Balance de la implementación del Acuerdo de Paz en un contexto complejo

Por en octubre 21, 2019

Por Jairo Hernán Ortiz Ocampo (*)

El viernes pasado en la Universidad del Cauca se realizó el primer balance de la implementación del Acuerdo de Paz, a tres años de su firma. En dicho balance participaron Morena Mori de la ONU, Rodrigo Londoño (Timochenko) y los profesores del programa de Ciencia Política, Jairo Hernán Ortiz Ocampo y Carlos Ortega. El texto a continuación hace parte de la introducción al balance, realizado por el profesor Jairo Hernán Ortiz Ocampo.

Esa manía de culpar siempre a las víctimas, lo que esconde es la causa de nuestros problemas y la poca sensibilidad política para solucionarlos.

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Esto ha hecho que se coloque un velo sobre la precaria condición social, económica y política del país y del Departamento del Cauca, en particular.

La resistencia a implementar el acuerdo de paz, de una vez por todas, evidencia, cada vez más y de una manera más cruda, el gran problema estructural de Colombia.

Se dice: “Las comunidades indígenas, campesinas y afro son las más grandes concentradoras de tierras del país y además, para colmo, no las ponen a producir”.

Pero la realidad es otra: la problemática de las tierras en Colombia es dramática, más del 70% de los predios ocupan el 2% del territorio nacional y tienen menos de 5 hectáreas. Mientras el 2% de los predios ocupan el 73% del territorio y está calculado en más de 1.000.000 de hectáreas.

Esto significa que la tierra en Colombia está concentrada en pocas manos y/o pocos son dueños de casi todo el país.

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No es casualidad que Colombia esté en el primer lugar con la peor distribución de tierras en América Latina.

Ya de por sí, es un problema grave que hay que resolver, pero a este problema se le une otro igualmente grave. Es decir, las tierras no solamente están muy mal distribuidas, sino que se le han dado un uso inadecuado.

Se utiliza para la agricultura menos del 20% de las tierras y el 80% se le da otro uso. Solamente el 1.4% de hectáreas es utilizado para el cultivo de alimentos. La vocación del suelo para el negocio de la ganadería es de 15 millones de hectáreas y son utilizadas 34.4 millones de hectáreas. Para la agricultura 22 millones y son utilizadas 8.5 millones de hectáreas.

Tal es la sobreutilización de las tierras en ganadería, que cerca de un millón de campesinos tienen unidades agrícolas por menos de 1.6 hectáreas. La tierra en la que en promedio vive una vaca en Colombia. Las vacas ocupan más tierras que los campesinos e indígenas juntos.

Es en este contexto en el que se debate la necesidad de la implementación del acuerdo de paz., firmado hace tres años. Sin lugar a dudas, su implementación es necesaria, sobre todo en regiones que han sido más afectadas por el conflicto armado interno. Pero también es necesario que reflexionemos sobre las causas estructurales que han generado las múltiples violencias en el país y en los problemas principales que hay que resolver: concentración y uso de la tierra, la pobreza y/o desigualdad (Colombia ocupa el puesto octavo en el mundo y el segundo en América Latina, con índices más altos en desigualdad).

Para avanzar en una paz sostenible y duradera, se debe pensar en una reforma agraria integral, cambiar el modelo de desarrollo que es altamente inequitativo y excluyente, que le ha dado la espalda a los sectores rurales del país; cambiar la política antidrogas, una política de drogas que censura y descalifica a los Estados productores, pero pasa por alto a los Estados consumidores. Se debe dar el paso hacia la legalización. Hay que decir que la lucha más eficaz contra las drogas es su legalización y la peor lucha es la prohibición.

En consecuencia, es en este contexto en el que debemos evidenciar la relevancia de la implementación de los acuerdos de paz.

(*) Profesor de Ciencia Política

Universidad del Cauca

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