Francisco José de Caldas y la búsqueda del bien común: un referente familiar y universal

Por en octubre 2, 2018

El proceso de investigación sobre la vida y obra del Sabio comenzó con un gran acopio de materiales publicados.

Por: Arq. Diego Caldas Varona

Durante esos tiempos maravillosos de la niñez y comienzos de la adolescencia, que para mí acontecieron en la ciudad Popayán, mi padre mencionaba con frecuencia y ponía de ejemplo, tanto a mi hermano como a mí, a un personaje local que había sido destacado y estudioso, tenía el mismo apellido nuestro, Caldas, y resultó ser un pariente. Ni mi hermano ni yo dábamos mucha importancia a esas historias del padre que, con frecuencia, terminaban en una amonestación apoyada con una mano en el aire y el dedo índice hacia arriba: “Ustedes tienen que ser excelentes estudiantes y muy buenos ciudadanos”. A mi hermano y a mí nos parecía un poco aburrido ese discurso, ya que lo que más nos interesaba en aquel momento era jugar fútbol,  ir de pesca con los amigos y pasar las vacaciones en el campo con todos los primos; era una vida feliz.

PUBLICIDAD

Décadas después cayó en mi mano una carta antigua, bellamente preservada, una reliquia escrita en caligrafía de otra época con fecha de 1806.  Había sido escrita por Francisco José de Caldas, desde Santafé de Bogotá, a su amigo Antonio Arboleda, en Popayán. En ella contaba, entre otras cuestiones, la satisfacción que había sentido al ser presentado ante el virrey de la Nueva Granada, Amar y Borbón, como director del nuevo Observatorio Astronómico de San Carlos, primer observatorio astronómico del continente americano. Esa vetusta carta proyectaba un aura de misterio, antigüedad y carácter.

Días después de la carta, recibí por correo una copia del libro titulado “Cartas de Caldas”, edición de 1917. El libro tenía entonces 75 años de haber sido publicado y me lo enviaba mi hermano como regalo. La lectura de esas “Cartas de Caldas” abrió para mí la puerta hacia el universo de un personaje interesantísimo que relata de forma escrupulosa y detallada sus aventuras. Eran aventuras reales, no de ficción, en un territorio grande que formaba parte de la corona española, desconocido en su mayoría. Quedé sorprendido al leer que, casi dos siglos después de su época, muchas de las ideas y conceptos que Caldas presentaba en sus escritos, eran aún vigentes y benéficos para la sociedad actual. Decidí entonces estudiar más a fondo al personaje-pariente sobre quien quedaba muy claro que tenía una voluntad férrea hacia la adquisición y difusión del conocimiento científico, y que expresaba voluntad de comprometerse con proyectos monumentales para el beneficio de la administración pública y las comunidades del virreinato.

El personaje recorrió a caballo, durante años, los territorios de la Nueva Granada, tanto en proyectos de investigación como en viajes comerciales. Era una época en la que la gente escasamente viajaba. Caldas, con su grupo de amigos y parientes cercanos, un buen número de ellos de ascendencia gallega, se atreven a practicar las ciencias naturales y las ciencias exactas durante una época en la cual estas no eran una ocupación decorosa a los ojos de la sociedad; proponen proyectos para el bien común como el conocimiento, inventario  y aprovechamiento del territorio, el mejoramiento de los caminos, el manejo sostenible de los recursos naturales, trabajando para crear una sociedad más educada y más justa. Años después, cuando llega a Santafé de Bogotá, escribe memorias sobre lo que ha observado, llegando a conclusiones acerca de las posibilidades que existen para el mejor desarrollo del territorio, dándolas a conocer en sus escritos.

Esa actitud y esa búsqueda de proyectos para el bien común de las comunidades, me estimuló a indagar más sobre su vida, su obra y sus orígenes, lo que me condujo años después a viajar a España, conocer y reconocer a Galicia, tierra y cultura ancestral de D. Joseph de Caldas, padre de Francisco José y de todos los que descendemos de esa numerosa familia de 15 hijos.

Foto 1 museo BogotáLa casa en donde vivió el sabio Francisco José de Caldas, en Santafé de Bogotá, fue restaurada como monumento nacional y en ella se preserva y difunde su legado.

Años de investigación personal sobre Francisco José de Caldas

El proceso de investigación sobre la vida y obra del Sabio comenzó con un gran acopio de materiales publicados; luego con la lectura y escrutinio de ellos. Afortunadamente, muchos académicos e investigadores de las ciencias habían dedicado tiempo y esfuerzo a estudiar y publicar sobre la obra de Caldas; esto facilitó la tarea. Cuanta más lectura, más interés y curiosidad se suscitaba en mí. Los temas eran muy variados: astronomía, botánica, cartografía, geografía, periodismo científico. El siguiente paso fue más complejo: seguir la huella de sus viajes en las diferentes épocas por los territorios que recorrió en la Nueva Granada, tomando fotos e investigando las referencias consignadas en sus cartas y memorias. Este proceso logró brindar un concepto visual de lo visto por Caldas en su época, que ayudó a comprender mejor su entusiasmo descriptivo de un territorio hermoso, rico y, al mismo tiempo, de una escala apabullante; todo ello brindó para un futuro las referencias para ambientaciones en las salas y espacios del museo que se instaló años más tarde.

La pesquisa requirió visitar muchas bibliotecas, archivos históricos y museos en Colombia, Ecuador y España; después en Estados Unidos, donde se encuentran algunas cartas, memorias y diseños de Francisco José de Caldas. Finalmente, la búsqueda me condujo a procurar archivos privados de antiguas familias en Popayán y Bogotá.

De ese proceso de investigación pude deducir qué circunstancias en la vida de Caldas, en una época llena de transformaciones, lo llevan a experimentar virajes drásticos en la aplicación de sus talentos y de su gran capacidad de trabajo, comenzando por su admiración y estudio de la naturaleza exuberante de los Andes, que le permitieron formar parte de la Expedición Botánica; a transformarse en un competente astrónomo de posición para poder realizar y promover los estudios geográficos del territorio; a interactuar con ilustres naturalistas americanos y europeos; y, hacia el final de su vida, en el momento en que el mundo occidental y la corona española experimentaban cambios drásticos y fundamentales, a convertirse en ingeniero militar y defensor de la causa por la independencia de la Nueva Granada.

Su abundante correspondencia, memorias, publicaciones y estudios científicos brindan la oportunidad de apreciar toda una historia apasionante que testimonia las realidades  de la Nueva Granada en esa época, y permite entrever su transformación, la de sus amigos, colaboradores y la de su territorio.

La necesidad de difundir información detallada sobre los territorios y las potencialidades que estos ofrecen, lo conducen a emprender un proyecto con su grupo de amigos ilustrados: la publicación del Semanario del Nuevo Reyno de Granada, primer periódico de carácter científico en el continente americano y órgano de difusión de conocimientos útiles para los ciudadanos del virreinato. Más que nunca, Caldas está convencido de que los neogranadinos deben participar decididamente en el desarrollo del virreinato, valorando el potencial que el territorio tiene para garantizar el progreso y la prosperidad de sus habitantes.

Su conocimiento de la Nueva Granada proviene de ese contacto directo con las comunidades a lo largo de sus viajes, y lo llevan a concluir y proponer que, para lograr el progreso tan anhelado, es necesario que las comunidades neogranadinas asuman con responsabilidad colectiva tanto el manejo político, como el de la economía y la educación, mediante esas herramientas adecuadas que brindan las ciencias.

Sospecho que esa manera de pensar fue influenciada por las prácticas y criterios de su padre, como administrador de un territorio importante en la Nueva Granada y quien había tenido una formación previa en Galicia.

La obra de Caldas es un testimonio de su gran dimensión humana en medio de un mundo en transformación, que planteaba serios desafíos a toda una generación de intelectuales y científicos que optan por trabajar el firme propósito de empoderar y fortalecer a las comunidades locales con conocimientos prácticos.

Foto 2 Patio-central

PUBLICIDAD

La concepción de la Casa Museo Caldas de Bogotá

En 1999 comencé a promover un proyecto para visualizar mejor la obra de Caldas y, si fuese posible, ubicarla bajo un mismo techo, posiblemente en el contexto de un Museo. Pensaba que nada mejor que devolverla a la misma casa donde él vivió en Santafé de Bogotá, sector de la ciudad que fue cuna de la Ilustración en la Nueva Granada. La casa había sido restaurada como monumento nacional y, por coincidencia en el tiempo, el Cuerpo de Ingenieros Militares de Colombia también deseaba organizar un museo para preservar y difundir el legado de Caldas.

A través de esos catorce años de investigación obtuve un acopio en forma facsimilar y digital de su cuantioso universo de ideas, proyectos, cartografías, publicaciones, memorias, dibujos, experimentos y diseños, cuyos originales se encuentran esparcidos por diferentes instituciones y archivos en América y Europa. Se creó también un registro de la ubicación de los originales de esos trabajos. Sabíamos con exactitud dónde estuvo Caldas y cuándo; por qué lugares pasó y a qué personas escribió; el contenido de esas cartas y la naturaleza de sus proyectos.

Aunque teníamos a mano una buena parte del universo de su trabajo, la colección de objetos pertenecientes a Francisco José de Caldas, o directamente relacionados con él, era muy modesta. El diseño museográfico tendría que ser recursivo y creativo para poder contar la historia de una vida dedicada al trabajo infatigable y al compromiso con el territorio; destacando su perseverancia, su esfuerzo personal y esa inagotable afición a la búsqueda del conocimiento que consideraba valioso e importante comunicar.

Me pareció lo más apropiado que él mismo fuera quien relatara su historia con textos extraídos de sus cartas, memorias y publicaciones. Esta estrategia de comunicación queda evidenciada especialmente en el recorrido de la primera sala, que está dedicada a su vida y obra de manera cronológica, y esa estrategia se volverá a utilizar para la producción de videos cuyos guiones se basan directamente en sus textos.

El tratamiento y diseño museográfico que se llevó a cabo va más allá de una organización estéticamente satisfactoria de exhibiciones con elementos museográficos en los diferentes planos y espacios; se buscó crear un espacio único en el que confluyen el espíritu de un individuo excepcional, su vida y su obra, dejando a un lado parámetros museológicos rígidos y abrazando una museografía más interactiva, participativa y audaz.

SONY DSC

El Sabio Caldas, un referente universal para la sociedad actual

Hoy en día, la figura de Caldas es un ejemplo novedoso y atrayente para la juventud. En círculos académicos contemporáneos, Caldas es considerado como un investigador visionario y moderno por su metodología para medir, analizar, clasificar y cuantificar. Su cartografía va más allá de una forma estética, y se eleva a nivel de lo conceptual en el ámbito científico y geopolítico, lo que lo confirma como un investigador claramente innovador.

Caldas merece una proyección más universal, especialmente en estos tiempos en que se requiere prestar mayor atención a la dimensión cultural de nuestras comunidades, cuando la educación está siendo dinamizada por los mecanismos de la globalización con todas sus implicaciones y desafíos.

Ese valor del “bien común”, que tanto asocia en sus escritos al “bienestar del hombre”, es un enfoque fundamental de tantos principios reunidos en la corta vida de un mismo personaje y constituyen una firme estructura ejemplar.

Para finalizar este testimonio personal, deseo mencionar cinco valores fundamentales que Caldas practicaba y que pueden ser útiles y relevantes para nuestra juventud y nuestras comunidades:

– Practicar la reflexión…

– Ser cultivadores de la curiosidad, el estudio y la investigación…

– Tener honor, que es la honestidad moral del alma y de una conciencia limpia…

– Tener valor y ser persistentes en la superación de las dificultades…

– Tener generosidad de espíritu, que es tener la voluntad de actuar desinteresadamente para

 el beneficio de los demás y de la comunidad.

 

You must be logged in to post a comment Login

Leave a Reply