuestro cerebro en vivo y en directo. Haciéndose un mapeo cerebral, determinará el área de su cerebro que determina esta conducta y cómo puede estar asociada a exceso de ansiedad, dificultades de atención o a la falta de motivación, entre otras.
5. No se castigue y no pierda de vista el objetivo. Diferentes investigaciones indican que las personas que se perdonan por procrastinar tienden a no volverlo a hacer en su próxima tarea. Lo importante es no perder de vista el objetivo que está persiguiendo al completar esa tarea “aburrida” o los resultados positivos que tendrá llevarla a buen puerto.
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