Los problemas del Cauca no son los bloqueos (II)
Opinión por: Jairo Hernán Ortíz Ocampo (*)
Esa manía de culpar siempre a las víctimas, lo que esconde es la causa de nuestros problemas y la poca sensibilidad política para solucionarlos. ¿Por qué tanta indignación por los bloqueos en las vías y por qué no rechazamos con la misma contundencia la pobreza, la desigualdad, la violencia y el atraso del Departamento del Cauca?
Esa indignación de pocos, que se muestra como clamor de todos, coloca un velo sobre la precaria condición social, económica y política del país y del Departamento del Cauca, en particular.
La indignación se convierte en una resistencia que es contraria a la reacción que busca ver de frente nuestra realidad, sus causas, los intereses en juego y contrarrestar el fatalismo de que “nada se puede cambiar”. Reacción que fortalece la sensibilidad política.
La resistencia que lleva a la indignación por los bloqueos en las vías ha exteriorizado de una manera más cruda las problemáticas sociales, pero éstas son utilizadas de manera inversa para deslegitimar la protesta social.
Se dice: Las comunidades indígenas y campesinas son los grandes concentradores de tierras del país y además no las ponen a producir. La realidad es otra
La problemática de las tierras en Colombia es dramática, más del 70% de los predios ocupan el 2% del territorio nacional y tienen menos de cinco hectáreas; mientras el 2% de los predios ocupan el 73% del territorio y está calculado en más de 1.000 hectáreas.
Esto significa que la tierra en Colombia está concentrada en pocas manos y/o pocos son dueños de casi todo el país. Por ello no es casual que Colombia esté en el primer lugar con la peor distribución de tierras en América Latina.
La tierra no solamente está muy mal distribuida, sino que se le está dando un uso inadecuado: se utiliza para la agricultura menos del 20% de las tierras y el 80% se le da otro uso. Solamente el 1.4% de hectáreas es utilizado para el cultivo de alimentos para uso interno. La vocación del suelo para el negocio de la ganadería es de 15 millones de hectáreas y son utilizadas 34.4 millones. Para la agricultura 22 millones y son utilizadas 8.5 millones de hectáreas.
Tal es la sobreutilización de las tierras en ganadería, que cerca de un millón de campesinos tiene unidades agrícolas por menos 1.6 hectáreas, la tierra en la que en promedio vive una vaca en Colombia. Las vacas ocupan más tierras que los campesinos e indígenas juntos. Tampoco debemos obviar que dicha actividad es una de las que peor trata al medio ambiente.
El problema no son los bloqueos de la vías, los problemas estructurales del país y del Cauca, en particular, son la concentración y uso de las tierras en pocas manos, los índices altos de pobreza y la desigualdad (Colombia ocupa el puesto octavo en el mundo y el segundo en América Latina). Índices que reflejan las dificultades para acceder al disfrute de derechos fundamentales que conllevan a la dignidad humana: salud, educación, vivienda, servicios públicos, trabajo, inclusión social.
Frente a este panorama el Gobierno no puede quedarse en el falso dualismo: desbloqueo-diálogo. Debe transcender hacia el diseño e implementación de políticas sociales y de los acuerdos que ataquen las causas de los problemas más relevantes del país. Tampoco se debe obviar el nuevo panorama de la política global, en donde los cambios se están produciendo desde la base, desde los movimientos sociales (de la base hacia arriba) y no como se habían producido (de arriba hacia la base social). Colombia no será la excepción.
(*) Profesor Programa de Ciencia Política
Universidad del Cauca
jhernanortiz@unicauca.eud.co
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