El ex presidente Belisario Betancur

Por en diciembre 7, 2018

A través de comunicado, la Dirección Médica de la Fundación Santa Fe de Bogotá, informó sobre el deceso del ex presidente colombiano Belisario Betancur Cuartas.

Según el centro médico, el ex mandatario murió a las 2:32 p.m. de este 7 de diciembre de 2018. Había nacido el 4 de febrero de 1923 en el Municipio de Amagá, Antioquia, en una humilde familia paisa.

Cursó su bachillerato en el colegio de la Universidad Pontificia Bolivariana en Medellín, luego se graduó en Derecho y Economía en esa misma institución, en la que dejó una gran huella. Hace 15 años le hizo una donación de joyas bibliográficas y a partir de ahí, cada año, seguía donando un buen número de libros. Con la primera donación se abrió en la UPB una sala que lleva el nombre del expresidente. En el 2016 asistió a su alma máter al lanzamiento del libro “Joyas Facsimilares”, que recoge toda su donación.

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Fue diputado a la Asamblea de Antioquia, representante a la Cámara, miembro de la Asamblea Nacional Constitucional (1953 y 1957) convocada por el general Gustavo Rojas Pinilla; ministro de Trabajo en el gobierno del payanés Guillermo León Valencia; embajador en España y en los Países Árabes. Cuatro veces candidato presidencial y, finalmente, se impuso en las urnas para el período 1982-1986, a nombre del partido conservador. Al dejar la presidencia se dedicó a la literatura, a las artes y de manera especial a la poesía, abandonando la política activa.

En 1945 contrajo matrimonio con Rosa Helena Álvarez, fallecida en 1998 y con quien tuvo tres hijos: Beatriz, Diego y María Clara. En el año 2000 volvió a contraer nupcias por lo católico con la artista venezolana Dalita Navarro, con quien se dedicó por completo a la actividad cultural.

1544231552581_Foto 1“Joyas Facsimilares”, recoge la donación que el ex presidente Belisario Betancur le hizo a la Universidad Pontificia Bolivariana.

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 A los seis meses de iniciado su gobierno le correspondió enfrentar la primera tragedia de su período presidencial, como fue el terremoto de Popayán, ocurrido el 31 de marzo de 1983. A eso de las 10:30 de la mañana, en medio del desastre, comenzó a volar sobre la capital del Cauca el avión presidencial que, en arriesgado aterrizaje, porque la pista del aeropuerto Guillermo León Valencia se había averiado, el piloto logró esa hazaña. Ya en tierra, el presidente Betancur se reunió con la entonces gobernadora del Cauca, Amalia Grueso de Salazar; con el alcalde de Popayán, Luis Guillermo Salazar y sus respectivos equipos de gobierno y altos funcionarios del Estado, con quienes acordó las primeras medidas de emergencia. Mostró su dolor por Popayán, ciudad a la que le tenía gran aprecio, al recorrer el sector histórico en ruinas.

En ese mismo año recibió el premio Príncipe de Asturias por su labor en la cooperación Iberoamericana.

Pero, como en todos los mandatos presidenciales de Colombia las tragedias, naturales o provocadas por los violentos, siempre surgen, tuvo que afrontar la más dura. Entre el 6 y 7 de noviembre de 1985, ante la perplejidad del país y del mundo, a sangre y fuego un comando del grupo guerrillero M-19 se tomó el Palacio de Justicia, con apoyo del dinero del narcotraficante Pablo Escobar, y secuestró a magistrados de la Corte Suprema de Justicia y del Consejo de Estado, varios de ellos murieron. Ante esa situación, el presidente Betancur ordenó la retoma de la sede de la justicia colombiana, tragedia de la que aún hay mucho por investigar. Este triste episodio que pesó siempre sobre él, quizás lo hizo retirar de la vida pública, en la que intervenía muy esporádicamente.

Una semana después, el 13 de noviembre de 1985, surgió una nueva tragedia, como fue la erupción del volcán Nevado del Ruiz y la avalancha del río Lagunilla que desapareció la población de Armero, en el Departamento del Tolima que, según se dice, perdieron la vida aproximadamente 31. 000 personas.

Muchos aspectos se recordarán de su obra de gobierno, pero, especialmente, que desde el inicio de su gestión como jefe del Estado, se empeñó en iniciar un proceso de paz y hacer una reforma política para facilitar los diálogos con las guerrillas de las FARC, del M-19, del ELN y con otros grupos al margen de la Ley para llegar a una solución negociada del conflicto bélico. Con este objetivo impulsó un proyecto de amnistía ante el Congreso, el cual se convirtió en Ley a finales de 1982. A pesar de la firma del Acuerdo de la Uribe, suscrita por una comisión de Diálogo y Verificación en representación del Gobierno, y por el Estado Mayor de las FARC-EP, y de que esa guerrilla ordenara el 28 de marzo de 1984 el cese al fuego de sus 27 frentes, y el Gobierno Betancur también ordenara una tregua, el pacto no se cumplió, porque no contempló la entrega de armas por parte de las FARC. Sin embargo, al presidente Betancur siempre se le reconoció el gran esfuerzo que hizo por la paz de Colombia.

Hoy el país le rinde un tributo al estadista, al político, al presidente que en sus alocuciones televisivas le hablaba al colombiano común en lenguaje sencillo, con afecto, como buen paisa. Pero, ante todo, se recordará como el gran humanista que fue.

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