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Los precios abusivos

Por Redacción en abril 4, 2019

Opinión por: Jairo Hernán Ortíz Ocampo (*)

“En verano de 2004 el huracán Charley salía con toda su violencia del golfo de México para acabar en el Atlántico, y de paso asolaba Florida. Murieron veintidós personas; los daños ascendieron a 11.000 millones de dólares».

Así comienza un texto de Michel Sandel titulado “Justicia”, para referirse a un caso en donde se presenta el debate acerca de los “precios abusivos”. Entiéndase como precios abusivos a las subidas especulativas de precios.

Después del desastre que dejó el huracán, sigue relatando Sandel, se vendían a diez dólares las bolsas de hielo que antes costaban dos dólares. Como no había energía eléctrica para las neveras o el aire acondicionado, a muchos no les quedó otro remedio que pagar. Los árboles derribados aumentaron la demanda de motosierras y reparaciones de tejados. Por retirar dos árboles del tejado de una casa se pidieron 23.000 dólares. Las tiendas que vendían pequeños generadores domésticos de electricidad por 250 dólares pedían ahora 2.000. Muchas de las casas quedaron en mal estado y los afectados prefirieron ir a un hotel, pero las habitaciones que normalmente costaban 40 dólares subieron a 160 dólares.

Muchos se indignaron por esos precios “hinchados”. “Tras la tormenta, los buitres”, decía un titular en uno de los periódicos. Hubo indignación entre los afectados y afirmaban que “está mal que haya personas que quieran aprovecharse de las penalidades y desgracias de otros”.

Tras el huracán, la oficina del fiscal general recibió más de dos mil quejas. Algunas llegaron a los tribunales, y con éxito. Una firma hotelera tuvo que pagar 700.000 dólares en multas y en devoluciones a clientes a los que había cobrado de más.

Situación similar se viene presentando tras el bloqueo en la vías del suroccidente del país, ya que se ha generado una gran ola de precios abusivos justificados, se dice, por las circunstancias del mercado.

Los precios altos en los tiquetes de avión, gasolina, transporte público, comida y víveres en general, no tienen nada de injusto, dicen, ya que solo reflejan el valor que compradores y vendedores deciden darles a las cosas que se intercambian.

El bloqueo de las vías no solo ha evidenciado el abandono histórico del Estado, sino la ausencia e indolencia del actual gobierno para proteger el interés general de las comunidades y no el particular del mercado. De hacer valer las leyes que prohíben las subidas especulativas de los precios. Por el contrario, lo que vemos es que se continúa en la línea de quienes sostienen que no es abusivo subir los precios si la demanda lo permite.

No está mal que los vendedores de bienes y servicios saquen partido de la situación social, política y económica del suroccidente del país, parecería decir la vicepresidenta (Martha Lucía Ramírez), por indolencia o por desconocimiento, que agradeció a la aerolínea Avianca por aumentar el número de vuelos hacia Popayán y Pasto, dijo: “Mil gracias Avianca por su esfuerzo en 37 vuelos con 2000 sillas adicionales hacia Popayán y Pasto para enfrenar las incomodidades ocasionadas al país por cuenta de quienes montaron toda esa operación de bloqueo a la vía panamericana”.

No solo reduce con “incomodidades” la problemática crítica del suroccidente del país, sino que desconoce la grave especulación de los precios. Con el bloqueo un tiquete aéreo Popayán-Bogotá-Popayán, cuesta 2 millones de pesos, antes del bloqueo la misma ruta costaba 700 mil pesos. La ruta Popayán-Cali-Popayán operada por la aerolínea Easyfly, 160 mil pesos y operada por la compañía Avianca 1 millón de pesos.

Cuando será que los gobernares de este país entienden que los desastres económicos, sociales y políticos de los departamentos no son naturales, que son el resultado de las decisiones que han tomado y siguen tomando, y que en vez de generar desarrollo producen pobreza. El país necesita una nueva generación de gobernantes que dignifiquen la idea de la política.

(*) Profesor Programa de Ciencia Política
Universidad del Cauca

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